Guillermo Arriaga y su perspectiva de duelo

El director mexicano expone la disparidad entre México y Estados Unidos en su nuevo cortometraje No one left behind, en el que además retrata el dolor de la guerra desde la perspectiva de quienes entierran a un hijo, amigo y soldado mexicano que sirvió a la Unión Americana
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Olvidados de la mano del gobierno, sea por la parte sur de Estados Unidos o al norte de México, los habitantes de la frontera recuerdan a sus muertos con pequeños altares, sobre todo a aquellos que murieron en combate, representando a un país. Mientras recorría Nuevo México para el rodaje de su película Fuego, hace una década, el director mexicano Guillermo Arriaga dio con estos vestigios de duelo, padres que entierran a sus hijos caídos con lo único que les queda: el recuerdo, la negligencia y el sufrimiento.

Actualmente, en momentos en los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exige una cacería masiva de inmigrantes y que México se hace occiso y coadyuva con la Guardia Nacional para su deportación, es que Arriaga llega puntual con No one left behind, cortometraje de ficción en el que se observa la humanización del cuerpo militar estadounidense al entregar el cadáver de Miguel (un personaje de la filmación) a sus padres mexicanos, tras rendir servicio como uniformado a la Unión Americana.

“Más que hablar de políticos, yo quisiera que la sociedad reflexione, al fin y al cabo los representantes muchas veces lo que hacen es reflejar lo que sus sociedades están pidiendo (…) Creo que Estados Unidos está perdiendo por completo la dimensión humana de lo que está sucediendo y lo que es importante es que se den cuenta que hay dramas humanos y que el cliché está impidiendo que nos vinculemos los unos con los otros”, conversa Arriaga, en entrevista con Reporte Índigo.

No one left behind tendrá su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Venecia hoy, 29 de agosto. Y aunque no compita en la selección oficial, es la primera vez que admiten un trabajo de corta duración en la muestra fílmica

La productora mexicana Follow the Wolf financió el trabajo de Arriaga, y con la suma de 10 millones de dólares el realizador tiene contemplado poder escalar el proyecto a una serie, aunque todavía están por confirmarse las negociaciones finales.

Arriaga comenta que trabajó arduamente durante un año y cuatro meses para sacar adelante No one left behind, rodó tres días en Zaragoza, Coahuila, a temperaturas de 51oC y postprodujo la corrección de color en seis meses. Para él, el esfuerzo fue tan extenuante como hacer un largometraje.

“Las historias se tienen que contar como se tengan que contar. Yo digo que este cortometraje es como una película de 32 minutos, el esfuerzo y la pasión que le pusimos es la misma. Es la historia que me llegó en el momento que tenía que ser”, dice el cineasta.

En la historia, los personajes se sinceran y se sensibilizan ante la pérdida de y su perspectiva de duelo una persona, dejan de importar las fronteras, los uniformes y las nacionalidades.

Ante la constante deshumanización que se vive actualmente, el también escritor comparte que su labor está comprometida con lograr la cohesión de los individuos.

“Mi trabajo fundamental como creador es rescatar la dimensión humana para darnos cuenta que somos más que cifras o que bases electorales, hay siempre una relación entre seres humanos”, refrenda el escritor de Amores perros (2000).

Estoy escribiendo una nueva novela, así que estoy en vía de monje, literal, trabajo 12 horas diarias, casi no salgo, de verdad es muy monacal mi vida cuando escribo. Espero que sea un poco distinto a El salvaje (2016), aunque será más largo, eso sí
Guillermo ArriagaCineasta
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Coahuila, latente en Guillermo Arriaga

Desde su infancia, el estado norteño ha marcado a Guillermo Arriaga, es una constante en su vida personal y profesional, por eso el novelista se adentra a estos paisajes una y otra vez, e incluso piensa que ahí terminará sus días.

“De hecho, la historia de la trilogía original, A cielo abierto, Amores Perros y 21 gramos, empieza en Coahuila, al igual que El pozo (2010). Babel (2006) viene de una experiencia ahí, entonces este lugar siempre ha estado latente, y seguirá”, platica el director.

A cielo abierto fue escrita en 1994, incluso antes de la ópera prima que filmó Alejandro González Iñárritu con el libreto de Arriaga en el 2000. Este proyecto sigue inconcluso después de que los derechos estuviesen en posesión durante 15 años en la casa productora Altavista Films, ahora se pretende que el largometraje pueda ser rodado por sus hijos, todavía sin fecha definitiva.

Estados Unidos dividido

De cara al 2020 llegarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde Trump buscará nuevamente quedarse en la Casa Blanca por un segundo periodo. Al respecto, Arriaga ve una contienda enrevesada por la división de su ciudadanía.

“Es un país que ahorita está en una situación muy volátil, esta sí es una nación completamente encontrada, está dividida 50/50, como pocos, vamos a ver qué sucede. Yo espero que eso no le pase a México, que no se divida, sería muy triste”.

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