El maestro de la luz

¿Una película sobre la vida de un fotógrafo? Tal vez es bueno recordar de dónde viene la palabra. En griego phos significa ‘luz’ y graphê es escritura, pintura.  Un fotógrafo es literalmente alguien que pinta con la luz. Un hombre escribiendo y reescribiendo el mundo con luz y sombras”. 

Así es como inicia narrando el director de cine Wim Wenders el documental “La sal de la tierra”, el cual llegará el 30 de abril a pantallas mexicanas después de haber recorrido los principales festivales cinematográficos del mundo.

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Un año y medio les tomó sacar el corte final de la sala de edición
Esta producción estuvo nominada a Mejor Documental en los Premios Oscar 2015
Cinépolis y ND Mantarraya distribuirán la cinta a partir del 30 de abril, a nivel nacional
"‘La sal de la tierra’ es la oportunidad de andar en los pasos de Sebastião. En este filme no hay distancias con las fotografías, es una forma de entrar completamente y de olvidar que estás sentado frente a una pantalla"
Juliano Ribeiro SalgadoCineasta
El cineasta alemán Wim Wenders codirigió el documental junto al hijo de Sebastião Salgado, Juliano Ribeiro Salgado
https://www.youtube.com/watch?v=FLQpCWQC6OE

¿Una película sobre la vida de un fotógrafo? Tal vez es bueno recordar de dónde viene la palabra. En griego phos significa ‘luz’ y graphê es escritura, pintura.  Un fotógrafo es literalmente alguien que pinta con la luz. Un hombre escribiendo y reescribiendo el mundo con luz y sombras”. 

Así es como inicia narrando el director de cine Wim Wenders el documental “La sal de la tierra”, el cual llegará el 30 de abril a pantallas mexicanas después de haber recorrido los principales festivales cinematográficos del mundo.

Este tributo en vida al fotógrafo brasileño Sebastião Salgado de 71 años de edad, enmarca el recuerdo de los viajes, el inicio de su travesía en el camino de la fotografía, entretejido con la vida de familia y sus andanzas personales a través del mundo de la lente.

Juliano Ribeiro Salgado siguió los pasos de su padre, pero con la cámara de imágenes en movimiento. El cineasta de 41 años compartió en entrevista para Reporte Indigo el sentimiento de haber documentado a su padre en el celuloide digital junto a “una montaña en el mundo del cine” según le nombra Ribeiro al realizador alemán Wim Wenders.

“Mi padre me llamó un día de enero de 2009… ‘¡Juliano!’, ‘¿Si?’, ‘¿Sabes quién va a cenar en casa hoy?’, ‘No…’, ‘¡Wim Wenders!’ ‘¡Ahh!’, esto fue tremendo. Cuando lo encontré no imaginaba yo nunca que un día, íbamos a codirigir un filme juntos”, remontó enérgico Ribeiro quien radica en Berlín actualmente.

El documentalista tenía la concepción de llevar a cabo una película de su padre, desde 2011 venía cosechando la idea, “pero había que hacer un filme sobre el tipo que era un testimonio importante de los últimos cuarenta años. Alguien que había vivido situaciones extremas, duras, de una forma única, siempre con una tensión y una manera de adaptarse, integrarse a las comunidades que iba a fotografiar”, comentó Juliano quien habla un español aderezado de acentos franceses y un portugués sudamericano.

Salgado es retratado en “La sal de la tierra” como un actor a cuadro que es inquieto, impasible y que busca camuflarse del acoso de la lente. 

En palabras de Wenders comentó que “aprendí una cosa, tener un fotógrafo frente a tu cámara es muy diferente a filmar a alguien más. No solo estaba ahí y actuaba como en realidad es, no. Por su profesión reacciona y responde usando su arma de preferencia: su cámara fotográfica, el hombre fotografía de regreso”.

“Las personas van a hablar en su cámara como si fuera un micrófono, que muy rápidamente cuando va a Etiopía a fotografiar la sequía se da cuenta que su trabajo también tiene el poder de concientizar al público”, añadió su hijo en la entrevista.

Caminos paralelos pero no juntos

Al darse el encuentro de padre e hijo en la realización del documental, Ribeiro acotó que fue un proceso difícil ya que ambos tenían una relación bastante mala.

“Nos encontramos durante el filme realmente, a través de imágenes interpuestas (…) cuando Sebastião ha visto las imágenes que yo había filmado de él, el amor que había en la mirada, los sentimientos… se tocó mucho, se empezó a llorar y ahí se creó la abertura para empezar a pensar en el filme, pero también la evolución positiva de nuestra relación”, confesó Juliano.

Las cosas cambiaron también para el hijo mayor de Sebastião Salgado, cuando vio las entrevistas que Wenders le hizo a su padre, ya que viéndolas filmadas por otra persona eso le tocó mucho, lo cual le hizo ser más próximo a Salgado.

Sebastião Salgado pudo ver “La sal de la tierra” por primera vez en Brasil, cuando el filme abrió el Festival de Cine de Río, “Este momento se tocó mucho, se quedó muy emocionado, conmovido. Esto me parece muy bello, creo que todos los hijos si tenemos la oportunidad de trabajar sobre nuestros padres es una manera de aproximar, de completar tu pasaje para cambiarte en un adulto completo y encontrarlos (a los padres) es una cosa que no concede a todos”.

Wenders y Ribeiro: La sal y la pimienta

Cuando Juliano Ribeiro Salgado entendió que su padre pasó por el proceso de reinventarse como fotógrafo después de que se impregnara de la hambruna retratando la denuncia en sus fotografías y la esperanza que había al terminar este momento personal, Juliano decidió “volver a hablar con Wim, quien entendió que esto podría ser un filme y ahí empezamos a colaborar juntos”.

Ribeiro platicó que para el filme se hizo un ejercicio de modestia en términos de estética ya que “el trabajo de Sebastião es fuertísimo. La parte más dura del filme era cómo integrar las fotografías y respetarlas, como hacer que estas fotografías se comportasen de la manera más fuerte posible”, exhortó el cineasta que compartió el galardón del premio especial del jurado en Cannes de un Certain Regard junto a Wenders.

El hijo de Sebastião se sinceró comentando que al dividir la dirección en cuatro manos del documental se acrecentó la demora de decisiones, ya que por ejemplo les tardó editar un año y medio el resultado final de la cinta, por lo que Ribeiro exhortó a los jóvenes creadores en el cine a “no codirigir los filmes con nadie”.

“Codirigir es un infierno, casi un desastre en nuestro caso, muchísimos embates y para acabar conseguir este filme juntos tuvimos que hacer un esfuerzo increíble. Después de un año de edición, de peleas, estábamos casi partiendo con Wim Wenders, y a este momento tuvimos que domar nuestros egos para poder sentar juntos atrás de la sala de edición”, dijo Ribeiro en la charla. 

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