Siempre he pensado que el fin del mundo existe y cada uno lo vive cuando se despide de este mundo; así de sencillo. Pero hoy me quiero referir a otro “fin del mundo” que no tiene que ver con la muerte sino con la renovación.
Días van y días vienen, las semanas igual y ya nos acercamos a poder decir que pasará lo mismo con los meses pues es el síndrome del encierro lo que nos hace creer que el tiempo transcurre de manera muy diferente a como lo habíamos conocido antes.
Muchas cosas han cambiado, lo están haciendo en este momento y esto no se detendrá pronto. Entre estas modificaciones está la laboral, donde más de dos tercios de la población tiene un empleo y vive de ser felizmente asalariado (o no siempre tan contento, pero con un ingreso que llega puntualmente al bolsillo)
Otros han emprendido el camino de la independencia. Por gusto, por necesidad o por moda, el caso es que tienen una actividad que les otorga ciertas ventajas en cuanto a ser “el propio jefe”, pero que también cuenta con sus muy grandes desventajas, principalmente la de no tener nómina que cobrar sino más bien que pagar.
Otros han emprendido el camino de la independencia. Por gusto, por necesidad o por moda, el caso es que tienen una actividad que les otorga ciertas ventajas en cuanto a ser “el propio jefe”, pero que también cuenta con sus muy grandes desventajas, principalmente la de no tener nómina que cobrar sino más bien que pagar.
Por otro lado, las personas y los pequeños empresarios, que en número suman millones en el mundo, caerán en cuenta de que ha sido un error la forma económica de vivir literalmente en las rodillas, es decir, que ni siquiera viven al día sino atrasados varias semanas o hasta meses por un endeudamiento pernicioso que no permite crecimiento. Esto quiere decir que la inmensa mayoría de gente, y me refiero a la de clase media no a la que por desgracia está en la pobreza, no tiene una reserva monetaria, aunque sea muy pequeñita; no saben lo que eso significa y cuando vienen las “vacas flacas” se encuentran en una situación tan vulnerable que verdaderamente no encuentran la salida.
Este es el panorama de corto plazo y aunque la frase está muy trillada es momento de reinventarse para cambiar el empleo por alguna actividad lucrativa que permita generar reservas y crear patrimonio. El fin del mundo ya llegó y de ti depende que mueras, financieramente hablando, junto con él o renazcas para generar estabilidad económica en tu futuro cercano.
Recuerda, “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.