United Slaves of America
“The story of the Negro in America is the story of America — or, more precisely, it is the story of Americans. It is not a very pretty story: the story of a people is never very pretty. The Negro in America, gloomily referred to as that shadow which lies athwart our national life, is […]
Hidalgo Neira“The story of the Negro in America is the story of America — or, more precisely, it is the story of Americans. It is not a very pretty story: the story of a people is never very pretty. The Negro in America, gloomily referred to as that shadow which lies athwart our national life, is far more than that. He is a series of shadows, self-created, intertwining, which now we helplessly battle. One may say that the Negro in America does not really exist except in the darkness of our minds”.
James Baldwin, de su ensayo Many Thousands Gone, publicado en Notes of a Native Son (1955)
Un fragmento de la cita anterior fue utilizada para el documental I’am not your negro (2016) y, desde entonces, las palabras de este afroamericano me provocan un eco que taladra mi cabeza: si esa es la historia de las personas de color en la Unión Americana, ¿cuál es nuestro lugar como morenos en México y en el mundo?
Pocas veces el cine logra perturbarme, en un sentido profundo donde hay una fibra sensible, y reconozco que al ver por primera vez El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley: Vision in Darkness and Light), de Guillermo del Toro, en su versión en blanco y negro, algo me trastocó, al punto que lo sigo digiriendo y lo comparto con ustedes, queridos lectores.
Afortunadamente, previamente pude ver muy poco a color este largometraje, preferí reservarme a la atmósfera monocromática frente a los ojos y cautivarme por sus contrastes que impactan, que encierran un cariz único; el blanco y negro le da a la cinta del tapatío el toque film noir que tanto hace falta en el séptimo arte de la actualidad.
Esto, aunado a la historia de Stanton “Stan” Carlisle (Bradley Cooper), un estafador de ferias ambulantes, en ella observamos su pasado tortuoso, el ascenso a la cumbre y su caída, también vemos una sociedad a su alrededor que es perversa y horrenda, que ésta es su naturaleza intrínseca.
Son estos embaucadores de circo los que engatusan a la mayoría de quienes están ahí para trabajar en calidad de esclavos y, aunque esto es una ficción, hay un directo reflejo a la realidad.
The New Yorker publicó en noviembre pasado un excelente reportaje de investigación titulado “Storm Chasers”, en él se describe cómo es que inmigrantes ilegales en Estados Unidos viven condiciones infrahumanas, haciendo los trabajos de reparación de los desastres naturales de aquel país.
Cuando llega un nuevo recluta, sea de Venezuela, India u cualquier otro país tercermundista, entre ellos se dicen “Welcome to the United Slaves of America”.
Y a esto se resume la historia del país presidido por Joe Biden, la cual Del Toro refleja en su película. Lo dice Baldwin en sus ensayos y, lamentablemente, esto sigue ocurriendo: la perversión oscura por someter al otro está en nuestro ADN, es nuestro instinto humano.
*La opinión expresada es responsabilidad del autor y no representa la posición del medio.