En tiempos de estar en casa y de proteger al otro, uno de los recursos que ha tenido la gente para su entretenimiento ha sido la lectura, actividad que, desde años atrás, estaba un poco abandonada.
De acuerdo con el Módulo sobre Lectura (MOLEC), en los últimos cinco años el porcentaje de población que leyó algún material de lectura presentó un decremento cercano a los 10 puntos porcentuales. 84.2 por ciento en 2015 contra 74.8 en 2019.
Siendo conscientes de estos datos y comprobándolo en carne propia, fue que Ruth Reséndiz y su hijo Pablo crearon Ipstori, una aplicación que pretende incitar a los mexicanos a darle una oportunidad a la lectura.
Yo di mucho tiempo clases y, en cuanto pasaba el tiempo, me daba cuenta que el gusto por la lectura iba bajando. Para intentar solucionar ese problema, buscamos hacer algo que realmente creara públicos y no nada más distribuyera libros
Para este confinamiento, Ipstori le apostó a la lectura online, dándole libre acceso a sus visitantes para que puedan leer y escuchar las letras de diferentes plumas.
¡Aparta el próximo viernes 31 de julio!@ALE_BALLINA entrevistará a @SndraBrgos en nuestro ya tradicional Instagram Live.
No te lo pierdas. pic.twitter.com/dspXQQFTyP— ipstori (@ipstori) July 29, 2020
Y con el fin de seguir impulsando la lectura, Ruth invita a todos aquellos que así lo deseen a compartir sus textos con la aplicación para que de ese modo sean expuestos en la plataforma.
“No importa su edad ni su género o si son reconocidos o no, en Ipstori queremos que puedan publicar sus historias con nosotros. Sólo deben seguir las instrucciones que vienen en nuestra página web (www.ipstori.com)”, comparte Ruth.
Libros físicos VS digitales
De acuerdo con Reséndiz, el tipo de plataforma que representa no llegó a invadir la labor que ya ejercían los libros físicos, sino todo lo contrario, vino a enriquecer su propósito.
“Nuestro objetivo es ser aliados de las casas editoriales y formar públicos. Una vez que ya estén formados en este gozo por la lectura, entonces que vayan a cualquier librería y compren su libro. Eso para mí sería una historia de éxito”, comenta Ruth.
Para ella no se trata de generar competencias, sino de que juntos creen un hábito. El propósito final, dice, es hacer con la lectura una canasta básica para la salud mental.
