Cuando los niños no tienen un horario establecido para irse a la cama, su cerebro se puede ver perjudicado.
Y peor aún si son menores de tres años, señala una investigación de la Universidad de Londres.
Los pequeños que generalmente se acuestan tarde, al crecer tienen dificultad en la escuela, en materias como lectura y matemáticas, ya que “la falta de sueño puede alterar los ritmos naturales y afectar cómo el cerebro puede retener información nueva”, dice la BBC.
Y es que, de acuerdo a este estudio inglés, la falta de un horario para irse a dormir es un error común en los padres que tienen niños menores a tres años.
De hecho, los expertos británicos sugieren que uno de cada cinco niños –menores a tres años– no tiene disciplina para irse a la cama.
A estas conclusiones llegó el equipo liderado por Amanda Sacker, profesora de la mencionada institución, luego de analizar los datos de más de 11 mil niños.
Los resultados también apuntaron que cuando llegan a los siete años, la mayoría ya comienza a dormirse entre las 19:30 y las 20:30 horas.