El cerebro sigue ‘vivo’

¿Has escuchado historias de algún sobreviviente que dijo ver una luz al final del túnel o que se reencontró con algún ser querido? Las llamadas experiencias cercanas a la muerte no tienen relación con los fenómenos paranormales. 

Contrario a lo que se ha asumido, el cerebro no se “apaga” cuando tiene muerte clínica. De hecho, tras un paro cardiaco, sigue funcionando hasta 30 segundos después de que el corazón deja de latir y se detiene el proceso de respiración. La actividad cerebral es incluso mayor que cuando la persona está despierta. 

"Los médicos asumen que después de la muerte clínica, el cerebro está muerto o inactivo. Utilizan una y otra vez el término ‘inconsciente’. Pero la muerte es un proceso. No es una línea de color blanco o negro”
Jimo Borjigin Autora del estudio

¿Has escuchado historias de algún sobreviviente que dijo ver una luz al final del túnel o que se reencontró con algún ser querido? Las llamadas experiencias cercanas a la muerte no tienen relación con los fenómenos paranormales. 

Contrario a lo que se ha asumido, el cerebro no se “apaga” cuando tiene muerte clínica. De hecho, tras un paro cardiaco, sigue funcionando hasta 30 segundos después de que el corazón deja de latir y se detiene el proceso de respiración. La actividad cerebral es incluso mayor que cuando la persona está despierta. 

Al menos esto fue lo que observó un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan al analizar las ondas cerebrales –a través de un encefalograma– de nueve ratas de laboratorio durante su proceso de muerte. 

Los resultados del estudio, encabezado por la experta en neurociencia Jimo Borjigin, fueron publicados este mes en la revista PNAS. 

En el experimento,  sedaron a los animales con anestesia y les aplicaron una inyección letal para provocar un infarto de miocardio. Otras ratas fueron sometidas a una dosis de dióxido de carbono. 

Durante los 30 segundos después de que los ratones sufrieran el paro cardiaco, los científicos detectaron un pico de excitación neuronal en un grupo de ondas cerebrales de alta frecuencia conocidas como oscilaciones gamma. Incluso estas ondas duplicaron su sincronización durante este periodo de tiempo. 

Aunque el estudio fue realizado en ratones, Borjigin advirtió que es posible que el mismo patrón de actividad cerebral ocurra en el cerebro humano. 

“Esto puede ofrecer un marco teórico para empezar a explicarlas (las experiencias cercanas a la muerte). El hecho de que se vea luz indica que la corteza visual está muy activada, y tenemos evidencia que sugiere que este podría ser el caso, porque hemos visto más oscilaciones gamma en el área del cerebro que está justo encima de la corteza visual”, explicó la investigadora. 

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