El costo de ser migrante

Si recuerdas tu infancia, es muy probable que cada experiencia que está en tu memoria, tiene relación a un juguete querido, un lugar divertido o una anécdota plagada de cariño.

Pero si se le pregunta un niño migrante qué es lo que ha marcado su vida hasta el momento, lo más seguro es que responda con actos de abuso, anécdotas de dolor, violencia, miedo y soledad.

En los últimos ocho meses, 52 mil niños han cruzado completamente solos la frontera de Estados Unidos (EU), lo que ha generado que se encienda el debate entre las autoridades y los ciudadanos de ese país.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Si recuerdas tu infancia, es muy probable que cada experiencia que está en tu memoria, tiene relación a un juguete querido, un lugar divertido o una anécdota plagada de cariño.

Pero si se le pregunta un niño migrante qué es lo que ha marcado su vida hasta el momento, lo más seguro es que responda con actos de abuso, anécdotas de dolor, violencia, miedo y soledad.

En los últimos ocho meses, 52 mil niños han cruzado completamente solos la frontera de Estados Unidos (EU), lo que ha generado que se encienda el debate entre las autoridades y los ciudadanos de ese país.

Alrededor de 90 niños cruzan cada día a EU y, además de los peligros que enfrentan los menores que atraviesan la frontera, las consecuencias de ser un migrante van mucho más allá de ser capturado por las autoridades.

De acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se han registrado 100 casos de agresión física y sexual en contra de menores, por parte de los agentes fronterizos.

A fines de junio de este año, cinco ONG estadounidenses presentaron una queja ante el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en la que se denuncian abusos físicos y psicológicos, además de otros tipos de maltrato a los menores –no acompañados– que entraron a EU de forma ilegal.

Las ONG son el Centro Nacional de Justicia para el Inmigrante (NIJC), Americanos por la Justicia para los Inmigrantes, Proyecto Florence para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados, el Proyecto para los Derechos de los Inmigrantes Esperanza y el Proyecto de Demanda Fronteriza de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).

En el escrito, las organizaciones alegan que “aproximadamente uno de cada cuatro niños incluidos en esta queja han informado de alguna forma de abuso físico, incluida agresión sexual, palizas, y el uso de posiciones incómodas por parte de funcionarios del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP)”.

Y más del 80 por ciento de lo niños, estando bajo custodia, ha dicho que se les niega agua y comida. No solo eso, “cerca del 70 por ciento dice haber permanecido recluido más de las 72 horas permitidas legalmente”, enfatiza la denuncia.

Además, el escrito incluye 116 casos de menores que tienen entre meses de nacidos y 17 años, que fueron víctimas de agresión racista y verbal y golpes. 

Algunas niñas incluso fueron víctimas de tocamientos indebidos.

“Ahora que tantos niños cruzan la frontera no hay momento más urgente que éste para proteger a los más vulnerables”, subraya la ACLU. Y agrega “no es nada nuevo el abuso de la patrulla fronteriza a niños indocumentados”.

Esto, aunado a las consecuencias que tiene a nivel psicológico, emocional, social y cultural para un niño el dejar su país, para emprender un camino totalmente “en manos de nadie”.

Y es que la niñez es una etapa fundamental en la formación y desarrollo de una persona. Por ello, lo que se vive durante la infancia se convierte en los pilares de la adultez.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a los países de origen, tránsito y destino para que respeten los derechos de los migrantes, con mayor ímpetu si se trata de menores que viajan sin la compañía de un adulto.

Impacto en toda la dimensión humana

Uno de los mayores impactos que sufre un migrante es el efecto negativo que tiene sobre su salud mental, sobre todo porque afecta su autoestima. 

Y una investigación publicada en la revista científica American Journal of Psychiatry, indica que los migrantes tienen un riesgo más alto de desarrollar esquizofrenia y otros trastornos mentales similares.

Desórdenes depresivos, episodios de ansiedad, fobias, síndromes de dolores crónicos, así como el riesgo de caer en adicciones, son algunos problemas a los que está expuesto un migrante.

Sin embargo, en el caso de los emigrantes, específicamente los latinoamericanos, el riesgo de desarrollar una enfermedad mental es menor, en comparación con el de emigrantes de otras partes del mundo.

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