De reyes, utopías y lo fantástico

“Lo que Ben y yo creamos aquí puede ser único en la humanidad, creamos un paraíso salido de La República de Platón, nuestros hijos serán filósofos reyes”.

 

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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“Lo que Ben y yo creamos aquí puede ser único en la humanidad, creamos un paraíso salido de La República de Platón, nuestros hijos serán filósofos reyes”.

 

La cita anterior, que precisamente es sacada de una carta leída en “Capitán Fantástico”, puede describir de manera precisa la premisa del filme de Matt Ross, el cual tuvo su premiere en el Festival Internacional de Cine de Sundance este año y que posteriormente ganó en el Festival de Cannes el premio a “Mejor Director” en la sección “Un Certain Regard”.

 

Sin duda, la mejor manera de acercarse al “Capitán Fantástico” es desde la ignorancia, simplemente sentarse a ver la película sin antes haber acudido al tráiler o a la sinopsis de Wikipedia, ya que la sorpresa es bastante grata en todos los sentidos.

 

Como una suerte de nueva “Pequeña Miss Sunshine”, del año 2006, este largometraje aviva el espíritu de aventura, lo salvaje y la libertad en la vida cotidiana que nos aprisiona al consumo, internet y tener un horario predeterminado ante una labor que nos remunera con dinero.

 

Entonces ¿tenemos que vivir para trabajar o debemos trabajar para vivir?

 

El actor Viggo Mortensen es el Capitán Ben Cash en cuestión, padre responsable que busca lo mejor para sus seis hijos, por lo que el aprendizaje de la naturaleza y el mundo que les rodea es esencial, él, convirtiéndose en el maestro que aplica la mayéutica a sus descendientes.

 

Los acordes de la agrupación islandesa Sigur Rós y las composiciones musicales de Alex 

Somers acompañan la travesía de los personajes, dándole un sentido único a la atmósfera creada por Ross.

 

La ficción del cineasta oriundo de Greenwich, Connecticut (Estados Unidos), construye una utopía en el mundo actual, una que toma distancia de lo ordinario, lo urbano y lo “normal”, pero que se adentra a lo espiritual, lo excepcional y claro, lo fantástico.

 

Pero como toda utopía, está destinada a fracasar, a ser ahogada por el factor de lo común, y nuestro querido Capitán Fantástico enfrenta el camino que se bifurca con cuestionamientos como ¿Necesitamos ser normales para ser aceptados entre los demás?, ¿acaso tenemos que renunciar a ser auténticos para complacer a la sociedad?, Al final ¿qué es lo mejor para los hijos?

 

“Lo que nos define son las acciones, no nuestras palabras”, es parte de los mantras que Ben y sus pupilos consanguíneos comparten y tal vez tienen razón en el fondo, tal vez nos hace falta ser más fantásticos en la vida real, retarnos más a dejar la comodidad, correr hacia lo desconocido, hacia lo maravilloso, hasta la otra utopía.

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