En la calle también se educa, el proyecto de Asaltodiario

Tras dos años de pausa debido a la pandemia, el proyecto escénico Asaltodiario A.C. celebrará su 35 aniversario con el reto de expresar nuevamente su derecho cultural y, ahora, más comprometidos con llevar arte de calidad a las calles; su programa de aniversario busca sensibilizar a la gente sobre el cambio climático
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Desde su fundación en 1987, el proyecto de arte escénico Asaltodiario A.C. surgió con el fin de contribuir a la humanización del espacio urbano, y a la transformación del entorno social, cultural y político a partir de la construcción de espacios que generen las condiciones necesarias para el desarrollo crítico, autocrítico, consciente, creativo y sensible en las personas.

Desde entonces, han visto el desarrollo de lo urbano y la reapropiación de las calles a partir de su gente.

“Somos parte del campo de la danza, pero nuestro lenguaje oficial no es así, no hacemos técnica, ni levantamos la patita, ni pretendemos que el personaje de nuestras obras sea el bailarín, nuestros personajes son gente de la calle, trabajadores, guerrilleros, estudiantes, campesinos, hombres de resistencia, la gente de a pie, los que construyen la ciudad”, explica Miguel Ángel Díaz, codirector del proyecto junto a Claudia Vázquez.

A 35 años de su fundación, Miguel Ángel comparte que ha sido una trayectoria bonita, divertida, pero con sus aristas, un camino complejo que tomaron como una forma de vivir y resistir.

Toman las calles y los espacios públicos a fin de crear una ciudad artística, ética y con mayor conciencia, pues, como proyecto, aseguran que los espacios también tienen que educar.

“Creemos que si hay más arte y cultura tendremos ciudadanos sensibles, críticos y participativos, es nuestra apuesta y desde entonces salimos a la calle, donde hay más símbolos de compra-venta que artísticos y estéticos, quizás ahora hay un poco más por la política gubernamental, pero, en general, pesa más el comercio, la propaganda política, los ciudadanos no estamos representados en el espacio público”, expresa.

De esta forma, Díaz comenta que han creado su propio lenguaje escénico para hacer asaltos para y por el pueblo. Su compromiso es llevar espectáculos de un nivel muy alto, aún más que aquellos que se presentan en los teatros.

“En la calle deben estar los mejores artistas, porque ahí cumplen su función social, contribuyen en la transformación del entorno, es más efectivo y elocuente, en los teatros también, pero en una menor medida, y con otro sector de la población”, aclara.

“Somos ciudadanos que contribuimos con la transformación de nuestra sociedad y la creación de la sensibilidad”
Miguel Ángel DíazFundador de Asaltodiario A.C.

El puente de la creación de Asaltodiario

Asaltodiario A.C. se ve como un puente entre el mundo de los artistas de las bellas artes y el de los ciudadanos ‘de a pie’, en medio del campo de la danza prestigiada y la banqueta.

Díaz considera que así tendría que ser el ejercicio escénico, que los artistas no solamente se presenten en los grandes eventos, sino salir a las calles y adueñarse de los espacios.

“Todos nosotros vivimos de esos impuestos y son pagados por la gente que viaja en el metro, se merecen un espectáculo de ese tamaño. No es que no tengan dinero, quizá no tienen el interés, el tiempo, o porque no hay información a su alcance, amén que si uno llega vestido a los teatros con chamarra de cuero no te dejan entrar, sienten un rechazo de esos espacios, la cultura no es tan democrática y abierta”, opina.

Parte de las enseñanzas que han obtenido a lo largo de 35 años de trayectoria es saber navegar a través de las aguas de las políticas públicas, demandando su derecho a la manifestación cultural.

Miguel asegura que, en los últimos meses, lejos de ver mayores facilidades para realizar su trabajo, se encuentran con más trabas y trámites burocráticos.

“El espacio se ha vuelto menos público, aunque vivimos en una ciudad que enarbola, dicen que los derechos culturales son para todos, hay mucha tramitología, con los compañeros de ordenamiento público y granaderos es difícil que te manifiestes culturalmente, es más fácil que pongas un puesto de fritangas a que regales cultura”, revela.

Por su derecho a manifestarse

Para que Asaltodiario A.C. pueda presentarse libremente necesita alrededor de cinco permisos emitidos por diferentes instituciones, sobre lo cual manifiesta que no hay voluntad del Estado para apoyar a proyectos independientes.

Para celebrar su 35 aniversario, cuyos festejos inician el 8 de abril, tuvieron que pedir al Fideicomiso del Centro Histórico apoyo para realizar sus trámites más fácilmente y no tuvieran que hacer “la visita de las mil oficinas”.

“Tenemos a un acróbata que un día se le ocurrió ir a la Alameda y terminó preso en El Torito, ahÍ te das cuenta que abundan los artistas callejeros, músicos, todo aquel que hace una manifestación cultural. Es toda una contradicción en una ciudad que dice que lo suyo son los derechos culturales para todos”, esclarece.

El director de Asaltodiario A.C. cree que todo esto está sucediendo porque el Estado y el Gobierno se dieron cuenta del poder y fuerza social que pueden tener los ciudadanos al apropiarse de las calles.

“A lo mejor ya no les es tan conveniente que todos estemos con este discurso de ser más reflexivos, a ningún gobierno le funciona eso porque ya no tiene adeptos y devotos. Es el pequeño detalle con la cultura, no construye ese tipo de gente, sino ciudadanos críticos”, dice.

Bajo este escenario, sumado a la pandemia, momento en el que no pudieron salir a trabajar durante dos años, el proyecto mexicano ha tenido que buscar nuevas formas para continuar con su pasión.

Miguel comenta que, por fortuna, este año cuentan con la beca del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, pues sin ésta, cree no hubieran sobrevivido más tiempo. Sin embargo, ahora se enfrentan a un público tocado por la pandemia, lo que añade un reto más a su labor.

“Regresamos con nuestro respetable público que está enojado, preocupado y angustiado. Chocamos con un público desempleado, sin perspectiva de un futuro inmediato, lo sentimos más ríspido.

“La ciudad está más ruda, deshumanizada, por eso nosotros creemos en la humanización, pero ahora la sentimos menos crédula, a veces, hasta ida. Debemos darnos chance de reflexionar, ver qué nos pasó, hacer catarsis, sangrar, sanar y resistir”, puntualiza.

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