Hoy más que nunca, la política cultural debe estar presente en nuestra cotidianidad, debe ser inclusiva y universal. Porque la cultura de México nos otorga a los mexicanos certezas para enfrentar la vida.
Esta semana el Frente Promuseos con poco más de 3 mil 500 firmantes, entre los que figuran Elena Poniatowska, Cándida Fernández, Vicente Rojo y Juan Villoro, entre muchos más, pidieron al gobierno un plan de emergencia cultural y medidas para flexibilizar las cargas fiscales y tributarias para salvar los museos de nuestro país.
Los museos mexicanos, destaca este Frente, “son centros de vida implicados en combatir el rezago educativo y la desigualdad social”.
Este gobierno ha actuado consistentemente en contra de la cultura, el gremio cinematográfico pasó la semana pasada del alivio a sentirse engañado en sólo 48 horas. De repente el plan de la guadaña de Morena desconocía a una de las manifestaciones más importantes y actuales del arte y la cultura contemporánea mexicana: el cine.
De un solo tajo borraba la posibilidad de que volvieran a alcanzarse 168 premios internacionales que el cine mexicano recibió en el último año, según lo asienta el Anuario 2019 dado a conocer por el IMCINE hace unos días.
Morena estaba poniendo en peligro los casi 31 mil empleos y los más de 38 mil millones de pesos de derrama económica que el cine aporta a la economía; además de dejar al descubierto su desconocimiento de la importancia del sector cultural, pues con esa iniciativa, el país dejaría de recabar más de 4 mil millones de pesos en impuestos.
La propuesta de Morena preveía la extinción del FIDECINE, herramienta de financiamiento que la Secretaría de Cultura había asegurado a la comunidad cinematográfica, dos días antes, que seguiría viva
Como si no fuera grave la precarización presupuestal de la política cultural que se ha presentado en los últimos dos años en México, el pasado 20 de mayo, el diputado Mario Delgado, coordinador parlamentario de Morena, anunció una propuesta de ley que aniquilaba lo poco que le queda de previsión presupuestal a las instituciones culturales después de haber extinguido una media docena de fideicomisos, entre ellos el FONCA.
La propuesta se fue a la congeladora gracias a la presión de la comunidad cinematográfica y a la intervención más que oportuna de Guillermo del Toro en una reunión entre los diputados y esa comunidad. Es de llamar la atención la ausencia de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, en esa mesa de defensa de la cultura de México en la que no dio la cara y envió a la directora de IMCINE.
Urge escuchar estas voces, y recordar a José Vasconcelos cuando afirmaba: “la cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”
Nuestra cultura es el inmenso conjunto de valores, creencias y creaciones materiales que nos identifican y definen nuestros actos.
Lo esencial para México es que exista una política cultural que se base en la libertad, que respete las diversidades y que apoye las múltiples formas de creación que han existido y que conviven en nuestro país.
Defender la cultura es defender nuestra esencia y nuestras libertades. Defender y promover la cultura es colocarnos del lado de la paz.