Godfrey Reggio y su poesía audiovisual

El documentalista experimental Godfrey Reggio impactó al mundo hace poco más de 30 años con “Koyaanisqatsi”, (“Vida desequilibrada”, 1982), la primera de la trilogía “Qatsi”, que integra también a los filmes “Powaqqatsi” (“Vida en transformación”, 1988), y “Naqoyqatsi” (“La vida como guerra”, 2002), todos nombrados en lengua Hopi, considerados clásicos de culto. 

Para finales de 2014 o inicios del 2015, llegará la versión en Blu-ray. El soundtrack ya está disponible en tiendas
La universidad de Harvard mantiene en su archivo fílmico, como resguardo para el futuro, todas las películas de Godfrey Reggio
https://www.youtube.com/watch?v=DycEt0hTNNA

El documentalista experimental Godfrey Reggio impactó al mundo hace poco más de 30 años con “Koyaanisqatsi”, (“Vida desequilibrada”, 1982), la primera de la trilogía “Qatsi”, que integra también a los filmes “Powaqqatsi” (“Vida en transformación”, 1988), y “Naqoyqatsi” (“La vida como guerra”, 2002), todos nombrados en lengua Hopi, considerados clásicos de culto. 

Estas cintas con imágenes poéticas hacen en conjunto una denuncia de los problemas sociales de nuestra época: la desconexión emocional entre personas, la industrialización, el ritmo acelerado en que vivimos, el desperdicio de recursos y la contaminación principalmente.

La cinta “Visitors” no es la excepción y el director estadounidense comenta en entrevista para Reporte Indigo su punto de vista frente al tema ecológico: 

“Si pudiéramos ver con nuestra imaginación la basura y la polución que generamos día con día, sería como ver el infierno;  y todo se desecha en un ser vivo, la Tierra esta viva, la Tierra nos da vida, tiene aire, produce energía, nos da sustento y nosotros lo tomamos y lo destruimos, ya no vivimos sobre la Tierra, sino que vivimos a expensas de ella.” 

La trilogía “Qatsi” ha sido ovacionada por la crítica, ya que presenta una propuesta visual distinta a la comercial, en ellas no hay diálogos y las imágenes con una fotografía bien lograda, aparecen en distintas velocidades y van acompañadas por la música del renombrado compositor estadounidense Philip Glass. Creando así una experiencia muy distinta para el espectador.   

A sus 75 años, y luego de 12 años de espera, Godfrey Reggio presenta su más reciente producción, “Visitors”, que si bien es del 2013, se ha proyectado en solo dos ocasiones acompañada de una filarmónica. De hecho, se proyectó dentro del marco del “Festival Internacional de Cine en Guadalajara”, FICG29.  

Obras hipnóticas y sensibles

El filme de 87 minutos de duración no tiene diálogos, su fotografía en blanco y negro es impecable y nos presenta imágenes de rostros en estado de contemplación, paisajes citadinos,  edificios imponentes y lugares derruidos, entre otras escenas, las cuáles son acompañadas por piezas sinfónicas compuestas por Phillip Glass, quien ya se ha vuelto parte del sello de las películas de Reggio. 

En pantalla aparecen rostros uno tras otro, el primero es el de una hermosa gorila que está absorta mirando algo, luego aparecerán muchos rostros más, desde el de un bebé, una niña y un anciano, hasta un grupo de personas. Lo que tienen en común son sus gestos, esa mirada que pareciera perdida. 

Las imágenes arquitectónicas muestran sitios citadinos destruidos, construcciones abandonadas que posan hermosas para la cámara como lugares de ensueño.  

Reggio se distingue por tener la capacidad de encontrar la belleza en cualquier sitio, prueba de ello es la imagen de una cascada infinita de basura que parece idílica. 

La velocidad de este filme es lenta y la música muy tranquila, pero esta cadencia se percibe aún más lenta por la velocidad del cine que vemos habitualmente.

Los rostros gigantes se presentan en pantalla por varios minutos y en algún punto pareciera que comienzan a contemplar al público mismo, como si regresaran la mirada.  

Son percepciones de esta naturaleza que se van despertando en el espectador a lo largo del filme, pero parte fundamental de la experiencia de la película es que cada espectador la vive de una forma distinta, su estructura es tan libre que se presta para múltiples interpretaciones.

Esta producción sigue la línea de los trabajos anteriores de Reggio al mostrar la sociedad actual con sus problemáticas y preguntas, es entre ellas que la tecnología se hace presente aunque de forma indirecta, vemos entonces una mano gigante manipulando un mouse, una tablet, o bien un celular.

“Visitors” es una cinta que tardó 10 años en ver la luz, fueron tres años de rodaje, pero la búsqueda previa de los recursos económicos demoró siete más. 

Y es que fue difícil para los inversionistas poder imaginar un proyecto de arte documental experimental, sin diálogos, en blanco y negro, sin un programa de rodaje y sin un hilo conductor definido para el espectador. 

Sin embargo, gracias a los trabajos previos de Reggio y la  sensibilidad para construir poesía visual, fue posible encontrar los recursos para un filme más de este director que logra desvanecer fronteras y lenguajes a través de su poesía en pantalla. 

Sobre la forma de construir una película que en sí misma es una pieza de arte, Reggio indica: “Mis filmes están dentro de mi, pero tengo que encontrarlos, y lo hago por medio de un proceso de colaboración, estos proyectos son mucho más grandes de lo que yo podría hacer, por ello siempre trabajo con gente más talentosa que yo, que me ayuda a darme cuenta, como parteras, a dar a luz al filme que tengo dentro, es un proceso distinto”.

Reggio describe la película como un gato que ladra, una producción inusual que requiere de un público abierto a vivir una experiencia completa y distinta:  “Estos filmes no responden a la pregunta ¿qué significado tiene la película?, son una forma poética, no lógica, no para tu mente sino para tu corazón, para tu plexo solar, en ese sentido este filme no es para todos, no es un filme para las masas con  Arnold Schwarzenegger, es algo que está limitado para aquellos que están dispuestos a dejar la experiencia familiar de ver el cine, y vivir una experiencia nueva”, agrega.

Si bien el cine comercial maneja distintos géneros y las temáticas son muy diversas, las formas en que están estructuradas las películas se presenta comúnmente de dos maneras: ya sea en una historia con distintos personajes y acciones o bien en información estructurada, como es el caso de la mayoría de los trabajos documentales. 

Las obras de Godfrey son de tipo documental pero con una estructura libre, sin apegarse a ninguna historia o información concreta, él hace la comparación entre su cine y el comercial con salir de viaje por tu cuenta o tomar un tour con un itinerario bien establecido; “en un filme como este, se te ofrece la oportunidad de sentir cualquier cosa que desees sentir… este es otro tipo de viaje, uno en el que puedes descubrir algo, donde hay misterio, o bien donde puedes relajarte y no hacer nada, hay una cierta libertad en el filme”.

Sus trabajos son hipnóticos y tocan fibras sensibles en el espectador,  y la música juega un papel fundamental en ello.

Respecto a la música, Godfrey dice que la espiritualidad “no es algo que sumemos a nosotros, es quienes somos, no es algo que se pueda explicar, o lógico, es lo que somos, es nuestra alma, es por ello que la gente responde con tanta energía a la música, porque la música es espiritual. Es por ello que iglesias, instituciones y gobiernos en épocas pasadas le han temido a la música, porque no pueden controlar la respuesta del público”.

Con imágenes hermosas de situaciones no tan bellas y música de orquesta, el espectador puede volar con sus pensamientos y significados, y ver una película totalmente distinta a la de su acompañante, adentrarse en sí mismo y descubrir el significado personal que le deja este poema visual.

Reggio y el trabajo social:

Además del cine, Reggio ha dedicado su vida al trabajo social. Impulsado por un sentido de fe y de servicio muy desarrollado, Godfrey Reggio se acercó muy joven al sacerdocio católico, dónde permaneció 14 años en ayuno, silencio y oración. 

La sensibilidad que adquirió en esos años lo ayudó a involucrarse en los problemas de su comunidad.  Y la denuncia ecológica y social que vemos en sus filmes va acompañada de un trabajo comunitario de más de 50 años:

En 1963 Reggio cofundó “La Clínica de la Gente”, que llegó a ofrecer atención médica a más de 12 mil personas en la ciudad de Santa Fe.

También abrió el proyecto comunitario de barrios llamado “La Gente” en Nuevo México, este proyecto nació para apoyar a los chicos pertenecientes a bandas juveniles.

Es cofundador de “Young Citizens for Action” (Ciudadanos jóvenes en acción), un proyecto comunitario que ayudó a miembros de bandas juveniles en Santa Fe en los años 60.

En 1972 fundó en Santa Fe el “Institute for Regional Education”,  una fundación no lucrativa que se centra en el desarrollo de las artes, la organización social y la investigación en diferentes campos, incluyendo el desarrollo de medios de comunicación.

A lo largo de su vida, Reggio se ha involucrado activamente en varias causas políticas progresistas en su país, y a trabajado para la asociación “American Civil Liberties Union” (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles), que es la organización civil más grande en los Estados Unidos, con más de 500 mil miembros, que trabaja en favor de programas de educación, legislación y en participación de litigios para defender los derechos de la comunidad. 

Sus premios en cine:

> Mejor Cortometraje Documental 
Bombay International Documentary, Short & Animation Film Festival, 1992
Por: “Anima mundi”
(Cortometraje de 1992)

Mejor Cortometraje
Seattle International
Film Festival, 1992
Por: “Anima mundi”
(Cortometraje de 1992)

> Premio del público a la Mejor Película  
Sao Paulo International
Film Festival, 1994
Por: “Koyaanisqatsi” (1982) 

> Premio del público a la Mejor Película
Warsaw International
Film Festival
Por: “Koyaanisqatsi” (1982)

> Premio a la trayectoria
Yerevan International
Film Festival, 2006
Por: Su cinematografía

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