Sacarle provecho a la misma receta, pero con 25 años de distancia, parece que es el camino a seguir de los grandes estudios de Hollywood, principalmente, para varias de sus franquicias que habían causado furor en el pasado, ejemplo de esto ya lo hemos visto con Tron, que dejaron pasar 28 años entre la primera película de 1982 y su secuela del 2010, o Blade Runner, que esperaron 35 años para continuar con el mundo de ciencia ficción.
Ahora, Warner Bros. hace lo mismo con Space Jam, que en 1996 amasó una considerable fortuna de 250 millones de dólares (MDD) frente a su presupuesto de 80 MDD, pero también recordemos que la crítica general destruyó la película, pero eso no impidió que fuera del gusto del público infantil.
Para esta secuela, ahora titulada Space Jam: Una nueva era, hay aciertos y puntos en contra, esto último será perdonado por los cinéfilos más jóvenes del hogar, porque claramente ellos lo único que buscan es divertirse. La realidad es que las risas caen por igual, para adultos y niños.
Sin ponernos exigentes, se puede decir que esta secuela maneja, a su manera, el conflicto de un basquetbolista dentro de un mundo de animación y virtual, modernizando por supuesto, lo que Michael Jordan no le tocó vivir en los 90: el mundo digitalizado y la creciente supercarretera de la información, pero ahora, es más que evidente y casi omnipresente el Internet en nuestras vidas.
Llegarle a los talones al jugador de basquetball más reconocido de todos los tiempos era ya en si una tarea ardua, así que a falta de Jordan, LeBron James es el atleta elegido para las audiencias jóvenes, y aunque el número 23 retirado de los Chicago Bulls mínimo tenía carisma a cuadro, al jugador actual de Lakers se nota a leguas que no es un actor profesional y ese es un gran error en la cinta de este 2021.
Un gran comodín que funciona a favor de Warner fue sacar la parrilla de todos sus personajes posibles, en lo que llaman ahora el “Servidorverso”, o sea el macro universo de licencias que poseen, por lo que se pueden esperar apariciones especiales y temáticas de Harry Potter, Game of Thrones, DC, Austin Powers y hasta The Matrix.
Y claro, los Looney Tunes son los protagonistas nuevamente de la justa deportiva que se realiza en el mundo virtual. Su humor sigue siendo tan fresco e hilarante como el que hicieron en 1996, sus ocurrencias claramente sacan a flote la película.
¿Se necesitaba de una secuela de Space Jam? Tal vez no, pero ya que está aquí, merece verse y disfrutarse, seguramente las nuevas generaciones la tomarán como su estandarte, y compartirla entre chicos y grandes hará ese puente entre el pasado y presente de cinéfilos que crecimos viendo las aventuras de Jordan en un mundo de caricaturas. Ahora nos toca esta segunda vuelta de fórmula, que nos deja a la duda, de si tardarán otros 25 años en producir una tercera parte.
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