Una mirada ciudadana a Julia

“No, no, para nada (fue premeditado), es increíble que esto haya dado al traste con las propuestas y las ideas de lo que fue el debate de los señores candidatos”.

Jesús Tapia, productor televisivo del debate presidencial.

Hace unos días escribí en mi cuenta de twitter (@jcaltamirano) que sólo una bomba nuclear – mediáticamente hablando- durante el debate, podría salvarnos de nuestras tristes certidumbres acerca del futuro político de  México.

Juan Carlos Altamirano Juan Carlos Altamirano Publicado el
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“No, no, para nada (fue premeditado), es increíble que esto haya dado al traste con las propuestas y las ideas de lo que fue el debate de los señores candidatos”.

Jesús Tapia, productor televisivo del debate presidencial.

Hace unos días escribí en mi cuenta de twitter (@jcaltamirano) que sólo una bomba nuclear – mediáticamente hablando- durante el debate, podría salvarnos de nuestras tristes certidumbres acerca del futuro político de  México.

Solamente un efecto de producción como el que se dio en el debate presidencial de 1994 cuando Diego Fernández de Cevallos “presentó” los documentos en contra de Cárdenas. O la fresca, prometedora y carismática presencia de Vicente Fox en el encuentro del 2000, sería capaz de ofrecer un punto de inflexión a una competencia electoral que, según varias encuestas, está resuelta desde hace varios meses.

En esta ocasión, “el coliseo televisivo”  esperaba por lo menos más documentos, quizá fotografías comprometedoras, los más aventurados pugnaban por recibos o escrituras; algún nuevo impulso que superara lo antes visto.

Nadie imaginó que un vestido escotado y una mirada se llevarían no sólo la noche del debate, sino el postdebate, y por si fuera poco, que se convirtieran al día siguiente en la conversación más recurrente en restaurantes, cafés, taxis y oficinas.

A los medios de comunicación tradicionales y a las redes sociales llegó el “tsunami” de la casi tierna mirada de Gabriel Quadri, candidato presidencial del Panal a “la edecán del IFE” y su vestido blanco. Nunca sabremos a ciencia cierta cuantos seguidores en Twitter y cuantos amigos en Facebook le debe Gabriel a Julia

Toda clase de emisiones noticiosas y periodistas, tanto de TV como de radio y prensa escrita, detallaron y analizaron la aparición de la chica que fue escogida para ofrecer a los candidatos el número de participación con el harían sius exposiciones el domingo pasado.

Incluso, mesas de espectáculos, como el de la presentadora Maxine Woodside, que cuentan con uno de los niveles más altos de audiencia en radio a nivel nacional, dedicaron varios segmentos a comentar, incluso a entrevistar a la modelo argentina.

La misma BBC a través de su corresponsal en México Ignacio de los Reyes, titularon su nota: “El escote que ganó el debate presidencial”. “No está claro qué candidato convenció más en el debate del domingo. Pero si hubiera que declarar a un ganador, esta sería probablemente la modelo Julia Orayen o “la edecán”, como se conoce aquí a las azafatas”. Apunta el reportero de la cadena británica.

Lo cierto es que fue un fenómeno de arrastre mediatico que comenzó con el desmarque “ciudadano” de Quadri durante el debate, la mirada pícara que le propinó a la edecán y el escote en plenitud que mostró la ex playmate, lo que llevó a convertirse a esta anécdota en la vuelta de tuerca que estábamos esperando en la carrera presidencial.

Gracias a la “mirada ciudadana” de Quadri y a la estimulante aparición del personaje conocido como” la edecán del IFE”, las preferencias electorales cambiaron, el árbol inamovible se sacudió, y aunque sea de rebote, México habla del debate.

Muchos ya esperan con ánimo el segundo encuentro. Y piden, de entrada, que no haya juego de futbol de por medio y que inviten de nuevo a Julia Orayen, aunque lleve otro vestido.

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