Para Sam Sommers, profesor e investigador en psicología social de la Universidad de Tufts, en Medford, Massachusetts, “la personalidad y el carácter están sobrevalorados”, menciona en el trailer de su libro “Situations Matter: Understanding How Context Transforms Your World” o “Las Situaciones Importan: Entendiendo cómo el contexto transforma tu mundo”.
Y es que a decir del especialista, tendemos a invertir una gran cantidad de nuestro tiempo haciendo suposiciones sobre el comportamiento de los demás en base a su tipo de personalidad, pero “muchas de éstas (suposiciones) resultan estar fuera de lugar”, escribe en su libro.
Esto, ya que tanto las percepciones que hacemos de nosotros mismos, como de las acciones de lo como pensamos, dice Sommers. En su reciente plática en TEDXSomerville, el también director del Diversity & Intergroup Relations Lab de la Universidad de Tufts, dice que “el contexto tiene una influencia dramática en cómo pensamos, cómo nos comportamos y cómo somos como personas, pero no lo notamos”.
Y en cómo aprendemos. Sommers menciona un término utilizado en ciencia cognitiva conocido como “state-dependent learning” o aprendizaje dependiente del estado, que señala que nuestro desempeño es mejor cuando nuestra memoria es puesta a prueba en el mismo ambiente en donde la información fue aprendida en primera instancia.
Por ello, Sommers dice que es indispensable que consideremos el contexto o las situaciones en su totalidad, para ser personas más efectivas y convertirnos en miembros más participativos de nuestra comunidad.
Al no considerar el poder que tiene el contexto para moldear el comportamiento, hacemos juicios carentes de fundamento, inmediatos y severos sobre las acciones de los demás.
Una salida fácil
Para dar un ejemplo, el psicólogo pregunta al auditorio qué sentirían al escuchar la noticia de
un turista que pasa horas desmayado en el metro de Nueva York, sin recibir ayuda por parte
de las personas que están a su alrededor.
El que veamos este incidente como un mal comportamiento del que gente “mala” es
responsable, “(…) es reconfortante, impone orden en nuestro mundo impredecible, nos
reafirma que es algo que uno jamás haría (…), es una salida fácil”, dice Sommers.
Una salida fácil que no es válida, porque, “(…) pasamos por alto las formas en las que situaciones ordinarias nos hacen menos propensos a involucrarnos en los asuntos de otras personas”,como cuando estamos en una multitud de gente.
El especialista señala que, aunque resulte irónico, el hecho de estar rodeados de otras personas nos hace menos proclives a involucrarnos en lo que sucede a nuestro alrededor, o a comprometernos, por ejemplo, a levantar a una persona de la tercera edad que se ha caído en una plaza pública, donde no somos los únicos presentes.
Esto, explica Sommers, porque “cuando estamos en un grupo no nos damos cuenta de lo que
está sucediendo alrededor de nosotros, (…)”, estamos menos conscientes de los estímulos externos, pues el poder del contexto es latente. Pero el psicólogo aclara que en caso de que sí nos lleguemos a percatar de lo que sucede a nuestro alrededor, asumimos que los demás tienen conocimiento de algo que nosotros desconocemos, por lo que nos mantenemos al margen; no actuamos.
Y “delegamos” la responsabilidad a alguien más, porque, explica Sommers, no tendemos a interpretar lo que está sucediendo como una situación que necesite de nuestra intervención,
por lo que “asumimos que alguien más se va a encargar de esto”.
Todo esto es parte de lo que investigaciones han demostrado acerca de cómo el contexto
“impacta incluso hasta los aspectos más íntimos de nuestra vida”, escribe el psicólogo en “Situations Matter”, incluso al grado detentarnos a cruzar la delgada línea que separa el bien” del “mal”.
Al respecto, vale la pena ver el estudio clásico del Experimento de la Cárcel de Stanford, liderado por el Profesor Emérito de la Universidad de Stanford Philip Zimbardo. Para Sommers, sencillamente, “las situaciones importan”.