La realidad virtual apenas comienza a ser una sensación con la tecnología de Oculus Rift, HTC Vive, Samsung Gear, entre más visores que empiezan a circular en el mercado desde hace unos años, pero en el cine, esta semana llega una ficción que muestra cómo es que en el futuro esto podría ser lo único que nos motiva, a vivir ahora dentro de un universo paralelo por que el mundo ya no es un mejor lugar.
Como si existiéramos dentro de un desierto, lo único que nos refresca es Oasis, programa que nos convierte en eso que más deseamos. Ahí estudiamos, conocemos a nuestros amigos, leemos, vemos películas e inclusive nos enamoramos, todo a través de un visor porque la realidad es inaceptable, nadie quiere enfrentarse a la polución, a las ciudades hacinadas y que desesperadamente buscan subsistir a causa de la extinción de los combustibles fósiles.
Y cuando la vida parece ir en picada, hay algo que todavía incentiva a la población mundial de un futuro 2044, el creador de Oasis, James Halliday fallece y deja su herencia a quien quiera tomarla, solo hace falta pasar sus tres desafíos, para que cualquier persona en la Tierra sea ahora inmensamente rica y dueña de la realidad virtual.
El cineasta hizo este largometraje a la par de “The Post: Los oscuros secretos del Pentágono” y fue tan demandante su creación debido a los efectos visuales, que esta ha sido una de las producciones más difíciles en su carrera, comparándola inclusive con “Tiburón” (1975) y “Salvando al soldado Ryan” (1998).
Solo para iniciados
“Ready Player One” no es como cualquier película, es un largometraje que reúne y menciona lo mejor de la ciencia ficción, fantasía, cultura pop, videojuegos y más de la década de los 70, 80 y 90, ya que al conectarse a Oasis, las personas pueden escoger lo que sea que quieran tener a su alrededor y claro, también las posibilidades de sus avatares son infinitas.
Los productores trabajaron durante años para poder tener los derechos de varios de los personajes a utilizar a cuadro, e inclusive hubo muchos que tuvieron que quedar fuera como todo el universo de “Star Wars”, ya que Disney no quiso ceder o como el uso de Ultraman (el cual aparece en el libro) que por disputas legales no fue conseguido.
El libro, punto y aparte
Mientras que en la película se escuchan canciones ícono de los 80 como “Jump” de Van Halen, “Blue Monday” de New Order o “We’re Not Gonna Take It” de Twisted Sister, el tributo que Cline hacía a bandas como Rush o Oingo Boingo quedaron fuera de la película, pero esto es solo la punta de iceberg.
Para aquellos entusiastas que aman el libro de cabo a rabo, deben de entender que el filme realizado por Spielberg dista completamente de la obra de Cline, pero de esto también es cómplice el literato, ya que fue co-guionista.
Sin embargo la reinterpretación de la novela a la pantalla grande es un alucine total, que respeta la ficción de Cline y sorprende a quienes leyeron el libro publicado en 2011, además de añadir situaciones y público que bien es ajeno a esta literatura, atrapando al cinéfilo que tiene todavía su adolescencia arraigada a las últimas tres décadas del siglo XX.
Guiños por doquier
Todo el filme está plagado de menciones a la cultura geek, hasta el compositor del sountrack, Alan Silvestri, se sube al tren del mame, reutilizando el tema de “Volver al futuro” que él mismo compuso en 1985, para ciertas secuencias en donde se hace mención a la película o sus creadores.
Stanley Kubrick, el videojuego “Adventure”, el T-Rex de “Parque Jurásico”, un poster de “Cazadores del arca perdida”, son solo algunas de las insinuaciones que abundan en “Ready Player One” las cuales resultan exquisitas para quienes crecieron en estos mundos de fantasía.
Inclusive diálogos y encuadres son tomados de otras producciones hollywoodenses ícono de una generación, que los más avispados notarán de estar poniendo atención, pero cuidado, que varias referencias se pueden ir en un parpadeo.
SIDE ¿Habrá secuela?
Para quienes piensen que este filme está hecho para ser una franquicia sin fin, pueden estar seguros de que tanto el libro como este largometraje están intencionados para ser de una sola entrega, aunque Ernest Cline ya trabaja en una continuación literaria apegada a la novela en la que se basó la cinta, por lo que en un futuro podría haber una segunda parte.