Seguro que te ha pasado. Tienes sueño mientras estás en el trabajo o en la escuela, porque la noche anterior te desvelaste platicando con una persona en el Whatsapp.
Y es que la química entre dos seres no se puede fingir o forzar. Cuando la hay, la hay, y eso mismo sucede con la llamada “química textual”.
Con algunos contactos escribes, borras y vuelves a escribir a través del chat, buscando la mejor manera de responder, pensando si enviar o no un emoji o una foto.
Mientras que con otro, es natural, tenga o no un “meme”, el mensaje fluye tal como si se tratara de una conversación frente a frente.
De hecho, el texting –y el sexting– ha cambiado la manera de “hacer click” con la otra persona, e incluso de mantener una buena y sana relación.
Tan es así, que se podría decir que es una herramienta determinante en el éxito o fracaso de algunas relaciones de pareja e incluso de amistad.
El 58 por ciento de los solteros piensa que los mensajes de texto han hecho del arte de ligar algo mucho más ambiguo, de acuerdo a un estudio realizado por los sitios Web JDate y Christian Mingle.
Y según los análisis de Common Sense Media, el 33 por ciento de los jóvenes considera que mensajear es su manera favorita de comunicarse porque les da la oportunidad de controlar lo que dicen.
Inclusive, reflexiona y te darás cuenta que hasta con tu amorcito sueles hablar más durante el día a través de WhatsApp o Facebook, en lugar de cara a cara. Algo que otras generaciones no tenían, ya que éstas hablaban por teléfono y durante un tiempo determinado.
En la actualidad, las personas pueden enviarse mensajes, fotos y emojis para ligar las 24 horas del día y la conversación puede ser interminable, sin despedirse y continuando con un: “Me quedé dormida ayer, ¡buenos días!”, y así sucesivamente.
Antes, se buscaba una persona con la que se pudiera “hacer click” en la mayor parte de los sentidos. Hoy se juzga la interacción con el “susodicho” en base a si envió o no un emoji, signos de exclamación, te dejó o no “en visto”, a qué horas se conectó por última vez y si mandó un mensaje primero que tú.
Como dice Eliana Dockterman, de la revista Time, “a diferencia de una llamada telefónica, que ha existido desde hace décadas, los mensajes de texto son lo suficientemente nuevos como para ponernos de acuerdo sobre cuáles son las reglas formales y rápidas”.
Dockterman agrega que “un error (en el chat) podría condenar a una futura relación. Una cara de guiño puede ser creepy para una persona y amigable para otra. Los textos largos pueden demostrar que le importas o, por otro lado, desesperación”.
Por ello, la “química textual” es con quien la conversación fluye sin más, en la que si hay “palomitas azules”, no hay rencores ni llantos.
Sin embargo, lo importante es que haya compatibilidad con esa persona, fuera de Whatsapp, cuando se ven a los ojos y se convive en carne y hueso.
‘Jaja’
De acuerdo al estudio de JDate y Christian Mingle, el 46 por ciento de los usuarios de WhatsApp declaró que se ha enojado fuertemente con su pareja a causa de un malentendido en dicho servicio de mensajería, que cuenta con más de mil millones de usuarios.
Y es que no solo se trata de malos entendidos porque tu otra mitad se conectó de nuevo después de haberse despedido o porque te dejó “en azul” y no te contestó al instante (o en días). Tampoco de infidelidades que salen a la luz gracias a las redes sociales y chats, sino de la manera en la que responde a tus palabras.
Además de cuestiones como si sólo contestó “jaja”, si puso “ok”, si fue con un simple “;)”, etcétera.
Los mensajes en Whatsapp o cualquier red social o servicio de mensajería pueden ser cruciales para la química, pero no deberían ser esenciales para determinar si hay o no compatibilidad con una persona.
Puro emoji, pocas flores
Ligan todo el tiempo, a todas horas y te manda millones de flores… por Whatsapp.
En la actualidad las personas suplen las muestras de cariño por mensajes y por la interacción de voice messages.
A pesar de que la comunicación en una relación de pareja es crucial, lo cierto es que textear a todas horas no es señal de que todo va bien.
Peor aún si se trata de los hombres, según data en la investigación de la Universidad Brigham Young, publicada en la revista científica Journal of Couple and Relationship Therapy.
Dicho estudio, a cargo de la terapeuta de matrimonial, Lori Schade, conforme el hombre pierde interés, más mensajes de texto enviará, pues es su estrategia para irse “zafando”, evitando la interacción face to face.
Gran parte de los mensajes que mandaban ellas estaba relacionados a disculpas, toma de decisiones o intentar dialogar para arreglar las diferencias.
Pero el conflicto es que los mensajes de texto pueden ser contraproducentes a al hora de querer arreglar las cosas. Schade señala que “cara a cara puedes alzar la voz (…) y la manera de hacer eso vía texto es ser utilizar un lenguaje más agresivo. Lo hacen rápido sin pensar mucho. Pero podría haber consecuencias no deseadas”.