Científicos españoles lograron eliminar el VIH en seis pacientes que se encontraban infectados tras ser sometidos a trasplantes de células madre.
El trabajo, coliderado por el Instituto IrsiCaixa y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, indica que la procedencia de las células madre, el tiempo para lograr el reemplazo completo de las células receptoras por las células del donante y la enfermedad del injerto contra huésped, podrían haber contribuido a una potencial desaparición del VIH.
Los participantes habían sobrevivido al menos 2 años después de recibir el trasplante. Todos los donantes carecían de la mutación CCR5 Delta 32 en sus células. “Seleccionamos estos casos porque queríamos centrarnos en las otras posibles causas que podrían contribuir a eliminar el virus”, explica Mi Kwon, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón y co-primera autora del artículo.
De acuerdo con la investigación publicada en la revista Annals of Internal Medicine, ciertos factores asociados con el trasplante de células madre podrían contribuir a la eliminación de este reservorio en el cuerpo. De los seis pacientes sometidos a este procedimiento, cinco tienen un reservorio de VIH indetectable y uno de ellos ni siquiera presenta anticuerpos contra el virus en su sangre.
Para la doctora Maria Salgado, investigadora de IrsiCaixa y co-primera autora del artículo, “este hecho podría ser una prueba de que el VIH ya no está en su sangre, pero esto sólo se puede confirmar parando el tratamiento y comprobando si el virus reaparece o no”.
Esta nueva investigación se basó en el caso de Timothy Brown, mejor conocido como “El paciente de Berlín”, una persona con VIH que en 2008 se sometió a un trasplante de células madre para tratar una leucemia.
El donante tenía una mutación llamada CCR5 Delta 32 que hacía que sus células sanguíneas fueran inmunes al VIH, ya que evita la entrada del virus en ellas.
Timothy Brown dejó de tomar la medicación antirretroviral y a 11 años de eso, el virus sigue sin aparecer en su sangre. Desde entonces, los científicos investigan posibles mecanismos de erradicación del VIH asociados con el trasplante de células madre.
El siguiente paso será hacer un ensayo clínico, controlado por médicos e investigadores, para interrumpir la medicación antirretroviral en algunos de estos pacientes y suministrarles nuevas inmunoterapias para comprobar si hay rebote viral y confirmar si el virus ha sido erradicado del organismo.
Un procedimiento riesgoso
Es muy importante aclarar que los seis pacientes llevan un seguimiento relativamente corto, han sido apenas dos años. Ellos ya sabían que tenían la infección por el virus, estaban tomando tratamiento, y al momento que se les hizo el trasplante de las células madre estaban bien controlados.
“Las células madre provienen de la médula ósea, son las células progenitoras de todas las de la sangre. Estos pacientes tenían un diagnóstico hematológico, es decir, una enfermedad como cáncer o leucemia, por lo que necesitaban el trasplante. Es importante aclarar que esto es un procedimiento riesgoso, porque involucra el usar quimioterapia para erradicar por completo las células blancas del paciente. Entonces, el enfermo se queda sin defensas y de hecho en este estudio que se publicó, fueron 23 pacientes que se trataron, de los cuales 13 fallecieron”, afirma la doctora Cynthia Peña, infectóloga especialista de Doctoralia.
Al ser un procedimiento riesgoso, no sólo para el portador de VIH, sino para cualquier persona, es poco estudiado porque no resulta ético someter a una persona a un mayor peligro.
Peña explica que al momento de que se le borra el sistema inmunológico a un paciente, y luego se le inyecta las células madre del donador, empiezan una serie de reacciones muy complejas y realmente poco entendidas hasta la fecha.
“En este estudio no sólo buscaron que estuvieran las partículas del virus presentes en la sangre, sino no estuviera en lo que se conoce como sitios santuarios, que son lugares donde sabemos que el VIH va y se esconde y no hay forma de sacarlo de ahí, por lo cual no lo hemos podido curar, porque no teníamos forma de poder sacarlo de la sangre”, señala la también egresada del la Universidad Autónoma de Nuevo León.
No es que ya se pueda curar el VIH con este tipo de técnicas, porque no se pueden hacer muchos estudios, ya que son procedimientos muy riesgosos. En teoría, dice la experta mexicana, estamos un poco lejos de tener una cura, pero eso sí, tal vez un poco menos que hace 30 años.
Lo mejor que se tiene para tratar la enfermedad actualmente es el medicamento farmacológico con antivirales, que le permite al paciente vivir con una calidad de vida normal en todos los aspectos de su vida y le asegura una expectativa de vida igual que al resto de la población en la que esté, por ejemplo, en el caso del mexicano, 85 en las mujeres y 84 en los hombres.
Una lucha mundial
En diversas partes del mundo, especialistas trabajan arduamente con el objetivo de conseguir una cura que elimine el VIH. Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de California, en San Francisco, utiliza la tecnología CRISPR.
El objetivo de la investigación, es emplear esta nueva técnica que permite la edición de genes de manera sencilla y precisa, para hallar mutaciones que puedan hacer resistentes a las células inmunes humanas contra la infección por VIH.
Expertos mexicanos se suman también a esta lucha. En la UNAM para combatir el virus “trabajamos en identificar las regiones que requiere para fusionarse a sus blancos e invadirlos. Si logramos bloquearlas por medio de anticuerpos neutralizantes, se evitaría la infección”, explicó Leticia Moreno Fierro, que encabeza el grupo de investigación.
Asimismo, en la Escuela Superior de Medicina (ESM) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) trabajan en la obtención de una vacuna preventiva y una terapia para personas enfermas. La finalidad es controlar y, de ser posible, eliminar el virus a través del aumento de la inmunidad celular y humoral.
Para obtener la vacuna se realizó un modelado molecular en programas bioinformáticos donde es posible observar el orden que ocupa cada elemento del antígeno en tercera dimensión.
La herramienta permite observar a detalle el átomo completo, lo que facilita añadir otros componentes para hacer más eficiente su trabajo.