Sacudida al gabinete

Quienes vivieron de cerca las últimas horas del jaloneo para la designación del gabinete del nuevo gobierno, comentan que fueron de alta tensión. 

En la mañana del viernes a Enrique Peña Nieto se le aparecieron todo tipo de ángeles y demonios, que hicieron que la hora del anuncio de los integrantes del gabinete se pospusiera una y otra vez, y finalmente se adelantara. 

Al final las presiones fueron tantas que puede ser que ni el mismo presidente haya quedado satisfecho con algunas designaciones. Fue un frágil juego de equilibrios entre salinistas y zedillistas.

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Quienes vivieron de cerca las últimas horas del jaloneo para la designación del gabinete del nuevo gobierno, comentan que fueron de alta tensión. 

En la mañana del viernes a Enrique Peña Nieto se le aparecieron todo tipo de ángeles y demonios, que hicieron que la hora del anuncio de los integrantes del gabinete se pospusiera una y otra vez, y finalmente se adelantara. 

Al final las presiones fueron tantas que puede ser que ni el mismo presidente haya quedado satisfecho con algunas designaciones. Fue un frágil juego de equilibrios entre salinistas y zedillistas.

Lo bueno es que el que manda, aunque se equivoque puede volver a mandar. 

O como dijo alguna vez Eduardo Elizondo, ex gobernador de Nuevo León: “Me puedo equivocar en designar a mis colaboradores, pero seguro que no me equivocaré cuando corra a alguno de ellos”. 

Y es que entre los nombrameintos sorprendentes y que provocaron preocupación y desconcierto está el del Consejero Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos.

Y es que el ahora responsable de todo lo legal en Los Pinos es cuñado del tristemente célebre Luis Cárdenas Palomino. Sí, el hombre de todas las confianzas de Genaro García Luna.

Algunos habrían preferido en esa delicada posición a Felipe Solís Acero… y eso por citar tan solo un ejemplo. 

Muy salinizado

Por lo menos ocho de los llamados al primer círculo del gabinete que se anunció el viernes tienen sus raíces en el salinismo.

Incluyan a Luis Videgaray, en Hacienda; Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari, en Turismo; Enrique Martínez y Martínez,  en Agricultura; José Antonio Meade, en Relaciones Exteriores. 

Ni que decir de Francisco Rojas, CFE; Emilio Lozoya Austin, en Pemex; Alfonso Navarrete Prida, en Trabajo y Rosario Robles, en Sedesol. 

También llama la atención que en el gabinete hay seis exgobernadores, incluyendo al mismo Peña Nieto.

Y aunque no sean expertos en energía, ni en educación, ni en agricultura, tienen más experiencia en conspirar y mandar, que en obedecer. 

Apunten en la lista a los hidalguenses Miguel Ángel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam; al coahuilense Enrique Martínez y Martínez; al mexiquense Emilio Chuayffet y al quintanaroense Pedro Joaquín Coldwell.

El pacto del pacto

Por fin ayer se firmó el “Pacto por México”, con la participación de la presidenta interina del PRI, Cristina Díaz, el presidente del PAN, Gustavo Madero, y el presidente del PRD,  Jesús Zambrano. 

Un gran mérito si se toma en cuenta que es el primer gran acuerdo nacional en los últimos 12 años que es firmado por los dirigentes de los tres principales partidos políticos de México.

Un pacto que se viene trabajado desde hace semanas por el priista José Murat, el panista Santiago Creel y el perredista Jesús Ortega.

Lo único que faltará ver es si la inconformidad del secretario del PRD, Alejandro Camacho, y la rebeldía de los bejaranistas, se traduce en que a Los Chuchos se les ratifique o se les retire el control del partido del Sol Azteca.

A lo mejor se termina operando entre los perredistas un pacto del pacto.

Los vidrios rotos

No deja de ser extraño que si en seis años los miles y miles de opositores que se manifestaron en las avenidas no rompieron ni un solo cristal, el día de la toma de posesión de Peña Nieto broten grupos violentos que destrozan todo a su paso en el corazón de la ciudad de México.

Además de las sorprendentes bombas molotov y de los actos vandálicos, también fue sorprendente que por primera vez la Policía Federal disparara a los manifestantes con armas de fuego, aunque las balas supuestamente hayan sido de goma.

Y es que ya vimos que de goma, o de cobre, esas balas pueden matar. Por eso salen al aire las preguntas.

¿Quiénes quisieron o quieren comparar a Enrique Peña Nieto con la reencarnación de Gustavo Díaz Ordaz?

¿Serán acaso los mismos que pusieron contra la pared a Carlos Salinas con el montaje de la guerra de Chiapas?

¿O serían algunos de los que se fueron, que intentarán acreditar que desde el primer día el nuevo presidente viola los derechos humanos?

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