Ayer, la vida del guionista y cineasta Ettore Scola puso un punto final.
El realizador que tenía 84 años de edad, era uno de los últimos sobrevivientes de toda una escuela del séptimo arte de la vieja Italia.
Entre su filmografía destacan más de 80 créditos principales en el uso de la pluma, y otros 40 bajo el título de dirección.
Scola llegó a obtener el reconocimiento de Hollywood con su filme “Una giornata particolare” (1977), mejor conocido como “A special day”, en inglés, filme en el que dirigió a los actores Sophia Loren y Marcello Mastroianni.
Pero el éxito le llegó un año antes, en el Festival de Cine de Cannes, cuando ganó el premio a Mejor Director por “Brutti, sporchi e cattivi”, la cinta también contendió por la Palma de Oro, pero se quedó en la contienda como nominada.
En el 2013, el cineasta estrenó un filme biográfico con tintes documentales llamado “Que extraño llamarse Federico”, en el cual comparte las memorias que vivió junto a su amigo de oficio, el excéntrico Federico Fellini.