[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_pshvzy2f” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
La magia, la alegría y el entusiasmo de bailarines y músicos se fusionará en un mismo escenario, para dar vida a la famosa historia que ilumina las fiestas decembrinas. El Cascanueces inicia hoy temporada en el Auditorio Nacional.
Esta versión que presenta la Compañía Nacional de Danza (CND) y que reúne a más de 150 artistas en escena, cuenta con la coreografía de Nina Novak, basada en la original de Lev Ivanov y música de Piotr Ilich Chaikovski.
El clásico navideño narra la historia de Clara, hija de un comerciante que en la fiesta de Navidad recibe como obsequio un hermoso Cascanueces; cuando se hace tarde y toda la familia se va a dormir, la niña escucha un murmullo, se dirige a la sala donde está el árbol navideño y descubre que los objetos, incluido su muñeco, tienen vida.
Clara y su Cascanueces recorren el Valle de las Nieves y el Reino de los Dulces. En su aventura se aprecian las danzas de Chocolate, Té, Bombones, Café y Merlitones, además del Vals de las Flores y los bailes de los Angelitos y los Copos de nieve.
La escenografía de la obra se creó a partir del Huevo de Fabergé, pues según ha dicho el escenógrafo Sergio Villegas, en la corte de los zares de Rusia, donde trabajaba Chaikovski, había un joyero que era el artista oficial de los zares Romanov: Carl Fabergé, quien elaboraba joyería y regalos para la corte
Para Erick Rodriguez Fernández, primer bailarín de la CND, su parte favorita del espectáculo es el pas de deux del Hada de azúcar, principalmente por la música y lo que siente al bailarlo.
“Este pas de deux del Hada de azúcar es maravilloso, aunque toda la música es preciosa, el Vals de las Flores, la parte de los muñecos en el primer acto, la de los copos de nieve que es muy bonito también; la música en general y la coreografía están muy bien hechas”, confiesa el bailarín.
Con las 12 funciones que ofrecerá este año en el Auditorio Nacional, del 14 al 23 de diciembre, El Cascanueces sumará 180 y más de 850 mil espectadores desde 2001, cifra histórica para un montaje de ballet que se ha convertido en el espectáculo residente del escenario capitalino.
La iluminación, creada por Laura Rode, es una gran aliada para ofrecer al público un diseño con un poco más de tecnología y cumplir las expectativas de los nuevos públicos.
Los 200 vestuarios que diseñaron las artistas Tolita y María Figueroa revisitan una nueva época, país, siluetas y materiales que refrescan la imagen de esta clásica puesta en escena navideña, la cual llega a su decimoséptima temporada en el recinto capitalino.
Una experiencia transformadora
A Michelle Cutri, bailarina de la CND y quien interpreta a la Reina de las Nieves, le gusta mucho la Navidad, porque es una época que une a las familias y les permite compartir momentos con otros.
“Es una fecha importante y es bonito tener unión familiar. Es hermoso el espectáculo para que venga toda la familia, es un ícono de la Navidad que aviva el espíritu de las personas”, opina Cutri.
Bravo asegura que su parte favorita de El Cascanueces es el final del primer acto, cuando bailan los copos y empieza a caer la nieve. “Está la Reina de las Hadas y es una imagen bellísima, tenemos el bosque atrás, los arbolitos tiene un estilo como de cuento; es una imagen padrísima y los bailarines son extraordinarios”, opina la productora.
En esta ocasión, la CND estará acompañada por alumnos de la Academia de la Danza Mexicana y de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA. Además, la música de Piotr Ilich Chaikovski será interpretada en vivo por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la batuta de Srba Dinic.
“La obra está conformada por artistas de primer nivel, de las principales agrupaciones, tanto artísticas como educativas del país; entonces, sin demeritar a las demás producciones que habrá en el país, pocos espectáculos van a tener junto a tantos buenos artistas en un escenario”, afirma Rodríguez, quien interpreta al Caballero del Hada del azúcar.
Para la productora ejecutiva es importante que el público que decida ver este montaje se divierta, pero también se lleve un sentimiento de haber visto algo bello que despierte su curiosidad por investigar sobre Chaikovski y El Cascanueces, y los motive a querer ir a otros ballet, a la ópera o al teatro, porque eso los hará mejores seres humanos.
“Si podemos, durante hora y media aproximadamente que dura la obra, sacar a las personas de su realidad y que se lleven una emoción, cualquiera que esta sea, creo que habremos hecho bien nuestro trabajo”, indica el bailarín de la CND
Un sueño por cumplir
Para todos los niños que vayan a ver El Cascanueces y que tengan el sueño de convertirse en bailarines algún día, Michelle Cutri y Erick Rodriguez, de la CND, les dan los siguientes consejos:
“Que hagan lo que aman y lo que les gusta hacer, pero es algo que lleva mucho sacrificio. Que tampoco se lo tomen tan enserio, porque la vida es para disfrutarla. Se necesita mucha disciplina para bailar, pero además que estudien otra carrera”, dice Rodríguez.
Por su parte, Cutri, quien desde los 10 años participa en este espectáculo, considera que en el arte particularmente, “es un 50 por ciento uno como niño y el deseo de ser artista y el otro 50 por ciento es de los papás. Si a mí, mi mamá no me hubiera llevado a tomar clases de ballet, pues hubiera sido imposible”.
La versión original de este ballet se estrenó en 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, Rusia.
En la Ciudad de México fue estrenada en el Palacio de Bellas Artes el 2 de diciembre de 1980 y desde 2001 se presenta en el Auditorio Nacional.
En México, El Cascanueces se integró al repertorio de la CND en 1980, ofreciéndolo en el Teatro del Palacio de Bellas Artes.
En 2016 el interés por ver esta obra provocó una demanda extraordinaria de boletos; en consecuencia, por primera vez se abrió el segundo piso.