Los bufones del séptimo arte

Mientras Saul Zaentz pasaba a tomar el Oscar de Mejor Película por producir “Amadeus” en 1985, una obra maestra de Milos Forman que retrata la vida del prolífico compositor Wolfgang Amadeus Mozart y es un clásico hasta nuestros tiempos, en otra parte de California un hombre palestino se preguntaba cómo era posible que su largometraje no fue siquiera nominado ese año.

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Mientras que un estudio de Hollywood hacía alrededor de ocho películas al año, Cannon Films producía 40 o 50 cintas

Mientras Saul Zaentz pasaba a tomar el Oscar de Mejor Película por producir “Amadeus” en 1985, una obra maestra de Milos Forman que retrata la vida del prolífico compositor Wolfgang Amadeus Mozart y es un clásico hasta nuestros tiempos, en otra parte de California un hombre palestino se preguntaba cómo era posible que su largometraje no fue siquiera nominado ese año.

Menahem Golan tuvo un sueño desde que era un niño al ver las producciones estadounidenses en su natal Tiberíades, Palestina (hoy Israel), quería replicar las ficciones en celuloide en su país y así empezó a hacer su propia fábrica de sueños.

Pero Golan quería más, él iba por la verdadera meca del cine y en 1979 –junto con su primo Yoram Globus– compró por 500 mil dólares la casa productora Cannon Films, con la que comenzaron su carrera en Estados Unidos.

Lejos de competir contra Hollywood, los israelitas hacían filmes de Clase B, cintas de bajo presupuesto cargadas de acción y violencia con un toque de sensualidad a cuadro.

“¡Vamos a triunfar! ¡El siguiente año iremos por el Oscar!”, le decía Golan a sus allegados, los que no entendían cómo es que sus producciones lograrían colarse entre los grandes estudios de Hollywood para ganar la máxima presea del cine.

 El israelita convenció a un reparto y un equipo de producción entero para hacer “Sahara” (1983), su propia versión de “Lawrence de Arabia” (1962), con una joven Brooke Shields. Pero pensando que esta cinta se colaría en la ceremonia de la Academia, el largometraje fue un desastre.

Se gastaron 25 millones de dólares (mdd) en la producción que fue filmada en el Desierto del Néguev, pero solo se recaudó 1.4 mdd.

Mientras que Shields fue nominada a un Premio Razzie por Peor Actuación Femenina y ganó el de Peor Actriz Secundaria, ya que en el filme hay una escena donde utiliza un bigote y personifica a un hombre.

“Bolero”, protagonizada por Bo Derek y producida por Cannon Films, ese mismo año arrasó en los Premios Razzie con seis estatuillas, además de llevarse el galardón de Peor Película.

Todo esto forma parte de “Electric Boogaloo: La loca e inédita historia de Cannon Films” (2014), documental que narra puntualmente la travesía de estos productores independientes.

No es porno, era erotismo

Una fórmula que para los israelitas funcionaba era tener situaciones de comedia mezcladas con acción, pero además no podían faltar los desnudos a cuadro, ya que para ellos le daban el folclor que posicionó a sus filmes.

El documental que fue realizado por Mark Hartley cuenta con innumerables testimonios de productores, cineastas, editores, actores, actrices y compositores que hablan de la experiencia de trabajar con Golan y además aclaran que estas escenas eróticas eran importantes para él.

“Recibíamos cartas de Menahem diciendo que el filme no era suficientemente fuerte, pero ¡ya era suficientemente controversial! Tenía suficientes escenas de amor, muchos desnudos”, dice en el testimonial la actriz Bo Derek de cuando realizaron “Bolero”.

Poco presupuesto, muchas películas

Hollywood siempre se ha destacado por cuidar la calidad de sus producciones y en los 80 llegaban a realizar alrededor de ocho películas al año. Pero eso no le importaba a Cannon Films, pues la compañía rodaba entre 40 y 50 cintas al año.

En una entrevista a Golan le preguntaron si él estaría dispuesto a hacer una película de 30 mdd y de inmediato el israelita lo negó.

“No se qué haría con 30 millones, haría 30 películas tal vez”, respondió el realizador.

Charles Bronson, Jean-Claude Van Damme, Chuck Norris, Sharon Stone, Faye Dunaway, Dolph Lundgren, son solo algunos de los actores que firmaron contrato para estar a cuadro en las producciones de Cannon Films.

Cannon en caída libre

A pesar de que lograron producir joyas cinematográficas como la adaptación de “Otello” dirigida por Franco Zeffirelli con la actuación de Plácido Domingo en 1986, Cannon Films seguía derrochando cada vez más dinero en producciones que no resultaban rentables.

En 1987 produjo “Over the top” con Sylvester Stallone, la cual costó 25 mdd, pero la mitad del presupuesto se fue en el sueldo del actor.

Ese mismo año realizaron “Superman IV: The Quest for Peace” con 17 mdd, la cual fue un fracaso y el mismo Christopher Reeve se arrepintió de haber interpretado al Hombre de Acero de nuevo.

Y para acabar de hundir a la empresa se gastaron 22 mdd en una fallida adaptación de He-Man llamada “Masters of the universe”, que se estrenó en agosto y apenas juntó 17 mdd en taquilla.

La compañía cerró en 1994 y actualmente la mayoría de los derechos están en posesión de Metro-Goldwyn-Mayer y Paramount tiene la jurisprudencia para transmitir el contenido en canales de televisión en América del Norte.

A punto de hacer Spider-Man

Cannon Films llegó a tener los derechos para llevar al héroe arácnido de Nueva York al cine, ya que Golan y Globus cerraron un trato de 225 mil dólares con Marvel para realizar el largometraje y tener la exclusividad durante cinco años, pero nunca entraron en producción.

El otro documental

En los 80, un estudio cinematográfico rompió todos los formatos en Estados Unidos e incluso estuvo a punto de reventar a Hollywood y sus producciones multipremiadas. Esa es la historia de la exitosa empresa Cannon Films, que se cuenta en el documental ‘Electric Boogaloo’

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