La tecnología que emplean los vehículos aéreos no tripulados, mejor conocidos como drones, no necesariamente está relacionada a fines bélicos.
En el 2012, aludimos en este espacio sobre el bombardeo en territorio bielorruso con cerca de 900 ositos de peluche, como parte de una campaña a favor de la libertad de expresión organizada por la agencia de publicidad sueca Studio Total.
Ahora, la startup Flirtey, en Sidney, Australia, hará de pequeños robots con seis hélices –conocidos en inglés como hexacopters–, un servicio de entrega de libros, para reducir los tradicionales tiempos de entrega de dos a tres días, a unos cuantos minutos. La idea también es evitar extravíos, gracias al rastreo de la ubicación del smartphone del destinatario.
De acuerdo Ahmed Haide, cofundador y CEO de Flirtey, que trabajará en conjunto con el servicio de renta de libros de texto Zookal, “los drones comerciales serán tan comunes como son actualmente los aviones en el cielo”.
Los libros se ordenan a través de una app. Y Zookal empaqueta el pedido, que llega a la ubicación del dispositivo inteligente del destinatario, en lugar de su dirección.
Matthew Sweeney, cofundador de Flirtey, dijo en un video sobre el proyecto que la compañía está democratizando y comercializando una tecnología que previamente solo estaba disponible para los militares y las universidades, de tal modo que “cualquier persona pueda pedir cualquier producto o servicio y que estos vuelen directamente hacia donde se encuentre su smartphone”.
A decir de Sweeney, la autoridad de aviación civil en Australia fue uno de los primeros en el mundo en legalizar los vuelos comerciales por vehículos aéreos no tripulados.
A Estados Unidos llegará en el 2015. Después de perfeccionar este servicio, se planea exportar a nivel global.