“Un millón de años luz”
El más reciente número de la revista Wired publica en portada “Welcome to the platinum age of TV” o “Bienvenido a la era de platino de la televisión”.
La publicación, especializada en medios y tecnologías de información, expone en cuatro artículos cómo es que el hábito de consumo de entretenimiento del usuario norteamericano se ha visto afectado positivamente por la entrada de nuevos jugadores al mercado de esa competida cancha.
Juan Carlos Altamirano
El más reciente número de la revista Wired publica en portada “Welcome to the platinum age of TV” o “Bienvenido a la era de platino de la televisión”.
La publicación, especializada en medios y tecnologías de información, expone en cuatro artículos cómo es que el hábito de consumo de entretenimiento del usuario norteamericano se ha visto afectado positivamente por la entrada de nuevos jugadores al mercado de esa competida cancha.
Ojo, estos nuevos protagonistas no pertenecen al tradicional grupo de generadores de contenido. De hecho, provienen de TV de paga, además de que nacen y crecen en Internet.
Hace ocho años HBO, una retransmisora de películas, apostó millones de dólares por crear contenido original que pudiera, no solo competir, sino superar en rating a los canales de TV abierta como NBC, CBS y ABC.
La apuesta de HBO fue un éxito, series como “Sex and the City” y “The Sopranos” alcanzaron una popularidad inesperada. Pero el gusto duró muy poco, pues recientemente otras plataformas como Netflix llegaron a cambiar el rostro del consumo de entretenimiento.
La serie “House of Cards”, producida enteramente por y para la plataforma Netflix, hoy se alza como el enemigo a vencer en el mundo de las series. Es protagonizada por Kevin Spacey (“Seven”, “American beauty”, “The usual suspects”) y dirigida por David Fincher (“The social network”, “Fight Club” y “Seven”).
Pero el éxito de “House of Cards” no solo es producto del talento a cuadro, ni de la dirección y producción detrás de cámaras.
Aquí lo que rompe el paradigma es la plataforma en la que se distribuye el producto, la ausencia de horarios de programación y el marketing diferenciado, enfocado exclusivamente al usuario de Internet, con el que se lanza la apuesta.
Ted Sarandos, jefe de contenidos de Netflix, comenta a la revista GQ: “La meta es convertirse en HBO, antes de que HBO se convierta en nosotros”.
En un artículo llamado “La familia Nielsen ha muerto”, Tom Vanderbilt de Wired expone un tema fundamental, la muerte del “Dios rating”.
“Desde 1970 la TV ha sido gobernada por los hábitos de consumo que 25 mil familias televidentes han dejado en el registro de Nielsen”.
“Pero ahora ya no vemos así la TV. Hulu, Netflix, AppleTV, Amazon Prime, Roku, iTunes, teléfonos inteligentes y tabletas; ninguna de estas plataformas o dispositivos ven reflejadas sus cifras en el registro de Nielsen”, sentencia Vanderbilt.
El punto a destacar es que no fue la industria, sino el usuario y la posibilidad legal que este desarrolló a través de sus hábitos de consumo, lo que abrió la competencia hasta sus últimas consecuencias y logró la llamada entrada a la “era de platino de la TV” en EUA.
Mientras esto sucede a unos kilómetros de nuestra frontera norte, en México discutimos la procedencia del “must carry” y “must offer” en la reforma a Telecomunicaciones.
Quizá algún día, en algún momento no muy lejano, veremos algo parecido al fenómeno de la era platino de la TV, pero en nuestro país.
Mientras tanto, citamos al “bello durmiente” de Buenos Aires cuando dice: “No vuelvas, no vuelvas sin razón, yo estaré a un millón de años luz de casa”.