Educación menstrual, propósito de año nuevo

El Paquete Económico para el año que inicia contempla la eliminación del IVA en productos de gestión menstrual, lo que destaca la importancia de mantener este tema en la agenda pública
Karina Vargas Karina Vargas Publicado el
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El 27 de octubre de 2021, el Senado de la República aprobó la Ley de Ingresos 2022, en la que se contempla, entre otras cosas, una tasa del cero por ciento del Impuesto del Valor Agregado (IVA) en productos de gestión menstrual, como toallas sanitarias, tampones, pantiprotectores y copas menstruales, a fin de que las mujeres y personas gestantes puedan acceder a su derecho de menstruar de forma digna.

Este avance es parte de una lucha más grande que se vislumbró en el Primer Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México en 2019, en el que se manifestó la necesidad de trabajar el tema de la menstruación desde una perspectiva de género y de política pública.

Lo anterior, con el objetivo de avanzar en la igualdad y el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres en el país; así lo manifiesta el informe “Menstruación: ¡Asunto Público!, 2020” de la organización Fundar. Centro de análisis e investigación, que destaca el trabajo de la colectiva Menstruación Digna México.

El documento detalla los ejes transversales de la iniciativa, entre ellos, el reconocimiento de que los productos para la gestión menstrual son de primera necesidad, y de ahí la importancia de la eliminación del IVA; la creación de políticas de entrega gratuita, fácil e informada de dichos productos; así como la generación de datos e información sobre la menstruación y gestión en México.

Asimismo, menciona los ejes sustanciales de comunicación y de educación.

 

IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN

“La menstruación a nivel cultural y a través de la historia ha sido todo un tema que siempre se le ha asociado a la impureza o a la peligrosidad de las mujeres.

“Entonces, hay muchos mitos alrededor de la menstruación que, aparentemente, no tendrían sentido en las culturas occidentales, pero el hecho de que permanezcan representa una diferencia entre hombres y mujeres, y a nosotras nos toca vivir con ello.

“En algunos lugares se asocia al despertar sexual de las niñas, lo cual no es cierto, simplemente se alcanza una madurez en su aparato reproductor femenino. Es importante visibilizarlo para romper con estas dinámicas”, afirma en entrevista Sally Santiago, gerente de ProFemme.

Al respecto, de acuerdo con el artículo “¿Qué es la educación menstrual y por qué la necesitamos?” del Instituto para el Futuro de la Educación, la educación menstrual comprende los aprendizajes necesarios para gestionar la menstruación desde una condición naturaly de empoderamiento, sin los juicios sociales sobre el cuerpo y el rol del género femenino.

Esto, al priorizar el cuidado de la salud física y mental a través del conocimiento del ciclo y cómo afecta individualmente a cada persona.

“Las dolencias asociadas con la menstruación y su relación directa con el cálculo de los días fértiles como medio de gestión o prevención del embarazo, son los únicos dos incisos que se conocen y discuten en forma común acerca de este proceso biológico.

“Como resultado, esta carga social negativa entorpece el esfuerzo hacia la educación para una experiencia menstrual que no provoque ausentismo en las escuelas, que sea eficaz en informar sobre cómo funciona el periodo y detectar sintomatologías de trastornos ováricos o premenstruales, que cree una conciencia de los cuerpos menstruantes sin prejuicios y que conciba la menstruación digna como derecho humano básico”, advierte la autora Sofía García-Bullé.

Asimismo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que si las escuelas cuentan con instalaciones y materiales escolares adecuados, pueden ayudar a que las niñas lleven su menstruación con orgullo y dignidad, y contribuir a mejorar la igualdad de género.

 

MENSTRUACIÓN Y DERECHOS HUMANOS

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) asegura que la menstruación está intrínsecamente relacionada con la dignidad humana, y cuando las personas no pueden acceder a instalaciones de baño y medios seguros y eficaces de manejo de higiene menstrual, no puede llevarse este proceso natural dignamente.

“La desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones nocivas pueden tornar la menstruación en una etapa de estigma y privaciones, que puede socavar su disfrute de los derechos humanos fundamentales. Esto es cierto para las mujeres y las niñas, así como para los hombres transgénero y las personas no binarias que menstrúan”, subraya el UNFPA.

Entre estas garantías el Fondo contempla que los productos menstruales también deben ser seguros, eficaces y aceptables para las personas que los utilizan.

Advierte que la elección del producto se determina con base en las necesidades culturales y logísticas; por ejemplo, en climas húmedos o en condiciones lluviosas, las toallas sanitarias reutilizables pueden ser difíciles de secar completamente, y esto podría significar un riesgo de infección.

La encuesta “Hablemos de higiene menstrual” de U-Report revela que alrededor del 75 por ciento de mujeres o personas gestantes en México utilizan toallas sanitarias desechables, 15 por ciento usan copa menstrual, cinco por ciento prefieren los tampones, y dos por ciento usan toallas sanitarias reutilizables.

De las mil 362 personas encuestadas, 67 por ciento elige los productos en relación a su comodidad, 15 por ciento sigue la elección que hace su familia, 11 por ciento por su costo, cinco por ciento por lo que hay en el lugar donde vive, y dos por ciento no usa ningún producto.

 

ANOMALÍAS DEL SAGRADO MENSTRUAL

La sangre que integra el ciclo menstrual puede tener varias tonalidades, como consecuencia de cambios hormonales, trastornos propios de la menstruación, infecciones, enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre otros.

“La invitación a observar nuestra sangre menstrual rompe con la cultura del ocultamiento, del asco o de la vergüenza que puede a ver en torno a la menstruación, porque muchas veces cuando usamos toallas o tampones no lo podemos hacer, porque la lógica de estos productos es descartar el sangrado.

“Con una copa menstrual se rompe esa dinámica y el ‘no contacto con la sangre’ porque nos tenemos que manchar las manos para usar una copa menstrual –para ponerla, para quitarla, para lavarla, etc. –, al tener una herramienta como la copa es más fácil tener un monitoreo del sangrado y de ver si éste arroja información sobre alteraciones en el proceso”, comenta Sally Santiago.

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Al respecto, manifiesta que las anomalías a tomar en cuenta tienen que ver con cuánto dura el ciclo, los días que dura el sangrado y la cantidad de hemorragia que existe, así como el color de la sangre.

La sangre con tono escarlata o rojo brillante significa que está fresca y que no tiene dificultades para fluir. De hecho, es el color que se presenta de manera común. Por el contrario, si ocurre entre ciclos puede asociarse a diferentes causas como una infección.

No obstante, la sangre marrón muy oscuro aparece regularmente en los primeros o últimos días del ciclo como consecuencia del tiempo que el líquido hemático ha permanecido en el útero.

Mientras que la sangre color rosa salmón se presenta fuera del ciclo menstrual. También puede estar asociada a una disminución de estrógeno, hormona implicada en el crecimiento del revestimiento uterino; sin embargo, cuando el color rosa es visible sin un motivo aparente y sin relación con el ciclo, es importante consultar al profesional de la salud.

 

COPA MENSTRUAL

De este modo, la especialista subraya la necesidad de reconocer todos los procesos en torno al ciclo menstrual, y aconseja el uso de la copa por la practicidad que representa para tener contacto directo con el sangrado y el cuerpo.

Para las personas interesadas en conocer este producto, señala que el periodo normal para que alguien se acostumbre a utilizarla es de tres a cuatro menstruaciones, por lo que recomienda llevar una bolsita con una muda de ropa, un gel antibacterial, papel y una toalla desechable para uso de emergencia.

“¿Qué es lo que nos da miedo de la copa? Mancharse, de que se nos arruine la ropa o de que alguien se dé cuenta. Parte de eso también tiene que ver con los estigmas o tabúes de la menstruación, la exposición de la sangre. Si este es el generador de la ansiedad, hay que tratar de tener las medidas para evitarlo”, concluye la vocera de ProFemme.

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