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Como un mantra, una y otra vez, La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas, se repite infinitamente mientras se reescribe y se ejecuta el trabajo de preproducción de una cinta ambiciosa.
Esta suite también se volvería el himno que fusionaría como uña y carne a la historia contada en pantalla grande de Juan Núñez, “el último tlatoani de Satélite”, que estaba obsesionado con una sola cosa en la vida: robar el Museo Nacional de Antropología, hecho que consumó la nochebuena de 1985, con la ayuda de su amigo, Benjamín Wilson.
Bajo este ambiente místico, con la pieza de Revueltas de fondo, fue como Manuel Alcalá y Alonso Ruizpalacios redactaron el guión en el que reinterpretaron lo que hicieron esa navidad Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García, ex estudiantes de veterinaria, que robaron más de 100 piezas arqueológicas del inmueble cultural ubicado en el Bosque de Chapultepec.
Después de años de desarrollo del proyecto, de buscar financiamiento, lograr permisos para filmar en locación, entre otras peripecias de producción, al fin el largometraje Museo saldrá a la luz el 26 de octubre, en salas mexicanas.
Ruizpalacios dirige este filme protagonizado por Gael García Bernal en el papel de Juan. Al realizador de Güeros (2014) se le ofreció el proyecto de Alcalá, quien fue el que inició la idea.
“Hizo una labor de investigación y de desarrollo que empezó hace más de una década, entonces él tenía ahí un guión, que era bastante apegado a la realidad”, precisa Gerardo Gatica, productor de la película, en entrevista con Reporte Índigo.
Después de tener su corrida comercial en cines en México y el resto de Latinoamérica, Museo pasará en exclusiva a la plataforma de streaming YouTube Originals. La fecha todavía no está definida.
El proyecto que llegó
Lejos de la costumbre o creencia que se tiene sobre cómo un director va gestando sus películas y escribiendo sus propios guiones, en Museo, Ruizpalacios fue seleccionado por cómo había hecho su ópera prima, lo único que pidió fue reescribir lo que Alcalá ya había estado formulando desde tiempo atrás.
Cerca de un año y medio pasaron los guionistas puliendo el libreto, comenzando nuevamente desde cero y así, Ruizpalacios añadió su toque personal en la producción que tuvo un rodaje de 11 semanas en locaciones de la Ciudad de México, Acapulco y Chiapas.
“Alonso se suma al proyecto y no ha parado de trabajar en él y lo hizo completamente suyo hace aproximadamente cuatro años, pero el proyecto comenzó con Manuel hace más de una década y desde entonces, él lo tiene en desarrollo, buscando cómo levantarlo durante más o menos seis años”, recuerda Gatica.
Un juego entre la ficción y la realidad
Juan exige que a los pueblos indígenas se les llame mesoamericanos, que se descarte el término “civilizaciones prehispánicas”. Además el personaje empieza a tener un claro delirio con Pakal, el gobernante maya de máscara de jade, incluso siente que se le presenta cuando comete el robo al museo.
Esta ilusión del personaje fue parte de las libertades creativas que Ruizpalacios decidió en su versión de la película, alejándose más de los hechos reales que pasaron en el invierno de 1985.
“También eso se convirtió en un tema mismo dentro de la película, la relación entre la ficción y la historia. Como la historia está llena de ficción, de subjetividad, al final es una narración parcial que alguien hace de los hechos, entonces nos gustó jugar con eso, abrazar el tema. En la película se dice ‘¿cómo alguien puede saber qué estaba pensando Moctezuma o Alejandro Magno?’”, platica el director.
Museo contó con un presupuesto aproximado de 60 millones de pesos y para que fuera posible su producción pasaron cerca de un año logrando los permisos para usar las locaciones de Palenque, Chiapas y el exterior del Museo Nacional de Antropología, ya que los interiores fueron replicados.
“Necesitábamos hacer una película que pudiera retratar no sólo la época, sino los sitios, entonces eso desde luego aumentó el presupuesto. Hicimos de la mano de Sandra Cabriada, nuestra diseñadora de producción, la reconstrucción de los interiores de las salas del museo en los Estudios Churubusco”, explica el productor.
El corte imposible
Mientras Juan vaga por Acapulco con las piezas arqueológicas en su mochila, tiene la alucinación de que Pakal se acerca a él en una moto acuática. También, al regresar a la capital camina sin rumbo y se le ve perdido en una presa, estas dos escenas fueron sacrificadas por el bien del corte final, ya que la primera versión de Ruizpalacios duraba cerca de cuatro horas.
“El primer corte de la película duró como tres horas 40 minutos. Era un extraordinario corte y muy buen trabajo, pero afortunadamente Alonso sabía que era muy largo, era un primer corte, era el montaje ya con todo bastante extendido, todas las escenas y las secuencias completas. Se extendió un poco, sobre todo la escena de navidad, duraba —que es de mis partes favoritas— cerca de 50 minutos”, especifica Gatica.
Ruizpalacios indica que él fue quien decidió dejar fuera múltiples secuencias de Museo, fueron decisiones difíciles que le dolieron mucho, pero que consideraban necesarias.
“Todas esas decisiones que están aquí yo las tomé, porque creo que también es un error pensar que el corte del director tiene que durar cuatro horas, es como torturar a tu público innecesariamente. Hay películas que requieren esa duración, sin duda y a mí me encantan.
“Esas escenas, por ejemplo, las de la presa que se ven en el trailer, fueron las más dolorosas de dejar, porque era una secuencia que quedó muy bonita y que a mí me gustaban mucho”, finaliza el cineasta.
La película Museo se podrá disfrutar a partir del viernes 26 de octubre en todo el país.