La máscara de la depresión infantil
Detrás de un menor con depresión puede haber una familia en esa condición, en el marco del Día del Niño, expertos en el tema alertan sobre la importancia de detectar que un entorno violento o de descuido es factor para llevar a los infantes a ese punto
Azaneth CruzLa mayoría de los padres de familia ignora que sus hijos padecen depresión. Cuando llegan a una consulta por problemas de conducta de los niños o las niñas se dan cuenta que el entorno familiar en el que se encuentran no es el más adecuado, incluso, que son ellos, los adultos, quienes con sus problemas o falta de atención los inducen al trastorno.
La depresión es una enfermedad que se presenta en cualquier etapa de la vida, sin embargo, son los menores de edad un sector vulnerable y poco atendido.
En el caso de los pequeños existe un mayor desconocimiento que lleva a los adultos al mal manejo de la depresión infantil, pues su poca madurez emocional los convierte en seres incapaces de definir su malestar, encerrando toda reacción “en un simple berrinche o un mal comportamiento”.
A diferencia de los adultos, los infantes expresan su depresión de forma usual con tristeza y aislamiento, sin embargo, llegan a tener comportamientos que se pueden confundir con hiperactividad o déficit de atención.
Cuando un niño está deprimido puede perder el interés por las cosas o actividades que antes le gustaban, bajar su rendimiento escolar o expresar su malestar con hiperactividad y agresión sólo para llamar la atención.
Especialistas, puntualizan en la importancia de diferenciar entre los estados de ánimo, ya que la tristeza es momentánea y la depresión suele presentar una larga duración y tener una mayor intensidad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de la depresión infantil es similar a la de la depresión en los adultos. En este sentido se estima que un 3 por ciento de la población infantil sufre depresión.
“Es importante que los padres no se dejen guiar sólo por los consejos de personas externas si se nota un cambio conductual en el niño, pues muchas veces se les da medicina para el trastorno de hiperactividad o déficit de atención y eso en ocasiones podría sólo inducirlos a una depresión mayor, de ahí, la importancia de asistir con un especialista”, expone Farca.
Muchas veces los pequeños con depresión están medicados por trastornos relacionados a la hiperactividad y esto puede causarles un problema a nivel neurobiológico.
Acorde con la información brindada por la psicoterapeuta Norma Farca, 3 de cada 10 niños padecen depresión y mucho de los problemas en torno al trastorno se pueden solucionar si se habla con ellos, se les pregunta si están bien, qué les afecta, por qué están tristes y qué solución les gustaría que la familia tomara para que no se sientan de esa manera.
Entornos depresivos
Ambientes de violencia y descuido en el hogar y los escuelas pueden estar inundando la mente de los niños, quienes debido a su falta de madurez emocional, no logran procesar.
“En el colegio un fuerte factor que les causa depresión es el “bullying” o acoso escolar. Esto se debe a que en los salones de clase ya no tienen el control de los adultos y quienes mandan son los mismos niños. Por ende, no existe control de este tipo de comportamientos o un manejo adecuado de la situación”, cuenta la experta.
En el hogar, algunos de los niños son descuidados porque los padres trabajan y no se interesa por su día, porque están presentes y no les brindan la atención necesaria, porque no hay amor, porque son delegados al “cuidado” de los dispositivos electrónicos o porque viven en un entorno de violencia y poco respeto.
Aunque en México los derechos de los niños y las niñas están protegidos e incluidos en la Constitución Mexicana, leyes federales y tratados internacionales, la población infantil en el país es uno de los grupos más marginados y vulnerables, pues para ellos los derechos básicos como “la seguridad” no están garantizados.
“Un niño debería sentirse siempre amado, siempre respetado y siempre apreciado, no solamente cuando se le detecta un trastorno psicológico. Para la depresión existen medicamentos, sin embargo, existe también una gran cantidad de terapias que trabajadas con la familia pueden funcionar con gran éxito”, comenta.
“Hay situaciones que pueden prevenirse con estar y con conversar con nuestros hijos, interesarnos en sus gustos, sus miedos, sus tristezas y su día a día”.
Afectación física y mental
La depresión es una enfermedad común que afecta de manera física y mental la forma en que pensamos y sentimos, ante todo, es una fuerte perturbación del humor, que mal tratada, puede resultar incapacitante y provocar un elevado nivel de malestar.
“Cuando un niño no recibe la atención necesaria puede crecer como un adulto depresivo o en casos muy graves pensar en el suicidio. Comportamientos presentados en casos extremos recurren a autolesionarse, arañarse, golpearse”, comenta la directora de la Fundación DB.
“En México, instituciones como el DIF ayudan a canalizar los casos de depresión infantil a otras instancias para que los niños puedan ser atendidos. El diagnóstico oportuno siempre será el mejor aliado de padres e hijos”, agrega.
Para la especialista, la motivación, el reconocimiento, el amor, el darles un sentido de pertenencia, de vida y de identidad harán que los niños se sientan en ambientes protegidos y de amor que los haga llevar una vida más funcional.
Signos de alarma
>Tristeza
>Irritabilidad
>Enojo
>Pérdida de interés
>Falta de energía
>Variaciones de peso
>Alteraciones de sueño
>Falta de concentración
>Conducta conflictiva