Primero hay que aclarar que los gigantes de Internet como Facebook y Google tienen problemas para adaptarse al mercado móvil.
Google nació hace 15 años, Facebook hace nueve. Ambas compañías fueron diseñadas para computadoras de escritorio. La complejidad de sus sistemas ha retrasado su éxito al mundo de los gadgets donde la simplicidad es la principal virtud de las aplicaciones exitosas.
Por ello Facebook desembolsó una fuerte cantidad de dinero para adquirir una compañía de 13 empleados como Instagram y Google gastó mucho en desarrollo de apps como Google Maps, donde uno de los principales beneficiarios es su competencia directa, Apple.
Twitter tiene una historia diferente. Es una compañía más joven, con tan solo siete años de vida. Nació como una idea nativa para el mundo móvil y así fue recibida. Se consolidó como la app social de preferencia para usuarios de dispositivos inteligentes y una de las principales herramientas de comunicación para líderes de opinión pública.
Vine, hermano menor de Twitter, aunque no es parte de su sistema principal, es una app para compartir en video momentos significativos de nuestra vida.
Utiliza hashtags y tiene un límite tan pragmático como los 140 caracteres: seis segundos por post o publicación.
Los contenidos, subidos por usuarios, crean un canal que podemos ver en páginas como vinepeek.com. Canales segmentados en categorías como #sports, #travel, #pets, #food, #fashion y #nature, entre otros.
Estas vías son perfectas para el consumo móvil y el corto periodo de atención del usuario actual de tecnología.
Pero con nuevos canales, llegan nuevas responsabilidades. El primer escándalo de Vine fue que algunos de los videos publicados eran pornográficos.
Hoy Twitter no tiene una política contra la publicación de pornografía, eso puede entenderse en un medio predominado por texto. Pero en Vine, esta laguna de reestricción puede convertirse en un problema.
Cabe recordar que la tecnología ha seguido un patrón en espiral ascendente: prensa, daguerrotipo, fonógrafo y cámara de cine. Del mismo modo texto, fotos, audio y video.
La misma tendencia se puede aplicar a Internet: Google/Wikipedia, Picasa/Flickr, iTunes y YouTube. Finalmente, la revolución móvil: Twitter, Instagram, Spotify y el cuarto será aquél que se posicione como el principal productor de video móvil, llenando un mercado enorme y vacío por años.
Cinemagram, Socialcam y Gifboom lo intentaron alcanzando un éxito mediano.
Twitter hace su gran apuesta al lanzar Vine, pues desarrollaron un producto que puede catapultar el video móvil de los usuarios más clavados o “early adopters” hacia las masas en seis segundos de vida.