La lucha de egos en cinta de Manuel Del Valle

A través del misticismo, Nahjum, cinta de Manuel Del Valle, transporta a un mundo inédito, en el cual el orgullo y la fe juegan un papel muy importante
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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La Huasteca Potosina envuelve los secretos de una familia de la tribu Tajkum, quienes, durante días, han perseguido la fuente mítica de la vida, sin embargo, los egos y las obsesiones los hacen caer en la tragedia.

Manuel del Valle y Sebastián Torres se abren camino en la industria fílmica con Nahjum, cortometraje para el cual se creó una cultura prehispánica inédita con un lenguaje original. Para ello, se inspiraron en la cosmogonía de distintas culturas del mundo y así traer a la vida a una cultura nunca vista.

Del Valle platica con Reporte Índigo que la cinta se tenía que contar en un espacio donde coexistiera el misticismo dentro de la naturaleza y llevarla a la época prehispánica, así trabajaron de la mano con Carlos Barona, doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, quien creó un nuevo dialecto y la cultura Tajkum.

“Se nos hizo bastante interesante explorar esta nueva cultura dentro de la temática, a través de nuestro equipo de arte, para generar este universo. Usamos varios elementos que reforzaran la narrativa, como la máscara de venado, que dependiendo de su tamaño mide la jerarquía de quien la porta”, detalla Manuel del Valle.

El venado como una deidad

Para la tribu, el venado cola blanca representa una deidad oriunda de su región, motivo por el cual predomina el color blanco, que simboliza lo sagrado. Esto se puede ver tanto en su pintura facial, corporal y en el cabello, asimismo, en las máscaras que portan los miembros de esta cultura.

A pesar de que el cortometraje se ubica en una época antigua, para Del Valle era importante contar una historia universal, transmitir que, durante años, a lo largo de la historia humana, el ego y la fe han sido fuertes motivadores para algunos de los eventos más trágicos de la sociedad. La cinta también explora la necesidad de creer en algo y el acto de perseguir lo que no se puede ver.

De acuerdo con el director, es una historia de promesas rotas, sobre el anhelo de encontrar alguna esperanza y sobre la delgada línea existente entre la vida y la muerte.

“Quitándole la vestimenta, el maquillaje y el vestuario, es una historia de una familia que se rompe por los egos, algo que se puede ver hoy en día. Contarla a través de esta cultura, nos permitió encontrar un misticismo y trabajar a través de la fe, no del ego masculino, a la vez que el hombre está motivado por algo, por el miedo de no ser suficientemente bueno y un miedo universal que tenemos hoy en día”, abunda.

El éxito de un crew joven con Manuel del Valle

El tema del ego y el no ser suficientemente bueno son temas que exploro mucho en mis narrativas, porque siento que son absolutamente universales y no son tan sencillos, tienen muchas facetas, es algo que he plasmado. Además, a mi trabajo me gusta llamarlo como ‘cuentos para adultos’, donde hay un tipo de creación onírica, con una temática madura y personajes excéntricos
Manuel del ValleCodirector de Nahjum

Para la realización de Nahjum, el equipo, conformado en su mayoría por gente menor de 34 años, grabaron durante cuatro días por la Huasteca Potosina, pero desde semanas antes, los sonidistas y el equipo de scouting seleccionaron los mejores escenarios para contar esta historia y envolver el misticismo que se requería, algo que implicó un gran reto al tratarse de su primer trabajo fílmico; no obstante, esto también impregnó la sensibilidad que se requería.

“Algo que me sorprendió muchísimo es el hecho de que nosotros estábamos muy nerviosos que, con tan corta edad, nos estuviéramos aventando a crear un universo, el hecho de estar trabajando en un idioma ficticio, con sus propias reglas específicas para hablarlo y me daba cuenta de que los actores se soltaron y lo hablaron, pensando en la intención y en el arco emocional del personaje, en sus motivaciones”, expresa.

Los sonidos envolventes de la cinta, con sus silencios potentes, diseñados por Joel Argüelles y Christian Giraud, así como el trabajo de la fotografía de Daniel Zúñiga, convierten a esta cinta en una propuesta con la que todo el equipo creativo obtuvo un crecimiento profesional, basado en la confianza, las responsabilidades y aprendizajes que se tienen para su realización y la importancia del tiempo y las decisiones.

“Para crear este cortometraje hubo mucha preparación y nos dio las herramientas para entender que no hay un proyecto demasiado grande, sino cuánto tiempo vas a tomarte para hacerlo, porque el tiempo es dinero”, recalca.

A pesar de que la cinta casi no fue tan vista en México, ha sido galardonada por varios festivales internacionales, como el de Cine Urbanworld HBO, el Holly Shots Film Fest, el Ícaro Festival Internacional de Cine en Centroamérica, el Shots México y el Feratum Film Festival.

Sin embargo, el cineasta ahora busca su nominación al Premio Ariel en la sección de Cortometraje Ficción, algo que lo motiva, pues creía que la cinta ya había terminado su ciclo de exhibiciones, por lo que ahora espera que el público mexicano tenga otra oportunidad de verla.

“Tener esta posibilidad me genera mucho orgullo, porque, al final, todo el equipo que está detrás del proyecto salimos como una familia, se hicieron relaciones bastante estrechas y para nosotros, que pueda ser reconocido el trabajo de los actores, vestuaristas, el compositor y los sonidistas es algo que emociona mucho. De 40 cortos inscritos, espero que tengamos esa oportunidad y escalemos esa nueva escalera”, concluye el director Manuel del Valle.

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