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Diciembre es el mes favorito de muchos. No solo llega el aguinaldo y los niños tienen razones para portarse bien, sino que las familias se acercan y en todas partes hay recordatorios sobre lo importante que es el amor.
Pero esta época tiene una consecuencia no muy amorosa: es el momento del año en el que más parejas terminan sus relaciones. De hecho, enero es el mes más ocupado para los abogados de divorcios y en el que los cambios de estado sentimental en Facebook pasan a “Soltero” con mayor frecuencia.
Según la revista TIME, el sitio de citas Match.com entrevistó a sus usuarios y descubrió que 76 por ciento de ellos había terminado su relación justo antes, durante o después de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.
¿Por qué ahora?
Tal parece que las parejas que no se encuentran en su mejor momento tienen que pasar por varias pruebas durante esta temporada.
Para empezar, los días son más cortos y las temperaturas más bajas. En este espacio hemos hablado sobre la manera en que estas dos situaciones afectan nuestro humor y las emociones.
El Trastorno Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés) ocasiona pérdida de interés en actividades que antes disfrutábamos, que queramos dormir y comer más, y en algunos causa insomnio.
Además de sentimientos de desesperanza, impotencia y ansiedad.
Ninguno de esos sentimientos es un buen ingrediente para las relaciones.
En las parejas el SAD deteriora la habilidad para comunicarse cuando hay estrés. Hay pocas épocas del año en las que existen tantas razones para estar estresado como en esta.
¿O ya terminaste de comprar, envolver y pagar todos esos regalos?
La segunda razón es que, con tanta presión de ser felices y vivir unas fiestas ideales, la realidad de las relaciones sencillamente no se puede comparar a esa “perfección” sin quedar mal parado.
En contraste con las películas con finales felices, los regalos increíbles que (creemos) que todos intercambian y las aventuras que son los viajes de otras personas, una pareja “mundana” que “solamente” nos quiera puede no parecer suficientemente buena.
Lo bueno en la relación se nota más, pero lo mismo sucede con lo malo.
Y es que el fenómeno es tan común que sucede algo parecido cerca del Día de San Valentín. Si un miembro de la pareja tiene dudas sobre su permanencia en la relación, es probable que tome la decisión de terminar de una vez por todas antes de tener que fingir que sus sentimientos son más fuertes en una fecha que considera importante.
El dicho popular “Mejor solo que mal acompañado” aplica especialmente cuando hay algo que festejar.
La familia, además de felicidad, suele ser una fuente más de presión para quienes recién comienzan su camino juntos.
¿Deben conocerlos? ¿No deben conocerlos? ¿Deben intercambiar regalos o deben llegar con las manos vacías a las reuniones familiares? Si la respuesta de uno no gusta al otro, seguramente habrá tensión.
Haber formado un núcleo familiar nuevo tampoco deja a las parejas a salvo, porque decidir los horarios de visitas a cada uno de los lados de la red y satisfacer las expectativas del otro puede ser la gota que derrame el vaso.
En algunos casos, el problema es que uno de los miembros de la pareja ya planea terminar la relación y no quiere hacerlo antes de las fiestas para no arruinarlas, pero la presión resulta ser demasiado y no puede aguantar.
Física y emocional
La distancia es otro factor que incrementa el estrés cuando las personas que están en la pareja tienen familias en lugares distintos.
Aunque la separación física sea solo temporal, los problemas que solían ser pequeños y podían ignorar fácilmente mientras estaban juntos suelen acrecentarse cuando no hay posibilidad de discutirlos en persona.
Esto es especialmente grave cuando, por estar ocupados con sus respectivas familias, los miembros de la pareja no tienen tiempo para dedicarle el uno al otro, lo que provoca resentimiento.
Sin embargo, como hemos discutido en este espacio, la distancia también puede ser un factor de fortalecimiento para el amor.
Si la pareja sobrevive a la separación física, su reunión los encuentra más conectados, ansiosos de verse y listos para enfrentar un año más con todas las ganas de superar los obstáculos.
El otro verdadero amor
Aunque adoremos a nuestra familia, una de nuestras relaciones más importantes en esta época es con (¿qué más?) la comida.
Por suerte, además de platillos deliciosos, las celebraciones de este mes vienen con muchas actividades que pueden ayudarnos a compensar el exceso de calorías.
Cargar las bolsas de comida después de comprarla, envolver regalos, estar parados en la fila para pagar nuestros regalos, decorar el árbol de navidad y bailar en las posadas (y limpiar la casa después) son tareas inevitables y muy útiles para quemar calorías.
Otros tips para limitar nuestro consumo son comer solamente nuestros platillos favoritos en lugar de todos los que encontremos y elegir algunos de los más calóricos como “premio”.