Con el objetivo de compartir la diversidad de la cultura judía, desde hace 16 años, se realiza el Festival Internacional de Cine Judío en México. En esta nueva edición el lema será “Un Festival sin Fronteras”.
Este evento, año con año trae cine de diferentes partes del mundo a México para proyectarlo en salas de Cinépolis y de la Cineteca Nacional.
Cada año le ponemos un tema al festival, el año pasado fue ‘Un Festival para todos’, porque hablamos de la diversidad cultural, y este año decidimos hablar de la migración, un tema que ahorita está latente y es importante tocarlo para que no se normalice. Hablaremos de la migración para demostrar cómo el cine y la cultura borran muros y cruzan fronteras sin que nadie los detenga”, asegura Fredel Saed, directora operativa del Festival Internacional de Cine Judío en México (FICJM).
Tras 16 años de vida, el Festival busca seguir superándose en cuanto a contenido para incrementar el número de personas que asistan a sus eventos, porque a pesar de que la muestra dura tres semanas, las actividades se extienden por todo el año.
El Festival en realidad se divide en cuatro etapas diferentes. Primero, por tres semanas tiene una selección oficial de cintas. Después forma un cine club con el que va a salas de centros culturales mucho más pequeñas, como de 20 o 30 personas. Otra de las actividades es organizar al final de año una muestra universitaria y durante todo el año proyecta las películas favoritas en las salas de arte de Cinépolis.
Ahora, de acuerdo con Saed, están viendo la posibilidad de entrar al tema de la educación, porque están convencidos de que el cine puede cambiar realidades y también tiende a enseñar, por lo que quieren implementar algunas clases magistrales y más conferencias con directores
“Creemos que invertir en cine y cultura es automáticamente invertir en educación y en prevención de la inseguridad; al final, estás haciendo un bien por el país en el que estás. La cultura es la base de una sociedad tolerante y amorosa”, opina la directora operativa del Festival.
Un Festival sin fronteras
A lo largo de los 16 años que lleva este Festival, sus organizadores han notado una diferencia en la recepción de la gente al tema de la cultura judía. Dicen que las personas tienen cada vez más curiosidad y quieren ver más cine de este tipo.
Fredel afirma que cualquier bella arte puede cambiar al mundo y si alrededor de eso se hacen ajustes personales, se pueden provocar cosas buenas en el país. “Creo muchísimo en que el arte es un detonante para un mundo mejor”, señala la directora operativa.
Para esta edición, el Festival recibió apoyo de la legislatura anterior, pero este año ya no salieron publicados en el Diario Oficial de la Federación, pero esperan poder encontrar apoyos público más adelante.
“Nosotros vivimos de patrocinios y donativos; entonces, es muy importante este recurso. Para esta edición que está sucediendo sí recibimos apoyos de la legislatura que estaba, pero para el próximo Festival ya estamos viendo cómo recurrir a recursos públicos, pero creemos que sí podemos lograr algo. O triplicar nuestros donativos y patrocinios”, considera.
La selección oficial
El árbol de higo
Mina es una adolescente judía de 16 años que ha crecido en medio de la guerra civil etíope. Ella tiene una vida humilde, acompañada de su hermano y su abuela, quienes piensan huir de la guerra, hacia Israel donde la madre de Mina los espera. Sin embargo, los planes dejan fuera al novio de Mina, Eli, un chico cristiano que vive oculto, temeroso de ser reclutado para unirse a las filas del ejército.
Los disidentes
El año es 1983 y Yaakov Cohen, el propietario de una imprenta en Jerusalén está cansado de ser segregado. Al parecer, él nació del lado equivocado, con la familia y apellidos equivocados. En un arranque decisivo, Yaakov decide establecer un frente Sefardí ultra ortodoxo para competir por la municipalidad de Jerusalén. Con un par de amigos improvisan una campaña sin medios.
El desafío
En una Sudáfrica gobernada por la segregación racial, un abogado de renombre lucha por mantener oculta su unión al principal movimiento de resistencia de la nación. mientras defiende a un grupo de sus miembros arrestados.
Ser niño de nuevo
Es una instantánea de Israel, como se ve a través de la lente de once niños seleccionados de diferentes orígenes y características demográficas. Esta visión sincera arroja una luz íntima y personal sobre la juventud de Israel. Se explora lo que ven, cómo piensan, qué aprenden y el impacto sorprendente que sus pensamientos y vidas tienen en su país y en el mundo que heredan rápidamente.
Tel Aviv en llamas
Salam, un joven palestino sin experiencia, se convierte en escritor de una popular telenovela después de un encuentro casual con un soldado israelí. Su carrera creativa está en aumento, hasta que el soldado y los patrocinadores financieros del programa no están de acuerdo sobre cómo debería terminar el programa, y Salam está atrapado en medio de estas decisiones.
Vaca Roja
Es una película que retrata el proceso de madurez de Benny, una adolescente de 16 años hija de un religioso viudo, que pertenece a la derecha extrema religiosa. La historia se desarrolla en la época posterior al magnicidio de Isaac Rabin, es en ese contexto que Benny inicia en un despertar sexual, religioso y político.
Pinsky
Sofía Pinsky tiene la vida adulta promedio; un trabajo, un departamento y una pareja. Al tiempo que su novia la abandona, Sofía se entera de la muerte de su abuelo, eventos que la llevan a un bajón emocional tremendo. La desfavorable situación por la que atraviesa es aprovechada por su abuela Marina, quien la insta a regresar al seno familiar, donde se trama una conspiración para que Sofía se relacione con Trevor un chico judío. El problema mayor de Sofía es que a ella no le atraen los chicos.