Amor del bueno
No todas las competencias tienen que ser sinónimo de procesos que tienen como único objetivo “comprobar quién es el mejor”, en base a alguna clase de “marcador final” que dé cuenta de quién es el que “ganó”. Mucho menos si se trata de evaluar la intensidad con la que experimentamos nuestras emociones, que no dependen de variables como fuerza o velocidad, por ejemplo.
Eugenia RodríguezNo todas las competencias tienen que ser sinónimo de procesos que tienen como único objetivo “comprobar quién es el mejor”, en base a alguna clase de “marcador final” que dé cuenta de quién es el que “ganó”. Mucho menos si se trata de evaluar la intensidad con la que experimentamos nuestras emociones, que no dependen de variables como fuerza o velocidad, por ejemplo.
Este es el caso de Love Competition, cortometraje realizado por el cineasta Brent Hoff, en alianza con el Standford Center for Cognitive Neurobiological Imaging. La dinámica de esta “competencia de amor” fue la siguiente: la actividad de los cerebros de los siete participantes -con un rango de edad de 7 a 75 años- fueron evaluados en imágenes por resonancia magnética (IRMf) mientras se dedicaban a pensar en sus parejas o en algún ser querido.
Lo que se midió a través de IRMf fue la experiencia de amor romántico en las regiones cerebrales, en donde se ven implicados los neuro-transmisores de dopamina, serotonina y oxitocina. ¿Dónde se registró la mayor intensidad de afecto? ¿En los años de experiencia, en la juventud o en la inocencia? Entérate en Love Competition.
Querer con ganas
Cortometraje en línea disponible en Vimeo