Su mundo era pedalear, su universo giraba en dos ruedas, el talento estaba en sus piernas al momento de tomar el manubrio y atacar el asfalto.
Todos creímos en su hazaña, ganar siete veces consecutivas el Tour de France, desde 1999 a 2005, tras vencer el cáncer testicular y fundar su asociación Livestrong.
Todo el mundo veía en Lance Armstrong un ejemplo a seguir de victoria, luchador incansable y deportista triunfador ante la adversidad.
Todos creímos en el ciclista originario de Piano, Texas, y apoyamos su historia de vida que parecía sacada de la ficción y resultaba admirable para la posteridad.
La desconfianza
Todos menos una persona. El periodista David Walsh puso en duda el oro de Armstrong desde 1999 en el encuentro ciclista más importante del planeta y cavó durante años para encontrar la verdad. No sería hasta 13 años después que se comprobaría el dopaje del tejano, que le retiró todos sus triunfos posteriores a 1998 e inclusive está vetado de por vida para participar en justas deportivas.
“El engaño del siglo” (2015) es la película que desenmascara la red de corrupción que encabezó Armstrong al frente de su equipo de ciclistas, y exhibe de manera puntual las indagaciones que Walsh realizó durante años para exponer al tramposo deportivo más conocido hasta nuestros días.
El plan maestro
Más allá de las tretas sucias en las que incurrió Armstrong, hay una figura de poder de la que poco se ha explorado hasta hoy, y en la cinta se muestra puntualmente la mente intelectual que ayudó con el dopaje al ciclista.
Michele Ferrari, doctor y entrenador de ciclistas en su natal Italia, conoció al estadounidense en 1995. Armstrong alegó durante años que su relación personal con Ferrari no tenía nada que ver con su desempeño físico, pero entre los pedales y el calzado deportivo se escondía una turbia verdad escondida por ambos.
El italiano proveyó al competidor con la hormona Eritropoyetina, conocida en el argot deportivo como EPO, la cual mejoraba el rendimiento de Armstrong y se volvía imperceptible en el torrente sanguíneo cuando ésta se lograse diluir a un 49.9 por ciento.
¿Cómo lograba engañarlos a todos? Bajo un estricto proceso y programa en el cual, antes de cada examen de antidoping se inyectaba suero para disminuir el nivel de EPO en la sangre, o si había tiempo, reinyectarse su propia sangre para limpiar los rastros de la hormona.
Como dos gotas de agua
Al ritmo de “Blitzkrieg Bop” de The Ramones, el pedaleo de Armstrong es ilustrado en “El engaño del siglo”, en las épocas antes de triunfar en el Tour de France, hasta que todo desemboca en su aparatoso cáncer testicular.
El actor Ben Foster personifica el retrato de Armstrong como si fueran dos gotas de agua, interpretando con soberbia, altanería y mentira la actitud del ciclista que defraudó al mundo entero.
Para su preparación, y encarnar al deportista, Foster admitió al diario The Guardian, el haber tomado drogas de desempeño físico como las que usó Armstrong, esto bajo supervisión médica en la filmación.
Además, al parecer del histrión, la historia emocional que tuvo que vivir el ciclista en carne propia le alteró más que la exigencia física que le demandaba su papel al frente de una bicicleta.
El secreto del éxito
Aparte de tener la jeringa a su favor, Armstrong tuvo que hacerse de un equipo nuevo después de vencer el cáncer, ya que nadie estaba dispuesto a patrocinar a un hombre que podría flaquear en la máxima competencia del ciclismo.
El único cuartel deportivo que estuvo dispuesto a cobijarlo fue el U.S. Postal, mientras que Armstrong trajo a viejos aliados al equipo que le llevaría a la victoria en Francia.
Johan Bruyneel fue el entrenador que el estadounidense puso a cargo de U.S. Postal, dando como eje fundamental la protección a Lance de parte de su escudería ciclista, cuidando el que Armstrong llegase a la meta como el primero.
Así que bajo el régimen del EPO, más las estrategias para evadir el dopaje, lograron el triunfo durante siete años consecutivos.
La mirada de Walsh
David Walsh, quien descubrió la mentira de Armstrong, es portado por el actor irlandés Chris O’Dowd.
El reportero, en la vida real, fue un fanático seguidor del ciclista, llegó inclusive a tener simpatía por él; sin embargo, cuando el estadounidense ganó el primer Tour de France, dudó de su habilidad frente al manubrio.
En 2004 publicó el libro “L.A. Confidentiel – Les secrets de Lance Armstrong” junto al periodista Pierre Ballester, en donde exhibía al competidor y su mafia protectora para ganar la justa deportiva, partes del trabajo de investigación fueron publicados en The Sunday Times, diario al que pertenece Walsh en el cuerpo editorial.
Cuando se confirmó el caso de dopaje en 2012, Walsh fue con todo y mandó a las imprentas “Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong”, en el cual se basó “El engaño del siglo” para narrar, de manera audiovisual, las tretas de Armstrong para ganar el Tour de France durante siete años consecutivos.