2005
"(...) Fue un gran honor formar parte de ella. Para mí lo más importante era honrar la legacía de ‘Jurassic Park’. Cuando la vi, hace 22 años, tenía 12 años; de cierta manera cambio mi vida, porque me hizo darme cuenta lo que era posible con el arte de contar una historia y con el cine"
"La acción y la relación entre los protagonistas recuerda a Indiana Jones, igual que el suspenso recuerda a 'Tiburón' (...) La película es un gran homenaje al cine de Spielberg. En ese sentido, él estuvo muy presente. Pero eso nunca eclipsó el trabajo de Colin (Trevorrow, el director). Es totalmente su obra"
“Más grande, más ruidoso y con más dientes”, así piden al dinosaurio –la nueva atracción del parque “Jurassic World” en la trama–, y pareciera que así pidieron que fuera la cinta.
El mega estreno del momento es casi una secuela de “Jurassic Park”, la película atemporal de Steven Spielberg que se ha vuelto un clásico del cine hollywoodense desde que fue lanzada en 1993.
En esta la cuarta versión, las entregas dos y tres (“The Lost World: Jurassic Park” y “Jurassic Park III”, respectivamente) pasaron al olvido, junto con el elenco original. Y en esta ocasión, hay más dinosaurios, más efectos especiales y visuales y, claro, más expectativa por parte del público de antaño, junto con el de las nuevas generaciones.
Esta cinta podría dar el inicio a una franquicia completamente nueva, con la mira al público más joven.
En los 90, el mundo entero se paralizó al ver temblar la gelatina en la cuchara de Lex Murphy (interpretada por Ariana Richards), cuando se acercaban los velociraptors. Y todos se quedaron estupefactos cuando tembló el agua en el vaso anticipando la llegada del T-Rex.
Hoy el espectador pide sangre, acción, dientes, peleas aparatosas… pero sin dejar un buen guión de lado, a cargo de personajes entrañables.
“Jurassic World” no se trata de la maravilla que representa crear vida a partir de un mosquito en ámbar. Eso ya lo domina el hombre –y el espectador–, ahora la ambición y el alcance que pueden tener los dinosaurios rebasan los límites.
El pasado en su lugar
Los dinosaurios se extinguieron hace millones de años, no así la creatividad de llevarlos a la pantalla grande.
Para los amantes de la primera entrega esta secuela es solamente una visión de lo que sería continuar la historia, agregándole ingredientes hechos por computadora.
Los fósiles ya son cosa del pasado. Ahora el laboratorio y la manipulación genética van de la mano del ingenio y los intereses de los seres humanos.
De igual manera, el público ya no es el mismo, pues ya no sueña con tener un WalkMan o un Game Boy, sino que domina un iPad Mini a la perfección antes de que pierda todos sus dientes de leche.
Razón por la que esta cinta, aunque ya se conozcan los principales elementos de su trama, sigue sorprendiendo al público.
Para las nuevas generaciones, esta cinta solamente es un acercamiento a lo que fue el cine ochentero-noventero, el cual marcó la historia no solo del séptimo arte sino también la de la adaptación audiovisual y la tecnología en el entretenimiento.
Por ello no es conveniente compararlas o mezclarlas. Esta nueva cinta cuenta con más escenas en las que aparecen criaturas que volverán locos a los adolescentes, pero con menos tensión.
La ausencia de Michael Crichton –autor de la novela original y guionista de la cinta de 1993– en el script es notoria. Así como la falta de la dirección de Steven Spielberg (esta vez solo fue productor).
Aún así, Spielberg metió mano y se puede ver una reminiscencia a películas entrañables como “E.T.” (1982) y “Tiburón” (1975).
De hecho, su huella está intrínseca en “Jurassic World” aunque no haya dirigido la cinta. “(Steven) Spielberg, que aquí es como productor ejecutivo, creó un frenesí increíble para toda una generación con ‘Jurassic Park’ y su marca está muy presente en esta nueva entrega”, señaló el protagonista Chris Pratt.
Se extraña la perseverancia de John Hammond (Richard Attenborough), al querer hacer interactuar a los seres humanos con los dinosaurios, pero en su lugar llega Owen Grady (Pratt), un ex militar medio cowboy que con su desenfado respeta la delgada línea que hay entre los seres vivos y la ciencia.
En palabras de Pratt, este rol es una combinación entre lan Grant (Sam Neill) e Ian Malcolm (Jeff Goldblum), de “Jurassic Park”.
“(Owen Grady) tiene un poco del cinismo de Goldblum pero también se maravilla y excita con la biología como el personaje de Sam Neill”, dijo Pratt a MTV News.
Cuando se acude al cine a ver nuevas entregas –sobre todo si se trata de adaptaciones de clásicos como “Jurassic Park”–, se deben dejar los sentimientos y la nostalgia afuera de la sala de cine, en la dulcería del establecimiento.
Ver al parque terminado y en función (cosa que nunca sucedió en las primeras dos películas), en esta cinta a cargo del director casi desconocido Colin Trevorrow, mueve las fibras más sensibles. Escuchar el mítico tema compuesto por John Williams hace que se dibuje una sonrisa cálida en el rostro del espectador, que instantáneamente recuerda la primera película.
“Jurassic World” es la excusa perfecta para ir al cine, entretenerse, reír y disfrutar del cine al mero estilo de Hollywood, pero es muy probable que el guión, el elenco (a excepción de algunas escenas de Pratt y/o las que comparte con Bryce Dallas Howard corriendo en la Isla Nublar en tacones), no se grabarán en la memoria como lo hicieron Hammond (Attenborough) Ellie Sattler (Laura Dern), Grant (Neill), y Malcolm (Goldblum).
Sin embargo, la tensión-atracción-química entre la perfeccionista Claire Dearing (Dallas Howard) y el desenfadado, encantador y sarcástico Grady (Pratt), es el blanco perfecto que acompaña a esta historia dentro del parque, en el que los dinosaurios andan sueltos y la mente del hombre para manipularlos no tiene límites, como tampoco los tiene el hecho de que cuando el humano y la ciencia están juntos, alguien tiene que ceder.
En “Jurassic World”, los dinosaurios se convierten en un personaje más, no solamente en el hilo conductor de la trama. El guión es simple, pero adecuado para un blockbuster como este.
La cinta llega hoy a las pantallas de cine a nivel internacional y supera la prueba del tiempo y los cambios de generación. “Jurassic World” ya abrió las puertas del parque, que recibe a miles de visitantes que anhelan ver atracciones “más grandes, más ruidosas y con más dientes”.
> El dinosaurio estrella
En “Jurassic World”, el Indominux Rex es un híbrido genéticamente modificado, creado por los científicos de InGen. Aunque es el centro de la trama, este dinosaurio es la gran atracción del parque –y de la franquicia–, pero nunca tendrá la presencia del T-Rex, quien ya tiene un lugar en el corazón del público.
> Un poco más cerca
A diferencia de las otras tres cintas sobre “Jurassic Park”, en esta nueva película los dinosaurios y los humanos tienen una “relación” cercana y personal. Todo esto gracias a los animatronics y a las imágenes creadas por computadora (CGI, por sus siglas en inglés). Así, las falsas criaturas se camuflan entre los actores y el set, creando una sinergia que hace 20 años no se podía lograr.
> el tema de ‘jurassic park’
La música está bajo la batuta de Michael Giacchino, quien es uno de los compositores prodigio de su generación. Aún así, en el momento en el que aparecen las trompetas del icónico tema compuesto por John Williams para “Jurassic Park”, el público sentirá que está dentro del parque en la Isla Nublar, y tendrá esa sensación familiar que solo esta historia puede provocar.
> Mercadotecnia en cada escena
La mercadotecnia forma parte del guión y de la producción, pues la cinta recurrió casi de manera exagerada en el product placement, introduciendo marcas en las escenas.
> Más dientes, más acción
