Un día en su casa, cuando la noche llegaba, Claudia Quijas empezó a desarrollar una idea sobre un cortometraje. No recuerda si tal vez había visto Little Miss Sunshine (2006) por enésima ocasión, pero tenía claro que quería hacer una película de carretera; esta fue una posible inspiración para Azul naranja.
“Se me vino a la mente ‘okey, una película de amigos y una monja, pero ¿una monja?’ Así fue, y me encantaría decirte que fue una epifanía de varias investigaciones que he hecho, pero para nada, sólo se me vino esa imagen a mi cabeza”, comparte la directora.
Cuando llegó el momento, Quijas tuvo la oportunidad de hacer este cortometraje en el 48 hour film Project, convocatoria para hacer producciones a contrarreloj y con elementos sorpresa. A su equipo le tocó agregar romance a la historia, y así se decidió incorporar una temática LGBT+.
“No quería que se volviera algo cursi, porque la historia no da para eso, y creo que la directora de arte dijo: ‘el romance no tiene que ser un enamoramiento de una historia de amor súper fuerte, más bien puede ser un momento de conciliación entre dos personajes’, pero ¿quiénes? Y para mí los personajes principales, desde antes del tema de romance, eran dos mujeres”, comenta Quijas.
Así nació Azul naranja, cortometraje en el que Lucía, Ana y Pablo manejan por carretera y encuentran a una chica religiosa desorientada; Lucía aboga por la monja y se detienen por ella, y ahí empieza un lazo especial entre ellas dos.
“Estos dos personajes pensé que podían encontrar un espacio de conciliación, perdón y sanación entre ellas y el equipo me apoyó, además de que muchos de nuestros amigues de producción son parte de la comunidad LGBT+, y nos gustó mucho contarlo de esta manera. Fue muy orgánico”, agrega la directora.
Esta producción de ficción estuvo presente en la programación de Short Film Corner, en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Cannes. Quijas calcula que el presupuesto aproximado con el que realizaron este cortometraje fue de 30 mil pesos y, por ahora, quiere enfocarse en saber si puede desarrollar la historia en un largometraje.
Codeándose con los grandes
Una de las ventajas de haber presentado Azul naranja en Cannes, fue que Claudia tuvo oportunidad de encontrarse con múltiples celebridades del séptimo arte, con las que pudo convivir más, como Guillermo del Toro y Julianne Moore.
“Con Julianne Moore pude platicar un poquito más que con Guillermo del Toro y pues te encuentras con muchísimas personas, vi a Anne Hathaway; al protagónico de El juego del calamar, Lee Jung-jae; al cineasta quebequense Xavier Dolan; Tom Cruise; al director Gasapar Noe, quien estuvo en la misma proyección que yo. Fue interesante”, platica la directora con emoción.
Pese a que tal vez el siguiente año no tenga un proyecto listo para presentar, Quijas expresa que regresará a la Riviera francesa, porque hay una calidez y acercamiento sin igual con los artistas, que además invitan a que vayan nuevos talentos.
“En lugar de preguntarte ‘¿cómo estás?’, te dicen ‘¿estás teniendo un buen festival? o ¿cómo te está tratando Cannes?’ Y eso estuvo increíble, porque queda claro que quienes estábamos ahí, pertenecemos a una misma industria, fue bonito tener ese golpe de energía. Cualquiera puede ir, aplicas, haces una carta intención de porqué te gusta el cine y te dan un pase que te da acceso a muchas cosas”, revela.
Por ahora, Azul naranja no se exhibe en ningún lado. La directora está buscando más festivales para presentar su cortometraje.