La música y los escenarios después del COVID-19

El cantante Dr. Shenka y el trombista Paco Barajas, de Panteón Rococó, así como el vocalista de Los Daniels, Ismael Salcedo, comparten sus vivencias tras haber vencido al COVID-19. Además, aseguran existe un incertidumbre laboral que predomina en toda la escena musical
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Los escenarios quedaron vacíos ante la gran emergencia sanitaria que la humanidad vive, desde marzo de 2020 por el COVID-19, un virus que pasará a la historia y que llegó para cambiar el mundo, incluido el sector de los shows en vivo. Poco más de un año después de que empezó la pandemia en México, el país figura en el tercer lugar mundial de personas que han perdido la vida.

Además, se vive otro luto irreparable, las muertes que ha dejado el virus, como el deceso de Óscar Chávez, el 30 de abril de 2020; del compositor y cantante Armando Manzanero, el 28 de diciembre de 2020; o el de Eulalio Cervantes Galarza, mejor conocido como Sax, de La Maldita Vecindad, quien perdió la batalla el 15 de marzo de 2021, tras ser hospitalizado por complicaciones derivadas del SARS-CoV-2.

Afortunadamente, a lo largo de estos meses, no sólo ha habido desenlaces fatales, también en México hay casos de cantantes que han librado la batalla frente a esta enfermedad.

El vocalista de Panteón Rococó, Dr. Shenka, tras enterarse que tenía COVID-19, vivió con una sensación de incertidumbre porque nadie en el mundo tiene el precedente de hacia dónde se dirigirá la enfermedad y lo que causará en el cuerpo.

“Lo primero que te pasa por la cabeza es ‘¡diablos! ¿Cómo se pondrá esto, de qué manera me va a afectar a mí?’ Y ves a través de las noticias, de compañeros, la experiencia de amigos que ya fallecieron por esta enfermedad. Piensas, ‘¿cómo le va a atacar a mi cuerpo? Si lo iba a procesar bien o no iba a resistir’. A gente más joven le ha atacado más fuerte o gente más vieja que ha sobrevivido a la enfermedad”, comparte Shenka con Reporte Índigo.

El líder de la banda de ska recibió su resultado positivo entre el mes de agosto y septiembre del año pasado, algo temeroso por no saber cómo reaccionaría el virus, lo que afectó, incluso, su ánimo para poder sobrellevar la enfermedad y poder componer canciones.

Previo a ser diagnosticado, Shenka no presentó ningún síntoma, sin embargo, unas semanas después, durante la cuarentena obligatoria, experimentó falta de aire, y al ser hipertenso, aumentó su inquietud.

“Recibo positivo estando encerrado en la casa, a partir del Vive Latino, el 14 y 15 de marzo de 2020, el lunes siguiente me encierro por casi seis meses. El virus me llegó por algún lugar donde pedí comida o no sé; fue desconcertante, porque empezaba a tener ensayos con algunos de mis compañeros de banda. La verdad fue un shock, porque yo los había visto hace unos días antes de recibir el positivo y el impacto de que pude haber contagiado a alguno de ellos, realmente entendí la importancia de encerrarse y mantenerse aislado”, relata.

Entre las secuelas que tuvo están el cansancio extremo, algo que él llama como una especie de postdepresión, desgano y falta de energía para realizar sus actividades, agitación y daño vía estomacal intenso, lo que derivó durante varios meses a un desorden gástrico, incluso, tuvo que ir con un gastroenterólogo.

“Siendo vocalista mi preocupación era cómo iba a solventar el daño pulmonar que te deja la enfermedad. Yo no sabía pero, los doctores me comentaron que el bicho te ataca donde estás más débil, a mí me destrozó completamente el estómago, fui con especialistas para que se regulara el trabajo estomacal con probióticos, prebióticos y antibióticos. También noté una pérdida de la visión, en julio me había mandado hacer lentes nuevos porque tengo astigmatismo, después del COVID noté que esos lentes ya no me servían”, detalla.

Sin embargo, confiesa, le preocupaba que pudiera cantar dos canciones sin agitarse. Esto, hasta le fecha, lo ha solventado con ejercicios aeróbicos, además de practicar yoga para no perder la condición física. No obstante, su lucha fue a través de las emociones y lo espiritual.

“La verdad es que, con el ejercicio, poco a poco, he retomado lo que el COVID-19 me arrebató, recuperé el ánimo de hacer cosas; aunque no lo detectemos la depresión está ahí y en el momento en el que te dejes atacar por ella, te afectará más la enfermedad. El mundo es una especie de laboratorio de experimentación, porque no hay ningún precedente sobre la enfermedad, entonces, todos los médicos están aprendiendo cosas nuevas”, revela.

Cuando regresé a cantar experimenté bastante agitación pero, me di cuenta que lo hacía de una manera atropellada y rápida, ahora, tomo el tiempo para recuperar el aliento para poder cantar la siguiente canción
Dr. ShenkaVocalista de Panteón Rococó

Aunque el panorama para la gente del espectáculo se ve bastante incierto, para Dr. Shenka es “tomar el regaño de la vida” para ser disciplinados con la salud, ser más empáticos con el medio ambiente y con la gente que nos rodea.

“Debemos disfrutar el ahora porque, quizá, mañana ya no lo tengas. Creo que, en algún punto del próximo año, los discos van a estar azotados en ese sentido, la creación de cada quien se va a dirigir con estas reflexiones en su casa, estudio y el encierro y nos dará la perspectiva hacia dónde seguir. Ojalá el bicho nos dé la oportunidad de ser mejores seres humanos y equilibrados con nosotros mismos”, remata.

La importancia de una buena salud

Paco Barajas, trombonista de Panteón Rococó, sospechaba que se iba a contagiar, pues la abuela de sus hijos fue la primera en enfermarse a mediados de enero de 2021; al enterarse de este caso, pasó varios días con paranoia y miedo de no saber si sus hijos tenían COVID-19 y cómo les iba a afectar, 10 días después, él dio positivo a la enfermedad.

“Afortunadamente desde que empezó la pandemia comencé a hacer bastante deporte y a alimentarme mejor, sí me estuve preparando para el día que llegara. Cuando enfermé sólo sentí mucha debilidad; después me bajó muchísimo la oxigenación, me llegó hasta 83, me mandaron oxígeno y estuve 10 días con él; tuve un sólo día fiebre, pero, sinceramente, me recuperé de un momento a otro. Hoy en día ya estoy al 99 por ciento bien”, comparte Paco.

El ser músico de viento considera que le ayudó a enfrentar mejor el COVID-19, pues tienen mayor disciplina para hacer ejercicios de respiración, así como para fortalecer sus pulmones.

“Nosotros vivimos de eso y todo el tiempo hacemos ejercicio de respiración, lo que me ayudó bastante, también al retomar el instrumento. Después de la enfermedad a todo el mundo le mandan ejercicios de soplar e inflar un globo, yo me puse a tocar el trombón”, relata.

Paco asegura que a pesar de que en las pruebas salió negativo, su neumólogo de cabecera le confirmó el diagnóstico. Él le comentó que el COVID-19 se aloja en un órgano y de ahí se expande, por lo que declara que tener un buen estado físico le ayudó para que no saliera de sus pulmones. Como secuelas detectó que se manchó de la piel, pero en cuestión de respiración ya se encuentra mucho mejor.

“Creo que poco se habla y, se debe hacer, sobre el estar preparado con la salud, no sólo para el COVID-19, sino para todas las enfermedades. Este año bajé, entre 2020 y 2021, 25 kilos, porque me dediqué al ejercicio y a comer mejor; la verdad, creo, fue lo que me salvó la vida porque estaba pesando 115 kilos”, comparte.

Este tiempo de recuperación lo ha dedicado a estudiar su instrumento, mejorar su técnica, tomar clases de canto y a la meditación, para así, regresar siendo un mejor músico; sin embargo, declara, lo sabrá hasta cuando esté sobre un escenario.

Sobre el futuro de la industria musical, que se estima en 2020 se han pospuesto y cancelado más de 4 mil eventos, representando una pérdida estimada de 3.3 miles de millones de dólares para la industria, comparte que para él es una incógnita, porque muchas bandas y músicos desaparecieron y muchos amigos fallecieron.

“Su pérdida ha sido muy dura, perdimos a muchos compañeros musicales en estos años y vamos a ver cómo nos va con eso porque también es algo que vamos a estar cargando ese luto, no sabemos en cuánto acabará la cuenta”, piensa.

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