El viernes 19 de marzo de 1999, víctima de cáncer, murió el poeta chiapaneco Jaime Sabines en su casa, al sur de la Ciudad de México. Seis días después, el escritor habría cumplido 73 años. Hoy se conmemoran 20 años de aquel suceso.
El filósofo y poeta Ramón Xirau asegura que Sabines pertenece a esos poetas, como López Velarde o Neruda, “que intervienen en el mundo con la voracidad de quien desea poseerlo. Diríase que son poetas del cuerpo; poetas que corporalizan el mundo y lo asemejan a nosotros para establecer una función de eficacia causal entre el mundo y nosotros, entre nosotros y el mundo”.
Sabines, nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 25 de marzo de 1926, dejó una obra que se mantiene viva. Su Recuento de poemas, que reúne toda su poesía, sigue siendo lectura indispensable y objeto de nuevas traducciones. Sus temas fueron la condición humana, la soledad, el paso del tiempo, la muerte, y sin duda el amor, éste último continúa como favorito entre los nuevos y jóvenes lectores que no conocieron en persona al poeta que falleció hace 20 años.
El escritor se convirtió en las últimas cuatro décadas del siglo XX en el poeta mexicano más leído; logró penetrar a través de sus versos en el gusto literario de decenas de miles de personas, que llegaron a saber sus rimas de memoria.
Sus lectores rebasaron las butacas de salas como el Palacio de Bellas Artes o la Sala Nezahualcóyotl de Ciudad Universitaria, para escucharlo recitar sus poemas; multitudes de seguidores celebraron su vida en distintos momentos.
“El homenaje más importante es que me lean. Que mis libros sirvan de algo. Una vez, un muchacho me dijo que mi poesía lo había acompañado durante tres años en la azotea de su casa mientras estudiaba leyes. Cuando se recibió, me dio las gracias por esa temporada”, contaba el poeta.
En su momento, para Octavio Paz el chiapaneco se instaló desde el principio, con naturalidad, en el caos. No por amor al desorden sino por fidelidad a su visión de la realidad.
“Es un poeta expresionista y sus poemas me hacen pensar en Gottfried Benn: en sus saltos y caídas, en sus violentas y apasionadas relaciones con el lenguaje (verdugo enamorado de su víctima, golpea las palabras y ellas le desgarran el pecho), en su realismo de hospital y burdel, en su fantasía genésica, en sus momentos pedestres y de iluminación”.
Para recordar a este poeta mexicano a dos décadas de su fallecimiento, será homenajeado con una lectura de su obra en voz alta por parte de Pilar Jiménez Trejo, Fernando Rivera Calderón y Mónica Mansour hoy a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.