Una vez más, la realidad podría superar a la ciencia ficción. Para el año 2017, la medicina podría realizar un trasplante de cabeza, según lo afirmó el neurocirujano italiano Sergio Canavero, que forma parte del Grupo del Grupo de Neuromodulación de Turín.
Canavero dijo a la revista científica NewScientist que una cirugía de este tipo podría alargar la vida de personas cuyo cuerpo tiene los músculos degenerados. O bien, mejorar la calidad de vida de quienes padecen enfermedades como cáncer.
Y es que sí podríamos considerar que hemos llegado a la era de los “Frankensteins del siglo 21”, como se aludió en este espacio en marzo del 2013 al hablar sobre la revolución de la impresión en 3D, en cuanto a las prótesis médicas.
“Los experimentos para lograr este tipo de operaciones comenzaron aproximadamente en 1954, año en que el científico soviético Vladimir Demikhov intentó trasplantar la cabeza y las piernas de un cachorro en el cuerpo de un perro adulto. No obstante, el animal resultante sobrevivió menos de una semana”, apuntó una publicación en el diario español ABC.
La publicación agrega que en 1970 el cirujano estadounidense Robert White intentó un experimento similar con monos pero “no logró que el chimpancé resultante se mantuviera con vida más de una semana. Además, en este caso no se unió la médula espinal, por lo que ni el torso ni las piernas se movieron”.
Sin embargo, dentro de dos años el experimento podría ser un éxito, pues Canavero aseguró que “ahora estamos en un momento en que los aspectos técnicos son viables”.
Una revolución científica
De ser posible, las implicaciones que tendría van más allá de cuestiones éticas, aunque estas también resultarán “un obstáculo”, en palabras de Canavero, “va a haber muchas personas que estén en desacuerdo con hacer esta cirugía”, por lo que resultará difícil encontrar un país que permita que se realice esta operación dentro de su territorio.
A la fecha, ha sido imposible lograr un trasplante de este tipo. Sergio indicó que “el procedimiento empezaría cuando los dos cuerpos se hallaran a una temperatura de entre 12 y 15 grados. A partir de ese punto, el cirujano debería realizar una serie de incisiones con un bisturí muy fino para, poco a poco, separar la cabeza del cuerpo del donante”.
Durante este procedimiento la persona estaría bajo un coma inducido.
Y es que este proyecto suena casi como el guión de una película de ciencia ficción, pero se trata de una posible realidad no muy lejana, en la que se le tendría que cortar la médula espinal a ambos cuerpos (el que donará la cabeza y al que se le implantará la misma), y ambos tendrían que prepararse para poder conectar los vasos sanguíneos de cada uno.
“Una vez realizado este paso, habría que trasplantar la cabeza como tal, para lo cual sería necesario unir los dos extremos de la médula espinal mediante polietilenglicol o macrogol. Estas sustancias permitirán, en palabras del experto, que los huesos se fundan y se unan de la misma forma que un ‘dos espaguetis en una cazuela de agua caliente’”, subrayó el artículo en el diario español.
La persona con el trasplante tendría que permanecer en el coma inducido durante tres semanas para ser monitoreada y ver si la operación resultó un éxito. Además, hipotéticamente, tendría que someterse a rehabilitación un año entero para poder volver a caminar, con la nueva cabeza… ¿e identidad?
Sergio Canavero anunciará los detalles de su proyecto durante la próxima conferencia anual de la Academia de Neurólogos y Cirujanos Ortopédicos, que se llevará a cabo en junio de este año.
