‘Vuela muy alto, mi Dany’

Josefina Vázquez Mota Josefina Vázquez Mota Publicado el
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En memoria de Daniel Picazo González

“Elegí mi foto favorita para despedirme de ti, enterarme de la forma en que te arrebataron la vida me provoca la mayor repulsión hacia la gente que injustamente lo hizo sin saber que eras un profesionista, incapaz de hacer daño a nadie, amante de los viajes y de la vida, con un futuro brillante, vuela muy alto, mi Dany”, escribió en sus redes sociales Madeline Picazo, hermana de Daniel.

El linchamiento de Daniel Picazo es una tragedia mayúscula, tal y como lo define el periodista Sergio Sarmiento, y en ello coincido.

Decir desde el púlpito mañanero que “con las tradiciones de un pueblo, con sus creencias, vale más no meterse”, es negar la barbarie que vive México creer que el linchamiento de personas es una tradición es fomentar la impunidad.

No tuve la oportunidad de conocerlo, sin embargo, leo en diferentes medios de comunicación que Daniel era un joven abogado, tenía 31 años, colaboraba en el grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, le gustaba viajar, era un hijo de familia.

Ayer fueron detenidos cinco personas involucradas en el homicidio de Daniel, ese joven que fue a visitar la casa que heredó su abuelo en la localidad Las Colonias, Puebla, y que terminó sin vida.

Daniel fue señalado siendo inocente, fue víctima de un rumor que le arrancó la vida luego de que alrededor de 200 habitantes de Papatlazolco lo detuvieran, golpearan y lincharan hasta morir.

En 2018 se registraron más de 170 linchamientos. Estas barbaries tienen como aliada a la impunidad y a un Estado que no ha podido garantizar la seguridad a sus ciudadanos.

“Lo tenían amarrado, esposado y de rodillas”, explicó Angélica González madre de Daniel a Milenio Televisión.

No es nuevo que en nuestro país el linchamiento de personas sea una práctica que se excusa como usos y costumbres en diversas poblaciones de la República. Una práctica que no debería de existir, y mucho menos, de permitirse, porque los usos y costumbres no pueden ni deben estar por encima de la ley.

No solo me sumo a la exigencia de justicia para Daniel, también presentaré una iniciativa de reforma al Código Penal federal para que el linchamiento de personas sea considerado un delito grave, toda vez que hasta ahora no está tipificado.

Quiero unirme a ese dolor por la barbarie y el linchamiento que acabó con la vida de Daniel. Este linchamiento no puede quedar impune y debe ser el último en nuestro país.

Los linchamientos deben parar, los linchamientos son ilícitos, atropellan todos los derechos humanos, un linchamiento es un crimen, y lejos de disminuir, aumentan. No debemos tolerar un linchamiento más en el país, no podemos tolerar la impunidad. No dejemos que el odio y la desinformación nos lleve a esta barbarie.

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