Esclavitud y genocidio
Estados Unidos, el supuesto país del sueño americano, de la tierra de los libres, que en su moneda reza la leyenda “In God we trust” (“En Dios creemos”), actualmente a un paso de la guerra, renegociando sus tratados económicos, sin tener una estabilidad en el mando de su presidencia.
Tras esta nación crece un sentimiento de odio a las minorías, a desacreditar a los latinos, a seguir mofándose de quienes construyeron una “América” que le pertenece a los blancos, cuando en realidad se edificó con sangre negra, latina e inmigrante.
Hidalgo NeiraEstados Unidos, el supuesto país del sueño americano, de la tierra de los libres, que en su moneda reza la leyenda “In God we trust” (“En Dios creemos”), actualmente a un paso de la guerra, renegociando sus tratados económicos, sin tener una estabilidad en el mando de su presidencia.
Tras esta nación crece un sentimiento de odio a las minorías, a desacreditar a los latinos, a seguir mofándose de quienes construyeron una “América” que le pertenece a los blancos, cuando en realidad se edificó con sangre negra, latina e inmigrante.
Es bajo este discurso de dolor que Raoul Peck, realizador del documental “No soy tu negro” (2016), añade su voz contra el autoritarismo trumpiano y no se queda callado ante la realidad actual de su país.
“Estamos siendo testigos de un nuevo desarrollo de un Big Brother que siempre ha visto por sus intereses primero, cualquiera que estos sean. El problema principal en eso es que nosotros (y en el caso de ustedes los mexicanos) fallamos en oponer y unificarnos frente la intimidación de este Gran Hermano Imperial”, refiere de cómo es que el magnate lleva el timón en la Casa Blanca.
El testimonial audiovisual de Peck, que trata acerca de la discriminación en Estados Unidos hacia la raza negra desde el origen de la nación hasta los tiempos modernos, estuvo nominado al Oscar en la sección de Mejor Documental y ya se encuentra en la cartelera mexicana bajo la distribución de Canana.
“Al igual que en Estados Unidos, mayoría de Latinoamérica ha olvidado que su ‘sueño’ se ha construido sobre dos genocidios. El indígena que fue el primer habitante, y las víctimas de la esclavitud”, reconoce en entrevista para Reporte Indigo.
Trump: (el paréntesis)
El realizador de color cree que entre México y Estados Unidos el conflicto es retórico hasta el momento y no se trata acerca del racismo, sino de combatir los problemas internos de cada Estado para luego ir tras el republicano de la Oficina Oval.
“Así que para luchar contra Trump correctamente, tenemos que hacer primero nuestra tarea, todo está vinculado. México tiene activos increíbles en los Estados Unidos, una clase educada de gente, hombres de negocios, periodistas, artistas, corporaciones, una fuerza de trabajo increíble y valiente, eso es necesario para ser parte de la discusión”, indica.
Las alianzas estratégicas entre particulares para alzar la economía entre los dos países son trascendentales para Peck, quien confía que esto detendrá los esfuerzos del magnate por amurallar la comunicación bilateral.
“Trump es sólo un paréntesis (aunque sea uno peligroso) en esta larga historia común en nuestra relación, nosotros, el Caribe y América Latina, con el poderoso, y a veces ciego, vecino”.
La filosofía de Baldwin
En el documental “Yo soy tu negro” Peck toma el manuscrito inconcluso del pensador afroamericano James Baldwin “Remember this house” para describir los horrores de cómo Estados Unidos se forjó a costa de la esclavitud negra, además de cómo se ha minimizado a esta raza a lo largo de la historia.
El mensaje del librepensador es actual para el cineasta, ya que lo usa de metáfora para la relación que sucede entre la discriminación de los latinos y los estadounidenses radicales.
“La película y, lo que es más importante, las palabras de Baldwin, están en el centro de esta discusión. Se trata de cómo tratamos, individual y colectivamente a los “otros” indígenas, gays, mujeres, pobres, marginados y a toda esa otra parte de la sociedad. El más mortífero veneno es la falta de empatía de esta “vasta, inconsciente, cruel, cruel mayoría blanca”, parafrasea al escritor negro.
La apatía moral en Estados Unidos es lo que le causa terror actualmente a Peck, por lo que él refrenda que “No hago películas para el pasado, mi compromiso es siempre hacer películas para hoy. Sin embargo, no creo que la película pueda cambiar el mundo o el cine pueda cambiar el destino de un país -la gente cambia el destino de un país. Pero el cine puede cambiar a una persona. Y eso es un comienzo”.
Las palabras de Samuel
Peck tenía en claro que no quería usar entrevistas a cuadro para su película y pensó en una sola voz narrativa para ser el hilo conductivo de la cinta, que además tomara los discursos y cartas de Baldwin con emotividad en su descripción vocal.
“Samuel (L. Jackson) fue uno de tres o cuatro nombres que yo había escogido. Él era el primero al que le quise preguntar así que vio un corte del documental y dijo que sí (…) él hizo esas palabras suyas porque podía relacionarse con ellas, la emoción no era falsa, él era la emoción, él se volvió el personaje llamado Baldwin, así que no necesitó imitarlo”.
La coincidencia del poder blanco
En respecto a cómo es que en la pasada entrega de los premios Oscar ganara una película con temática de color, además de que cuatro de los cinco documentales nominados fueran acerca de la discriminación racial, Peck atribuye que es una coincidencia, y además expone que la industria sigue siendo controlada por la gente de piel blanca.
“Nada ha cambiado en la manera en como Hollywood hace negocios. Todavía está en la mano de unos cuantos blancos muy poderosos (…) Tenemos cineastas increíbles, haciendo sus películas, desarrollando sus artes. Simplemente ya no queremos pedir permiso, sólo lo hacemos, es una elección política”.