Retratos de familia
A los 21 años de Carrie Fisher, todas las niñas y adolescentes del planeta querían tener su peinado de “roles de canela” que le inmortalizaron al interpretar a la Princesa Leia Organa en la primer cinta de la exitosa saga de George Lucas.
“Star Wars” (1977) se volvió un hito en la historia del cine contemporáneo y Carrie Fisher tocó el estrellato de la fama sin medir las consecuencias y llevando una vida de lujos ilimitados.
Hidalgo NeiraA los 21 años de Carrie Fisher, todas las niñas y adolescentes del planeta querían tener su peinado de “roles de canela” que le inmortalizaron al interpretar a la Princesa Leia Organa en la primer cinta de la exitosa saga de George Lucas.
“Star Wars” (1977) se volvió un hito en la historia del cine contemporáneo y Carrie Fisher tocó el estrellato de la fama sin medir las consecuencias y llevando una vida de lujos ilimitados.
Y la consecuencia de los excesos llegaría a su vida: alcohol, drogas y fiestas, los años cobraron la factura, “fui demasiado rápido, todo era demasiado, no pude con ello”, expresa la actriz dentro del documental “Bright lights” que hoy se estrena por HBO a las 22:00 horas.
Pero además de la vida de quien fuera también escritora, hay una mirada hacia su madre, la actriz Debbie Reynolds, quien es recordada por su protagónico en “Cantando bajo la lluvia” (1952) al lado de Gene Kelly.
Bajo la lente de Alexis Bloom y Fisher Stevens se hizo el testimonial de madre e hija, acompañándolas en la intimidad de sus hogares, mostrando su senectud y hablando de manera transparente de los problemas de salud de ambas, tanto el deterioro físico en los últimos años de Reynolds como el desorden de bipolaridad de Fisher.
“Había algunas cosas que realmente le molestaron, pero a final se enamoró con la película y pensó que era una carta de amor a ella y su madre, y esa es la buena noticia, que le encantó”, dijo Stevens a E! Entertainment en una entrevista reciente.
Más allá de la fama
En la tranquilidad del corazón de Hollywood Hills, la casa de Carrie Fisher con estilo de hacienda española –y claros toques mexicanos– tiene un acceso contiguo a la residencia de al lado, la celebridad recorre el jardín hasta llegar al otro domicilio.
“Mami, mami, estoy en casa”, exclama la protagonista de la trilogía original de “La guerra de las galaxias”, mientras en los escalones de la sala que se conecta con el comedor yace sentada en quietud su madre, Debbie Reynolds, intentando cargar un celular.
Son momentos como este los que construyen el documental “Bright lights”, el cual recapitula también con filmaciones de familia, momentos de cuando ambas actrices estaban en la gloria de Hollywood.
Durante 2014 y 2015 Bloom y Stevens siguieron de cerca a las actrices que dejan ver su estilo de vida, cuando Fisher asistía a convenciones de cómics e inclusive acompañándola antes de llegar al set de filmación del Episodio VII de “Star Wars”, ya que no se le permitió acceso a los documentalistas al lugar de producción de J. J. Abrams.
El hermano y el padre
En 95 minutos se cuenta la historia de la familia Fisher Reynolds, la cual en palabras de Todd Fisher –hijo menor de Debbie Reynolds– el matrimonio entre su padre, el cantante Eddie Fisher y su madre, era en sí “una herramienta de mercadotecnia”.
“Mi familia en particular puede abrumar a la mayoría de la gente, no era sólo mi madre la que era súper famosa, mi padre era un cantante de clase mundial, eran la pareja ideal de Estados Unidos”, comenta el hombre al ser entrevistado en el largometraje.
El matrimonio de Eddie Fisher y Debbie Reynolds sería el primero de ambos, ya que tras su divorcio en 1959, Fisher se casó cuatro veces más y Reynolds tuvo otros dos maridos.
Los pasajes al interior de la familia son parte del documental, pero la piedra angular siempre es la relación de madre e hija y sus últimos años de vida, cerrando con la entrega del Premio a la Vida el cual le fue entregado a Reynolds en 2015 por el Screen Actos Guild, siendo presentada por su propia hija, Carrie Fisher.