“Soy un hombre de 58 años, desempleado por causas de fuerza mayor (derivadas de la pandemia), he sobrevivido un año pero necesito un trabajo, me faltan casi tres años para asegurar mi pensión, me discriminan por la edad, ¿acaso es un delito envejecer?, cuando era joven me pedían experiencia”, escribe Jorge A. en Twitter.
Como él muchos otros más han hecho uso de las plataformas digitales para buscar empleo, para ofrecer su trabajo, los hay de todas las edades, pero recientemente los mayores de 50 años son los que más abundan.
Roberto era empacador en un supermercado, tiene 60 años, desde hace un año que comenzó la pandemia, pide dinero en Avenida Reforma esquina con Bucareli; lo hace junto con un grupo de compañeros que, como él, se quedaron sin ingresos por ser población más vulnerable.
“Es muy duro estar en la calle pidiendo dinero, pero qué se le hace cuando en ninguna parte dan trabajo, y si los hay, es de limpieza con un salario muy bajo y jornadas de más de ocho horas. Desde hace más de un año que salimos de la tienda nos venimos para acá, al día llegamos a juntar lo que ganábamos en propinas empacando la despensa de la gente. Todavía necesitamos llevar dinero a la casa”, sostiene.
Al igual que Jorge, Carlos publicó en redes sociales que necesitaba empleo, tiene 55 años, y al no tener éxito optó por autoemplearse en el comercio informal, vende accesorios y libros afuera de un banco hasta las 16:00 horas, después de las seis de la tarde, es conductor de Uber.
“No tenía de otra. Los gastos en la casa no paran en pandemia o sin pandemia, mis hijos comen diario y tras seis meses de buscar trabajo formal no encontré. Hubo recorte de personal en la empresa donde estaba y a los mayores de 50 con más antigüedad nos dieron las gracias”, comenta.
En México uno de cada tres adultos de 50 años o más trabaja, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2020 del INEGI. De los más de 5 millones de adultos mayores que trabajan en México, la mitad no recibe prestaciones, incluido el 15 por ciento que son comerciantes.
En 2019 más de la mitad de los trabajadores que superan los 50 años (7 millones), laboran de manera subordinada y con salarios bajos. De ese total, 71. 3 por ciento (5 millones), ganan menos de uno a tres salarios mínimos, es decir, 6 mil 219 pesos al mes en promedio.
Estas son las historias de millones de mexicanas y mexicanos que han perdido a muy temprana edad su trabajo y, con ello, sus ingresos y su derecho a una vida digna.
Es una pérdida incalculable porque las personas, las familias y México entero pierde talento, porvenir, certezas y, por supuesto, un presente y un futuro que se vuelve más adverso frente a una esperanza de vida cada vez mayor, así como a un mercado laboral que se reduce y se pauperiza.
Mientras la pandemia ha tenido una conducción contraria a la ciencia y a la responsabilidad; la pandemia económica se ha topado con un reiterado “no” para salvaguardar los empleos para millones de empresas y familias.
Ser desechables a los 50 años y más, es una de las mayores tragedias que hayamos enfrentado jamás, y que obliga a acciones y políticas desde todos los ámbitos.