Mientras en Chihuahua le “regatea” y parece que hasta obstaculiza la agenda de María Eugenia Campos para la transición del Gobierno, el gobernador Javier Corral presume también de la buena sintonía con Andrés Manuel López Obrador, lo que para algunos panistas confirma la tendencia del mandatario estatal de jugar las cartas para su propio beneficio y, en este caso, para su futuro político. En Chihuahua, el PAN le tiene abierto todavía un expediente por apoyar a otros candidatos externos al partido e incluso hay voces que piden su expulsión, mientras que a nivel nacional ha fallado en encontrar los respaldos para buscar la dirigencia de partido; y quizá lo más delicado, la preocupación por las irregularidades que puedan surgir y por el manejo del caso César Duarte, todo lo cual se le podría revertir. Parece que Corral necesita todos los potenciales aliados que pueda de aquí al fin de su mandato. La pregunta es: ¿a cambio de qué?
¿Cuándo es suficiente?
El subsecretario Hugo López-Gatell ya terminó por caer de la gracia de casi todos los actores políticos, tanto de la oposición como de Morena, menos, al parecer, de quien realmente importa: el inquilino de Palacio Nacional. Nos dicen, que en su más reciente polémica, cuando relacionó el movimiento de los padres de niños con cáncer con el golpismo, el funcionario sí se fue por la libre, quizá, por sentirse ampliamente protegido. Por si ya no se acordaban de él, estas declaraciones en una entrevista reavivaron las exigencias para que renuncie, e incluso para que sea hasta procesado por el mal manejo de la pandemia o por la falta de medicamentos oncológicos. López-Gatell ha sido mencionado como posible candidato para llegar al IMSS, al ISSSTE o al Insabi, pero quién sabe si con tanta polémica no haya terminado por cerrarse las puertas.