Sergey Brin, cofundador de Google, parece haber empezado una tendencia: el negocio de la carne artificial.
Después de que Brin desembolsara más de 300 mil dólares de su dinero para financiar el proyecto de Mark Post y su equipo de la Universidad de Maastricht –en el que se desarrolló la primera hamburguesa hecha en un laboratorio–, grandes mentes de la tecnología también quieren apostarle a esta alternativa emergente.
Bill Gates, cofundador de Microsoft, también está financiando proyectos para crear alimentos hechos en el laboratorio, específicamente carne sintética.
No solo sería la competencia de la carne de Post –que ya se degustó públicamente–, también se abriría una gama de productos de probeta que podrían llegar a las estanterías de los supermercados en un futuro no muy lejano.
Con el fin de desarrollar más opciones, Gates invirtió en una alternativa de carne hecha a base de plantas, innovación a cargo de la startup Hampton Creek Foods, según publicó The Verge.
Incluso planteó la idea de elaborar semillas con sabor a carne.
Peter Thiel, cofundador de PayPal, no se quedó atrás y también invirtió en Modern Meadow, una empresa que elabora piel y carne hechas con células madre de animales.
Los multimillonarios se despejaron de las computadoras y fijaron su mirada –y su dinero– en la industria de los alimentos sintéticos, la cual promete ser el abastecimiento del futuro y una medida sustentable de obtener recursos.