La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ubica a México como el segundo país latinoamericano y el Caribe con mayor prevalencia de trabajo infantil.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019 del INEGI, más del 10 por ciento de las niñas y niños mexicanos trabajan, y más del 50 por ciento lo hace sin salario alguno. Se estima que en México más de 3 millones de niños y niñas entre de entre 5 y 17 años, se encuentran en condiciones de trabajo infantil en ocupación económica no permitida.
Mientras que el estudio “Impacto de la pandemia en niñas y niños”, refiere que más de 5 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021 por causas relacionadas con COVID-19 o por falta de recursos.
Durante el Foro Virtual “2021, Año Internacional para Erradicar el Trabajo Infantil – Retos y Oportunidades”, que realizamos en el Senado de la República en conjunto con la embajada de Estados Unidos, coincidimos que es necesario impulsar acciones coordinadas para detectar y canalizar programas clave para las niñas, niños y adolescentes que han desertado de la escuela durante el confinamiento.
El trabajo infantil por razones multifactoriales se estima que en México incremente a casi dos millones de menores el próximo año, por lo que demanda políticas públicas integrales que den certeza a los padres de familia y a sus respectivos ingresos, pues como dijo la diputada Laura Barrera: trabajo e infancia nunca debieron conjugarse.
Thea Lee, subsecretaria adjunta de Asuntos Internacionales del Buró de Asuntos Laborales Internacionales (ILAB) del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos, sostuvo que la pandemia ha aumentado el desempleo y con ello ha puesto en riesgo a la infancia estimando que el trabajo infantil en México crezca 5.5 por ciento, es decir, 3.3 millones en 2022, uno de cada diez millones de niños y niñas.
Lee afirmó que debido al cierre de escuelas muchos niños mexicanos fueron obligados a trabajar para ayudar a mantener a sus familias, de ahí que sea importante conocer la escala y los orígenes del trabajo infantil, porque de no ser así, será difícil enfrentarlo y combatirlo en México y en el mundo.
Agregó que el trabajo infantil requiere el compromiso y acciones concretas, como que los niños y niñas vayan a la escuela y cuenten con los servicios sociales necesarios, sobre todo, cuando la crisis mundial exige que la afrontemos en conjunto, con nuevas ideas y un objetivo común.
Este foro demostró que la construcción de puentes es indispensable y urgente, más aun tratándose de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, quienes no tienen preferencia política ni inclinación por un partido.
Me congratulo del encuentro que sostuvimos diferentes representantes y legisladores de todos los partidos, Gobierno federal, gobiernos locales, sociedad civil organizada, y experiencias de carácter internacional, porque solo con el diálogo, el respeto y la construcción de acuerdos, podremos hacer posible que trabajo e infancia no representen un horror para millones de niñas y niños en nuestro país.