La primera proyección de una película fue hace 120 años. Tuvo lugar en el “Salon Indien” del Gran Café de París, un 22 de marzo de 1895, cuando Antoine Lumière proyectó frente a un público conformado únicamente de científicos, una película que mostraba a un centenar de obreros y obreras saliendo de una fábrica.
El auditorio enloqueció –por primera vez– gracias al Cinematógrafo Lumière. Había llegado el momento en el que las imágenes se ponían en movimiento delante de una asamblea.
Después del exitoso recibimiento del proyecto Lumière, se puso en marcha la producción en serie del cinematógrafo. Pero más allá de la técnica fundadora del cine para las ciencias, los Lumière hicieron otro movimiento audaz, iniciaron también la experiencia colectiva de la imagen en movimiento organizando sesiones públicas de paga: la era del espectáculo daba comienzo.
La primera sesión de paga abierta al público tuvo lugar el 28 de diciembre de 1895 en el mismo “Salon Indien” del Gran Café de París, y contó con 33 espectadores.
El éxito fue fulminante. La experiencia de los 33 asistentes pasó de boca en boca y unas semanas más tarde el “Salon Indien” acogería hasta 2 mil 500 personas por día.
“Es la puerta de una taller que se abre y deja ver una oleada de obreros y obreras (…) Todo esto agita y conmociona, es el movimiento de lo vivo. Es la vida misma”, escribió un periódico de la época sobre la “Salida de la fábrica”, los 46 segundos que iniciaron el cine como se conoce actualmente.
A partir de 1897 el cinematógrafo empezó a ser comercializado y los Lumière llevaron su invención a todos los rincones del mundo.
Reclutaron jóvenes científicos (en su mayoría farmacéuticos y electricistas), para enseñarles a usar el nuevo aparato. La expansión del cinematógrafo fue eminente. Los operadores emprendieron viajes y en cuestión de 10 meses difundieron las primeras imágenes animadas en el mundo entero.
Viajaron por toda Europa, y algunos se embarcaron a la Polinesia con destino a Japón mostrando las primera imágenes del Extremo Oriente. También llegaron a Moscú, y otros más a Sídney, donde capturaron la vida de las tribus indígenas.
Después fueron a Londres, Viena, Madrid, Berlín, Shanghái, Nueva York y México.
A pesar de que hoy viven a la sombra de la historia, el “Grand Palais” de París también rinde homenaje a los que fueran los primeros cineastas (los operadores) en la exposición “Lumiere, ¡el cine inventado!”.
El inicio del cine mexicano
Gabriel Veyre fue el más talentoso de todos los operadores. Apasionado por la fotografía y la electricidad, fue contratado por los Lumière para emprender su primer viaje a Latinoamérica y que comenzaría en México.
El destino decidió que este joven francés de 25 años fuera el encargado de iniciar la historia del cine mexicano. Su misión consistía en exhibir las imágenes que habían causado furor en París y, de paso, registrar las primeras “vistas” capturadas por el equipo Lumière en Latinoamérica.
En 1896 llegó la primera cinta a nuestro país y se proyectó en el Castillo de Chapultepec ante Porfirio Díaz, su familia y un grupo selecto. Durante su estancia en México, Veyre filmó cerca de 35 películas, muchas de las cuales aún se conservan en los archivos Lumière de la Cinemateca Francesa. Además de fotografías de su estancia en México, también se muestra en la exposición, su correspondencia con Porfirio Díaz, que en aquellos años buscaba la “modernización” del país, y en donde se lee al presidente agradecido por la introducción del cinematógrafo a México.
Lumiére, ¡el cine inventado!
Si bien las imágenes en movimiento no fueron un invento de los hermanos Lumière, si lo fue la experiencia colectiva del cine y, sobre todo, su dimensión comercial.
En efecto, el kinetoscopio fue inventado por Thomas Edison, pero se trataba de una caja que mostraba imágenes animadas a través de un pequeño orificio para un solo espectador a la vez.
“Con un patrimonio inmenso, que incluye más de mil 200 archivos familiares, muchos de los cuales son mostrados por primera vez, se trata del primer acercamiento cronológico de la historia del cine”, señaló Thierry Frémaux, actual director del Festival de Cannes y comisario de la exposición “Lumiére, ¡el cine inventado!” que se expone hasta el 14 de junio en el “Grand Palais”, en París.
La exposición muestra cómo la fuerza de la tecnología dio inicio a la aventura de la emoción, aquella que ha llevado al cine mundial a ser lo que es hoy. Desde las primeras cajas para proyectar imágenes hasta la tecnología 3D, la exposición acerca a más de 200 años de progreso tecnológico a través de la fotografía en blanco y negro, después a color, la dimensión científica del cine y hasta la inauguración del primer Festival de Cannes.
Para la ocasión, una de la salas de la exposición fue equipada con un centenar de iPads que proyectan cerca de mil 500 filmes y que pone de manifiesto la cuestión de la era digital para el futuro del cine.
“Una exposición como ésta no es solo nostálgica. Claro que evoca el pasado, pero también cuestiona las prácticas contemporáneas y aquellas que vendrán después”, indicó Frémaux.
Los 46 segundos que iniciaron el cine
Lo que vemos hoy en las salas de cine inició con esa histórica “Salida de la fábrica”.
Al final de la exposición se instaló una enorme pantalla que proyecta la obra de seis cineastas contemporáneos a quienes se le pidió recrear ésos 46 segundos que iniciaron el cine en 1895 y que mostraban a obreros y obreras saliendo de una fábrica.
Se invitó a Quentin Tarantino, Michael Cimino, Jerry Schatzberg, Pedro Almodóvar, Paolo Sorrentino y Xavier Dolan a recrear una “Salida de la fábrica” con su propio estilo.
Después de un largo recorrido histórico, resulta interesante que el cierre de la exposición sea la reinterpretación de esos 46 segundos. La proyección que más llama la atención es la del director canadiense Xavier Dolan, que dijo a sus actores: “Quiero que todos salgan de la fábrica filmándose con sus smartphones, para que a los años, la gente vea que nosotros fuimos los de la era del ego, de las redes sociales, los que no tenían necesidad de ver ni hablar con nadie”.