“Dios existe. Él vive en Bruselas, él es un bastardo, es horrible con su esposa y su hija, hemos escuchado mucho de su hijo, pero poco de su hija”, dice la voz de Ea al describir a su padre omnipotente.
“El nuevo nuevo testamento” es una propuesta sin tabúes ni moral a cuidar al tomar el supuesto de este Dios humano, viviente y terrenal en Europa, haciendo la pregunta obligada a los cinéfilos: ¿y qué si cualquiera de nosotros fuera Dios?
El cineasta belga Jaco Van Dormael ha curtido una carrera especializada en temáticas de comedia absurda ante la realidad, tal es el caso de su ópera prima “Toto le héros” (1991) en donde el protagonista delira fantasías acerca de su vida y en “Le huitième jour” (1996) donde utiliza el realismo mágico con escenas que evocan a los sueños.
En esta nueva ficción de Van Dormael se dibuja una comedia que para el espectador promedio le parecerá similar a los trazos de “¿Quieres ser John Malkovich?” (1999) que de cierto modo alude a los guiones creados por el estadounidense Charlie Kaufman, quien además de haber escrito el libreto del filme irreal con el nombre del actor, también es responsable en la pluma de “El ladrón de las orquídeas”(2002) y “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (2004).
La producción de “El nuevo nuevo testamento” se estrenó en la sección independiente paralela de Cannes, Directors’ Fortnight el año pasado, con una amplia aceptación de la crítica desde entonces.
Catherine Deneuve es el rostro internacional que más se distingue en la cinta de Van Dormael, mientras que el actor con síndrome de Down, Pascal Doquenne vuelve de nuevo a colaborar con el director, quien ha estado presente en sus largometrajes desde su inicio.
Cabe destacar que el replanteamiento de cómo se ve a Dios dentro de la película belga es con un toque de irreverencia que busca el humor de la ironía, pero sin caer en lo burdo, o en la mofa, que pudiera dañar la integridad de un credo o culto religioso en específico.
Tal vez valga la pena con “El nuevo nuevo testamento”, más que cuestionar la fe, el dar un descanso a los formalismos que nos ofrece la iglesia, dejar de cuestionar qué está bien o mal en la moral y relajar los dogmas ante la adversidad moderna.
Curiosamente el Papa Francisco se reunió en Roma con reconocidos youtubers de todas las latitudes, a quienes pidió que se hiciese un diálogo social con sus videos y el uso de la tecnología.
Interesante sería saber el punto de vista tanto del Sumo Pontífice como de otros líderes eclesiásticos al ver este tipo de cine, que aunque sea una comedia, ofrece una postura muy distinta a las doctrinas que ellos están dispuestos a defender.
Y si al final de cuentas ¿en verdad cada quién es su propio Dios, o se elige a un mortal como santo de su devoción?
