La cuesta de diciembre
Comienza la cuenta regresiva para la llegada de la Navidad y el cierre de año. Llegan esos días en los que es inevitable pensar en el cúmulo de actividades que debemos tachar del listado de pendientes.
Sentimos el peso de los múltiples compromisos sociales y responsabilidades propios de esta época.
Hay más tráfico en las calles de todo el mundo, los centros comerciales están abarrotados de consumidores que, al igual que nosotros, intentan buscar y elegir regalos.
Eugenia Rodríguezhttp://www.youtube.com/watch?v=IRchdRJASsQ
Comienza la cuenta regresiva para la llegada de la Navidad y el cierre de año. Llegan esos días en los que es inevitable pensar en el cúmulo de actividades que debemos tachar del listado de pendientes.
Sentimos el peso de los múltiples compromisos sociales y responsabilidades propios de esta época.
Hay más tráfico en las calles de todo el mundo, los centros comerciales están abarrotados de consumidores que, al igual que nosotros, intentan buscar y elegir regalos.
En lugar de ser una época de descanso y tranquilidad, ese ritmo acelerado que toma la mayoría antes de que lleguen los días de fiesta navideña, provoca que pongamos a prueba aspectos como la generosidad, la empatía y hasta las habilidades de multitasking y de administración del tiempo.
Pero, sobre todo, la paciencia, el autocontrol y la gestión emocional. Gran parte de nuestro estrés se deriva del trabajo, pues hay que balancear la responsabilidad con los días de asueto, descanso, salidas temprano, posadas y demás.
Aunado a los gastos y los planes para iniciar el próximo año.
Anita Pickerden, quien es coach de balance entre vida y profesión, dijo a la BBC que “una montaña de correos electrónicos, informes atrasados y cambios inesperados de personal pueden hacer que el regreso al trabajo sea tan traumático que muchas personas no van a tener la totalidad de su derecho a vacaciones, lo que con el tiempo los puede llevar a una espiral de estrés, depresión y enfermedad”.
Un estudio publicado en el 2010 en la revista científica Applied Research in Quality of Life reveló que incluso aquellas personas que regresan de un viaje que consideraron “relajado” no reportaron sentirse más felices a su regreso, ni siquiera más que quienes no habían salido de vacaciones.
“Las personas comienzan a trabajar de nuevo”, señaló en The New York Times Jeroen Nawijn, investigador en turismo de la Universidad Breda de Ciencias Aplicadas, en Holanda, y autor del estudio. “Necesitan ponerse al día. Por lo general les espera una gran pila de trabajo cuando regresan de las vacaciones”.
De hecho, una tendencia similar sucede cada vez que se avecina algún periodo de vacaciones.
Según un estudio publicado en el 2012 en The Journal of Applied Psychology, a quienes más les pesa el estrés prevacacional es a las personas que son perfeccionistas en el trabajo.
En la investigación, encabezada por el doctor Paul Flaxman, director del programa de Psicología Organizacional de la City University London, se encontró que las personas que fueron evaluadas como autocríticas –es decir, quienes establecen altos estándares en su desempeño o se preocupan de forma excesiva por cometer errores–, sintieron mayor ansiedad y fatiga previo a que comenzara la temporada de vacaciones.
Para los perfeccionistas, estas emociones se acentuaron aún más una vez de vuelta a la rutina.
El factor dinero
De acuerdo a una encuesta realizada vía telefónica a cerca de 800 estadounidenses en el 2006, el estrés de las vacaciones afecta principalmente a las mujeres. El reporte de los resultados, publicados por The American Psychological Association, indicó que el motivo se debe a que las mujeres suelen hacerse cargo de muchas de las celebraciones durante la época de fiestas.
A las mujeres también les cuesta más relajarse durante esta temporada y son más propensas a comer por estrés.
Otros de los hallazgos de la encuesta realizada por la empresa de investigación y consultoría estratégica estadounidense Greenberg Quinlan Rosner fue que las personas que resienten más el estrés de los días festivos son las personas de ingresos medios-bajos.
La razón es obvia: a este grupo de personas les preocupa si podrán sobrevivir a las fiestas decembrinas en términos económicos.
El 76 por ciento reportó sentir estrés por dinero “a veces o con frecuencia”. Y 70 por ciento reportó la compra de regalos como otro factor de estrés.
En síntesis, la mayoría de las personas indicaron que sentían que su estrés aumentaba (38 por ciento) durante esta época en lugar de disminuir (8 por ciento).
El estudio “Compras de Navidad 2012: Intenciones y expectativas de los consumidores en México” realizado por Deloitte, reveló que 45 por ciento de las personas indicaron que sus gastos navideños serían menores en comparación con las realizadas el año anterior y que la prioridad era reducir deudas y ahorrar.
Incluso 52 por ciento de los participantes señalaron que el aguinaldo sería destinado a ahorros, mientras que 51 y 42 por ciento reportó que harían uso del mismo para saldar deudas y hacer compras navideñas, respectivamente.
Galletas y chocolates para el estrés
Algunas personas se dan el “permiso” de chiflarse con los placeres de la comida en esta época. Otros se toman muy en serio el famoso “Maratón Guadalupe-Reyes” (festejos y alcohol desde el Día de la Virgen de Guadalupe, hasta el Día de los Reyes Magos).
Sin embargo, hay quienes simplemente abusamos de la comida para lidiar con el estrés y la ansiedad que nos provoca la temporada. Así lo demostró un estudio del 2012 que fue encabezado por Stefanie Barthmare, psicoterapeuta del Centro de Control de Peso del Hospital Metodista de Houston.
Pero comer para distraernos de y lidiar con aquello que nos preocupa o que nos está sacando de quicio “definitivamente no es la respuesta”, enfatizó Barthmare. Comer en exceso durante las festividades solo hace que las personas tengan que hacer frente a más problemas una vez que inicia el nuevo año, como una reducción en el autoestima.
De acuerdo a la especialista, desde mediados de octubre hasta el fin de año muchas personas aumentan aproximadamente de entre tres y cuatro kilos “debido a todos los alimentos grasosos que se encuentran en las fiestas y en otras reuniones”.
Como dijo a The New York Times la doctora Holly Hull, del Centro Médico de la Universidad de Kansas, quien ha investigado el aumento de peso entre estudiantes universitarios durante las vacaciones de Acción de Gracias: “la temporada de fiestas no representa un solo día de comida en exceso. Se trata de un periodo que se extiende hasta el Año Nuevo donde hay más alcohol, más snacks, más bocadillos y aperitivos que están llenos de calorías”.
Antídoto contra el estrés festivo
Estas son algunas recomendaciones de expertos para evitar que el estrés te gane durante la época de fiestas:
*Encuentra significado a la época
*Haz una cosa a la vez, establece metas razonables y expectativas realistas (dentro y fuera del trabajo)
*No cambies tu rutina: haz ejercicio
*Toma tiempo para ti, convive con familiares y amigos
*No te exijas tanto: delega o pide ayuda
*Aprende a decir que no