Un ruido fuera de lo ordinario circunda de derecha a izquierda en los altavoces, es imperceptible a menos de que se tenga un volumen alto en la sala, la pantalla está en negros.
FADE IN
Un plano de establecimiento deja ver un campo de palmeras, el cielo mitad despejado, mitad nublado, y el sonido extraño regresa, ahora de izquierda a derecha, lo acompaña la imagen de un helicóptero que pasa en medio de la cámara, ahí es cuando se logra identificar que el audio corresponde a la nave aérea.
Inicia “The end”, de The Doors, el runrún degradado de la aeronave sigue en el ambiente y justo cuando la voz de Jim Morrison irrumpe con “This is the end”, el terreno selvático es inundado por una explosión de napalm.
La secuencia continúa con la canción de la agrupación californiana, mostrando destrucción, introspección y la constante duda del capitán Benjamin L. Willard, quien divaga en su habitación de Saigón.
El aleteo del vehículo aéreo cada vez es más perceptible a la normalidad auditiva, pero entre los momentos oníricos de Willard y su borrachera, el espectador luego asimila que este sonido también puede ser el del abanico del cuarto de hotel del militar.
Así es como inicia una de las mejores películas bélicas en la historia del cine que retrata parte de los horrores de la guerra de Vietnam, Apocalipsis ahora (1979), que ganó la Palma de Oro en Cannes.
Francis Ford Coppola ideó esta escena junto con el guionista John Milius, pero contaron con el apoyo de un hombre para profundizar en el diseño sonoro de este momento, e impregnarle un carácter único a la cinta.
A diferencia de Coppola, Walter Murch se ha mantenido a la sombra, en el silencio, donde irónicamente crea su arte, el cual está ligado con lo musical, pero va dirigido a un campo mucho más específico: el sonido.
Murch ganó el Oscar a Mejor Sonido por su aporte en el filme de Coppola, y tuvieron que pasar 17 años para que esto volviera a ocurrir con El paciente inglés, además de llevarse el galardón a Mejor Edición.
Hoy se cumplen 75 años de este creativo, antes de él no existía propiamente el término “diseñador de sonido” dentro del séptimo arte.
Gracias a Murch se instauró un antes y un después en la manera de escuchar el cine y en evolucionar las tecnologías sonoras que existen hasta hoy.
“El cine es la única forma de arte que realmente puede hacerte experimentar el silencio (…) si se hace correctamente, es como nadar en el agua, podemos permanecer allí por unos minutos. Porque podemos ver lo que las personas piensan y sobre todo, el cine es un teatro de pensamientos”, dijo Murch a Funfairfilms, en 2013.