Después de meses de promoción, parece ser que uno de los mayores fracasos farmacéuticos de este año recaerá en Addyi, la pequeña píldora rosa que pretende hacer frente a la falta de deseo sexual en las mujeres.
La droga de la libido –que debe ser tomada diariamente para que sea efectiva, pero con altos riesgos de sufrir efectos secundarios –, fue probada en grupos de mujeres antes de lanzarse al mercado y los estudios indicaron que solo ayudó a un pequeño porcentaje de las mujeres que la tomaron.
De hecho, su salida al mercado fue negada dos veces por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), y muchos hoy se preguntan cómo fue posible que un medicamento como éste lograra circular en el mercado.
En vista de los resultados de esta píldora –y de que los laboratorios seguirán apostando por el Addyi para “curar” la falta de deseo sexual en la mujer–, muchas empresas han surgido para enfrentar este escenario.
Pero muchas lo están haciendo en dirección opuesta a las farmacéuticas, con la idea de que la experiencia sexual de las mujeres no puede ser mejorada con una solución rápida, porque la sexualidad femenina es una cosa compleja y muy particular.
Por lo que todo parece indicar que mientras se trate de mujeres, la próxima revolución sexual no vendrá en forma de de una pastilla rosa.
La tecnología al servicio de la sexualidad
A finales del 2015, a penas un mes y medio después de la salida comercial del viagra femenino, tuvo lugar el lanzamiento de OMGYes, un sitio web bastante controversial que muestra vídeos tutoriales explícitos para alentar a las mujeres a explorar su sexualidad.
OMGYes se llama a sí misma “la Academia del clítoris”, y surgió con la idea de ayudar a que las mujeres se animen a tocar y conocer su cuerpo, con o sin pareja.
Gracias a que la información es cada vez más accesible, resulta mucho más evidente que las mujeres pueden tener una mejor y más emocionante vida sexual. Y es que OMGYes es una más de la decena de nuevas empresas que pretenden abordar el problema de una manera altamente personalizada.
Por ejemplo, la empresa Lioness está desarrollando un juguete sexual “inteligente” que se acompañe con una aplicación para ayudar a las mujeres a aprender acerca de sus propios patrones de excitación.
HappyPlayTime es un juego de educación sexual diseñado para desestigmatizar la masturbación femenina. Por otro lado, el Mod es un vibrador que las mujeres pueden personalizar con el perfil de su placer sexual mediante la descarga de aplicaciones y la conexión de controladores que lo miden.
Pero dado que los motivos detrás del sexo poco satisfactorio pueden ser tan complejos como la sexualidad misma de las mujeres, muchos se preguntan qué tan efectivas podrían ser cualquiera de estas herramientas para atacar una incógnita que ha dado lugar a decenas de estudios en el campo, que parece estar ahí desde Eva, y que nadie ha podido descifrar con precisión: el orgasmo femenino.
“La relación sexual más importante que vamos a tener en esta vida, es la que tengamos con nosotras mismas. Y es justamente de esa, de la única que las mujeres han sido desalentadas para explorar”, dice Jaclyn Friedman, activista feminista y autora del libro “What You Really Really Want: The Smart Girl’s Shame-Free Guide to Sex and Safety” (2011), la guía que escribió para que las mujeres puedan descifrar las confusiones del mundo moderno, la hipersexualización de la sociedad y algunas herramientas para que puedan definir su propia identidad sexual.
En su libro, Friedman condena y critica la hipocresía y los mensajes contradictorios que permean en nuestra cultura: “fracasamos si no actuamos sexy, pero nos juzgan si perseguimos el sexo; necesitamos protegernos de los violadores al acecho, pero nos merecemos lo que nos hagan si llevamos una minifalda a la fiesta.”
“Lo que esta tecnología nos va a venir a enseñar ahora, es a pensar en nuestro placer primero. Eso es lo que me gusta de OMGYes y Lioness: que esta vez no se trata de satisfacer solo a tu pareja, sino que el ejercicio está enfocado principalmente en ti”, afirmó Friedman en una entrevista para The New York Magazine.
Y es que, muchas de estas nuevas empresas surgen con el objetivo de cuantificar la sexualidad partiendo de un filosofía común: ¿Qué quieren las mujeres?
Esta es una pregunta tentadora, pero demasiado general para responderla con precisión. Pero si nos preguntamos ¿qué quiere una mujer en particular? es una pregunta sobre la que se puede recopilar el triple de información.
La ciencia aún no lo sabe
A pesar de los estudios y las investigaciones que se han hecho, nadie ha podido resolver el milenario misterio de lo que las mujeres desean.
Si bien la ciencia ha hecho importantes descubrimientos en el campo de la sexualidad, todavía existe una gran brecha de investigación cuando se trata de la sexualidad femenina.
Cuando los fundadores de OMGYes, Lidia Daniller y Rob Perkins, decidieron crear un sitio web que se enfocara solamente en el placer sexual de la mujer, empezaron por buscar los estudios existentes que mostraran por qué las mujeres se excitan.
Ninguno de los dos encontró estudios previos que determinaran las características especificas para lograr alcanzar el orgasmo femenino.
Lo que encontraron es que se han realizado estudios sobre la excitación y sobre cómo se ve el orgasmo desde el punto de vista biológico. Pero los detalles reales de lo que las mujeres quieren y lo que necesitan para sentir placer, nunca antes ha sido investigado.
Por lo tanto, los fundadores se dieron a la tarea de entrevistar a más de dos mil mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 95 años, a quienes preguntaron sobra la técnica -muy personal de cada una-, de cómo disfrutaban del sexo con ellas mismas y con otros.
Después, estos resultados se compartieron con investigadores del Instituto Kinsey que entrevistaron a un segundo grupo de mujeres más amplio para completar el estudio.
A continuación, los resultados recopilados fueron canalizados a través de una serie de diagramas y más de 50 vídeos con mujeres reales – es decir, no actrices o estrellas porno– que explican y muestran cómo se deben hacer estas técnicas. Pero sobre todo, cómo les gusta a ellas.
Ciertamente, OMGYes no es nada que la obra de sexólogas feministas pioneras no haya dicho antes, pero la interfaz es extremadamente moderna y los videos fueron desarrollados con una tecnología de punta para que los usuarios puedan tener la oportunidad de practicar con simulaciones táctiles en el área genital y la estimulación del clítoris.
Los videos están categorizados por su técnica – “edging”, “sorpresa”, “ritmo” “rapidez” – los mismos nombres que las mujeres usaron para describir con una sola palabra la acción que encontraban más placentera.
Pero atención: esto no es un sitio de pornografía de estimulación virtual. La idea de OMGYes es que las mujeres y sus parejas naveguen a través de las diferentes técnicas y vídeos que explican y describen lo que más les gusta a estas mujeres, lo que sus parejas estaban haciendo mal, o bien, para proponer y practicar experiencias y técnicas nuevas.
Esta lista de técnicas de estimulación podría ser, por un lado, de gran utilidad para poner palabras a los actos sexuales específicos. Pero por otro lado, esta lista de técnicas explícitas –como si se tratase de una máquina–, podrían causar frustración a más de uno si la mujer no respondió, como las mujeres de los vídeos lo hicieron.
Aún así, los tutoriales parecen útiles, claro, para aquellos que quieran pagarlos – el acceso completo a la primera temporada cuesta 500 pesos.
¿Cuál es la próxima revolución sexual?
Lo cierto es que el deseo y la respuesta sexual de las mujeres tiene menos que ver con la técnica, los nombres de la técnica o los datos recopilados por encuestas, y mucho que ver con el contexto en el que se mantienen las relaciones sexuales.
Y es que una cosa sí ha sido comprobada por los diferentes estudios: todo, desde la calidad de nuestras relaciones, hasta las creencias políticas, culturales o religiosas afectan la satisfacción sexual de una mujer. O bien, si se siente insegura.
No es que la sexualidad masculina sea simple y la sexualidad femenina compleja. Es que una larga tradición de desigualdad sistémica han hecho que históricamente el placer sexual sea inalcanzable para un gran número de mujeres. Y estos son factores que ninguna píldora, tutorial explícito, o vibrador inteligente pueden cambiar de manera inmediata.
La verdadera revolución sexual, dentro y fuera del dormitorio no va a realizarse plenamente hasta que no reconozcamos que el placer sexual de la mujer no es sólo una cuestión de tener la técnica adecuada, sino de tener una igualdad social y cultural que le permita disfrutar de su derecho al placer. Y hasta que no lleguemos allí, cada innovación será un fracaso potencial.